martes, 14 de noviembre de 2017

HOTEL LUTECIA (EMPAR FERNÁNDEZ)

Hotel Lutecia
Empar Fernández



 
FICHA TÉCNICA

Título: Hotel Lutecia
Autor: Empar Fernández
Editorial: Suma de Letras, 2017
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 371









EMPAR FERNÁNDEZ


Esto es lo que la editorial nos cuenta de la autora:

Empar Fernández (Barcelona, 1962) alterna la docencia con la escritura, tanto de ficción como de no ficción. Con su primera novela, Horacio en la memoria, obtiene el Premio Cáceres. En 2004 comienza su colaboración literaria con Pablo Bonell Goytisolo y publican Cienfuegos, 17 agosto, Las cosas de la muerte, Mala sangre y Un mal día para morir. Resulta finalista del IX Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones con El loco de las muñecas. Posteriormente publica, entre otros, Hijos de la derrotaLa cicatriz (Premio Rejadorada de Novela Breve) y Mentiras capitales. Ha quedado finalista del Premio Medellín Negro 2013 y del Ciudad de Carmona 2014. Con La última llamada resultó finalista del premio Valencia Negra 2015. Colabora ocasionalmente en prensa, como columnista, y como guionista en la producción de documentales históricos.

En este blog puedes encontrar las reseñas de:








ARGUMENTO de HOTEL LUTENCIA


En abril de 1945, Andreu Ribera es liberado del campo de prisioneros de Dachau, donde ha cumplido la primera parte de su objetivo: sobrevivir. Ahora le queda la segunda parte, llegar a parís y reencontrarse con Rosa, su mujer.






HOTEL LUTECIA


En Hotel Lutecia, Empar Fernández se aleja del género en el que yo la he conocido: la novela negra, para presentarnos una novela intimista ambientada a finales de la segunda guerra mundial y que nos lleva a conocer el horror de los campos de concentración, o para ser más concretos, las secuelas que dejaron en los supervivientes a los mismos.
Lo hace a través de la figura de Andreu Ribera, un exiliado republicano español que fue prisionero en uno de ellos. Porque el horror no acabó para los supervivientes cuando las tropas americanas llegaron en abril de 1945 para liberarlos y recogieron unos esqueletos andantes en los que muchos de ellos se habían convertido.
El horror continuó para ellos en forma de recuerdos y pesadillas que difícilmente podían eliminar de sus vidas. Más aún cuando la vida, lejos de ser amable para muchos de ellos, continuó dándoles un palo detrás de otro en forma de pérdida de aquellos a los que amaban y que eran su razón de existir.
«Nadie entre los presentes conseguiría olvidar lo vivieo. Ni tan siquiera los liberados más jóvenes, que, a zancadas, recuperaban las fuerzas y la ira y a los que les quedaba mucha vida por vivir.Nadie se libraría de las secuelas de la deportación.Perdonar resultaba imposible.Olvidar era el sueño de un loco». (Página 29)

Ese es el caso de Andreu Ribera, el protagonista de esta novela, alojado en el Hotel Lutecia de París donde la Cruz Roja montó un dispositivo en aquel hotel reconvertido en hospital y centro de información para alojar a los refugiados que liberaron de los campos de exterminio y que servía como punto de encuentro e información con los listados de los supervivientes y los fallecidos en dichos campos.
Lo de menos para Andreu es ese frío permanente que parece haberse quedado adherido a la planta de los pies y que le acompañará el resto de su vida. Lo importante es un alma rota que por momentos parece incapaz de sobrevivir a la pérdida de toda esperanza, a la pérdida de lo que había sido su objetivo en la vida. Una vida en la que no le queda nada:
«Yo no tengo ni fotografías. No me queda nada. Mis huesos apaleados, unos pies siempre medio helados y un cuerpo que ya no vale mucho. No tengo otra cosa. Ya me ves… Frío, eso sí, siempre tengo frío, aunque el sol abrase las piedras. Por lo demás… Nada». (Página 176)

Lavanda
Apenas recuperado gracias a la ayuda de una buena mujer, decide abandonar París y se traslada a la Provenza, al campo, donde es acogido por Claudine, una viuda que intentará que su vida vuelva a recobrar sentido.
En esta parte de la novela, el dramatismo de la misma se ve dulcificado por un paisaje y un entorno mucho más bucólico pese a la simplicidad y austeridad en la que tiene que vivir el protagonista. Un paisaje que se nos hará presente a lo largo de numerosos momentos de esta narración:
«Tuvo ocasión de ver espesas alfombras rosadas en torno a los cerezos y, encaramadas a las ramas de los naranjos, las últimas flores. En la lejanía campos enteros dignos del mejor de los sueños en los que se mecían cadenciosamente claveles rojos, blancos y amarillos». (Página 138)

Todo puede cambiar para él gracias a Caludine, la mujer que le ha acogido en su casa y para la que trabaja. Una gran mujer con el don de saber escuchar, confortar y distraer.

En una segunda parte que ocupa un tercio de la novela, conoceremos a través de André, el hijo de Andreu el desenlace de esta historia así como buena parte de los acontecimientos previos a la misma, pues se traslada en julio de 1969 hasta el Poble Sec, para ver si encuentra a su abuelo, a través del cual conoceremos otra parte de la historia de Andreu.






IMPRESIÓN PERSONAL

Me han gustado tanto las tres novelas que he leído de Empar Fernández, que ni siquiera me molesté en leer el argumento de Hotel Lutecia. De ahí que me encontrara con la sorpresa de que no estaba ante una novela negra, sino ante una novela que no encuentro manea de encuadrar en ningún género literario.
Una novela intimista, con ciertos toques bucólicos, pero que es una novela que nos muestra el sufrimiento interior de un hombre que todo lo pierde, que no tiene nada, ni esposa, ni hijos, ni patria, ni bandera, ni casa. Nada. Solo los recuerdos de lo que perdió.
Pese a hablar del sufrimiento, de la pérdida, de la locura, de la soledad, no es en absoluto una novela lacrimógena. Ni, pese a arrancar en un campo de prisioneros, es una novela sobre los campos de concentración. Ese es solo el arranque. El punto de partida.

Una novela en la que durante muchos momentos tenía la impresión de que no pasaba nada, por más que no dejaran de suceder cosas. Con un ritmo aparentemente cadencioso pero en el que avanzabas a grandes zancadas primero por esas calles parisinas y luego por los campos de la Provenza francesa para, antes de darme cuenta, haber terminado esta novela cargada de sentimientos, de tristeza, pero también de alegría, de amor, mezclado con el suave y profundo aroma de la lavanda.



VALORACIÓN: 8/10


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3 comentarios:

  1. Desde luego el marco es incomparable, Paris, la Provenza ¡Qué bien se come y se bebe en la Provenza! ainsssss....
    No lo tenía en mis planes lectores inicialmente, pero vamos, que apuntado si me lo llevo.

    Un beso.

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  2. Este tipo de libros suele gustarme, así que me lo llevo apuntado, que no lo conocía.
    Besotes!!!

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  3. Le tenía muchas ganas a esta historia y compruebo que merece la pena. Me la llevo más que apuntada.
    Besos

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