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jueves, 26 de noviembre de 2020

LIBELO DE SANGRE (SANDRA AZA)

 Libelo de sangre
Sandra Aza

 


Título: Libelo de sangre
Autora: Sandra Aza
Editorial; Nova Casa, 2020
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 860
PVP: 21,00 €
EBook: 4,74 €
 

martes, 3 de noviembre de 2020

LAS FUENTES DEL SILENCIO (RUTA SEPETYS)

 Las fuentes del silencio
Ruta Sepetys

 
 

Título: Las fuentes del silencio
Autor: Ruta Sepetys
Traducción: Álvaro Abella
Editorial: Maeva, 2020
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 508
PVP: 22,00 €
 EBook: 12,34 €

 

martes, 29 de enero de 2019

PAPEL Y TINTA (MARÍA REIG)

Papel y tinta
Maria Reig



Título: Papel y tinta
Autor: María Reig
Editorial: Suma de Letras, 2019
Encuadernación: tapa dura
Páginas: 783


Editorial: Punto de Lectura, 2020
Encuadernación: tapa blanda
Páginas: 784
PVP: 14,95 €

viernes, 21 de septiembre de 2018

miércoles, 1 de marzo de 2017

viernes, 30 de septiembre de 2016

viernes, 9 de septiembre de 2016

MADRID: FRONTERA (DAVID LLORENTE)

Madrid: frontera
David Llorente


 

FICHA TÉCNICA

Título: Madrid frontera
Autor: David Llorente
Editorial: Alrevés, 2016
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 251
PVP: 17,00 €





martes, 5 de abril de 2016

MADRID. LA NOVELA (ANTONIO GÓMEZ RUFO)

Madrid. La novela

Antonio Gómez Rufo



FICHA TÉCNICA

Título: Madrid. La novela
Autor: Antonio Gómez Rufo
Editorial: Ediciones B, 2016
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 948








Editorial: Zeta bolsillo, 2018
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 960
PVP: 14,95 €




ANTONIO GÓMEZ RUFO


De él nos dice la editorial en su página web:

Antonio Gómez Rufo nació en Madrid, donde reside. Autor de las novelas La camarera de Bach; La abadía de los crímenes; La noche del tamarindo; El secreto del rey cautivo (premio Fernando Lara); Adiós a los hombres; Los mares del miedo; El alma de los peces; La leyenda del falso traidor; Balada triste en Madrid; Las lágrimas de Henan y Si tú supieras, entre otras, su obra ha sido traducida al alemán, italiano, holandés, francés, rumano, portugués, griego, serbio, polaco y búlgaro.
Guionista de Berlanga y autor teatral, ha sido galardonado con diversos premios literarios y periodísticos. Licenciado en Derecho, fue asesor de la Filmoteca Española y director del Centro Cultural de la Villa de Madrid.






La historia de Los Madriles


ARGUMENTO

A través de la historia de tres familias: los Vázquez, los Tarazona y los Posada que una mañana de junio de 1565, con la corte de Felipe II instaurada en la que sería la capital del reino, conoceremos los avatares de Madrid desde esa fecha, hasta el 11 de marzo de 2004 cuando una bomba volvió a marcar el destino de esta ciudad.






MADRID. LA NOVELA


Muchas veces hay una cierta controversia a la hora de considerar una novela como histórica, puesto que hay diferentes criterios a la hora de ponerle dicha etiqueta. Pero en el caso de Madrid, de lo que no hay ninguna duda es de que es histórica. Pero ¿estamos ante una novela?
Sinceramente, creo que Madrid no lo es. En un principio parece intentarlo y la historia de las tres familias protagonistas va sirviendo como nexo de unión a diferentes acontecimientos de la ciudad, o sirve de pretexto para darnos a conocer monumentos y leyendas de la misma. Pero en realidad, dicha historia, pasada la primera o como mucho la segunda generación (siempre con una familia de estudiosos que intervienen en el gobierno y conocimiento de la ciudad como un buen pretexto para darla a conocer) va perdiendo fuelle para dar paso a lo que realmente es este libro: la historia de Madrid.

Creo que es conveniente tener esto claro antes de enfrentaros a las más de novecientas páginas de esta novela, porque si lo que buscas es una novela de verdad, probablemente quedes muy decepcionado.

Leyendo Madrid, no he podido dejar de recordar dos libros que como buen aficionado a las historias de Madrid, están entre mis favoritos y que aprovecho para recomendaros: Explore y descubra curiosidades del Madrid oculto de Marco & Peter Besas (en realidad son ya dos los libros diferentes que han escrito) en el que se recogen sin un orden histórico, muchos hechos y anécdotas de Madrid, parte de las cuales podremos encontrar también, aunque contadas de otra manera, en Madrid.

He aquí algunos de esos datos e historias curiosas que podréis encontrar:

Nombre de la Puerta del Sol (página 13)
La posada del Peine (Página 19)
El Corral del Príncipe (Página 35)
El origen del nombre de Madrid (Página 69)
La casa de las Siete Chimeneas (Página 77)
Por qué a los madrileños se les llama gatos (Página 97)
La Puerta de Alcalá (Página 101)
El origen del nombre de Castilla (Página 118)
Los jardines del Retiro (Página 158)
Restos célebres que se perdieron en Madrid (Lope de Vega, Cervantes, Diego Velázquez, Calderón de la Barca…) (Página 170)
La Plaza Mayor (Página 174)
La historia de San Isidro (Página 204)
La afición taurina de Madrid (Página 240)
Los “serenos” de Madrid y el origen de su nombre (Página 263)
¿Dónde está el quinto pino? (Página 289)
El restaurante Botín (Página 299)
El misterioso incendio del Alcázar ((Página 311)
La ronda del pan y el huevo (Página 315)
Las cafeterías madrileñas (Página 383)
El madrileño origen de la palabra gilipollas (Página 401)
El porqué del sobrenombre de Pepe “botellas” a José Bonaparte (Página 566)
La estatua de La Cibeles (Página 628)
El reloj de la Puerta del sol y la tradición de las uvas (Página 684)
La movida madrileña (Página 855)

El libro comienza poco después de que Madrid sea convertida en la capital del reino. Y con ello comienzan sus problemas, unos problemas de crecimiento demográfico que marcarán el modo de ser de la ciudad. Porque lejos de perder su identidad con la llegada masiva de forasteros, hizo de ese hecho, de su acogida, una seña de identidad que continúa hasta la actualidad, pues nunca Madrid dejó de recibir nuevos huéspedes.
«Los pocos que podían ser considerados madrileños por nacimiento, se mostraban cordiales ante todo visitante que entrara por sus puertas, hospitalarios con los forasteros, serviciales con cuanta información les fuera solicitada y complacidos de ver crecer su ciudad cualesquiera que fuera quien llegar hasta ella: Madrid, durante las decenas de años en que pasó de una población de doce mil vecinos a más de cien mil, aprendió a comportarse como una ciudad abierta, hospitalaria, amable y alegre, aunque también había quien aseguraba que aquel era un carácter grabado históricamente en los pliegues de su piel, en su amalgamada manera de ser romana, musulmana y cristiana; universal, en definitiva». (Página 22)

En uno de los primeros diálogos de la novela, se recoge este hecho. Algo que perdura incluso hoy día a pesar de los nacionalismos a ultranza que estamos viviendo en nuestra nación. Dónde nació cada uno, no deja de ser más que una simple anécdota:
«-A nadie le importa de dónde llega un forastero, sino en todo caso si desea quedarse. Por ello consideramos tan madrileño a quien está como al que desde siempre estuvo. ¿Vos os quedaréis?
-Sí –coincidieron a la vez Alonso y Guzmán.
-En tal caso, ya sois madrileños. Nadie os preguntará si alguna vez fuisteis forasteros». (Página 23)

De ahí que el lema que pone en boca de uno de sus personajes, siga siendo vigente hoy día:
«Los madrileños no tenemos que buscar nuestro origen más allá de las murallas de Madrid. Vengamos de donde vengamos, fueran quienes fuesen nuestros padres y antepasados, una vez aquí somos todos madrileños. Ser de Madrid es una de las pocas cosas buenas que se puede ser.
(…)
¡Madrid no es de nadie, por eso es de todos!» (Página 120)


Desde el primer momento, Madrid tuvo un serio problema de alojamiento. Demasiada gente para tan poco sitio. Sobre todo si además en algunos momentos no se permitió edificar de murallas para afuera, en un vano intento de controlar Madrid y urbanizarlo. Pero aún con esas, el tema de la propiedad de la vivienda parece no haber cambiado con el paso de los siglos:
«-Ah. Que el señor Lope de Vega prefería ser dueño de una casa pequeña que vivir en arrendamiento, aunque fuera más grande la arrendada.
-Eso es.
-Que madrileño era…» (Página 174)


Urbanizar Madrid. Tarea imposible, sobre todo si no se dotaba a la ciudad de los medios económicos para hacerlo, Porque cuartos había, pero para otra cosa. El problema que conllevaba la capitalidad del reino, no se veía compensado. Y a pesar de ello, ya desde siglos tenemos que soportar aquella cantinela de “el gobierno de Madrid” como el culpable de todas las afrentas:
«Fueron cuarenta años, los del reinado de Carlos II, en los que una vez más los madrileños pusieron de manifiesto al injusta confusión universal que prosperaba por todas partes por lo que se llamaba “el gobierno de Madrid”, cuando lo justo era que debería acuñarse la expresión del “gobierno en Madrid”, muy diferente en todos los sentidos. Algo que todavía no se comprende ni en España ni en el extranjero y que es una especie de mantra que actúa de forma muy negativa, e injusta, sobre Madrid y sus vecinos«. (Página 238)


Madrid, ciudad de contradicciones y paradojas. Una muy curiosa es el de los nombres de algunas calles:
«Madrid, ciudad insólita: la calle donde vivió Lope de Vega se llama hoy calle de Cervantes y la calle donde vivió y murió Cervantes, se llama calle de Lope de Vega. Madrid y sus paradojas». (Página 173)


Unos ciudadanos muy sosegados los madrileños, un tanto pasotas, capaces de aguantar despropósitos y calamidades de sus gobernantes. Pero no les toques la libertad como hicieron los franceses, que la pueden liar:
«¡Que estamos hablando de los vecinos de Madrid, mi querido amigo! No hay quien los detenga cuando en algo se empeñan, ni quien los doblegue cuando defienden lo suyo. Lo tengo hablado con muchos extranjeros: si hay un pueblo con alma irreductible, con altivez aristocrática, con espaldas imposibles de doblar, ese es el madrileño. Tienen alma de príncipe y cuerpo de junco. Solo rinden su voluntad con una daga punzando su papada». (Página 176)


Con todo, Madrid no es una realidad única, sino una realidad muy plural como bien nos muestra el autor a través de la denominación con la que popularmente se conoce a la ciudad:
«La ciudad tuvo desde muy antiguo una denominación popular que responde fielmente a la realidad, como todos los refranes, dichos y apotegmas nacidos de la sabiduría del pueblo: Los Madriles. Nunca hubo un Madrid: fueron muchos… El Madrid rico y el pobre, el Palacio y el barrio, el centro y lo demás». (Página 839)


Ciudad inventada, ciudad plural, ciudad compleja:
«Madrid nunca fue una única ciudad, sino una suma de barrios y aldeas que a la postre configuraron la urbe que nunca dejó de expandirse. Al igual que el pretendido lenguaje “chulapo” de los madrileños es un invento de la zarzuela y de Carlos Arniches, Madrid es una ciudad inventada entre varias generaciones por gente de fuera». (Página 843)


Pero ante todas las cosas, por mal que le hayan ido las cosas, el pueblo madrileño es un pueblo al que le gusta divertirse, un pueblo amigo de sus bares como nos cuenta el autor. (Y doy fe de ello que viví en una calle en la que había tantos bares como portales de vecinos)
«A simple vista, en Madrid debía de haber más bares que en el resto de Europa. Y es que los madrileños entendían muy bien la sociología del bar. En Madrid se quedaba en el bar de enfrente, porque enfrente siempre había un bar. (…) Al bar se iba sin más. No había que ir a algo; simplemente se iba». (Página 879)


Un pueblo el madrileño volcado a la calle. Tal vez por eso, los fumadores soportaron tan bien eso de fumar y tomarse el café en la calle, con estufa o sin ella:
«En Madrid, la calle era el hogar preferido por los vecinos, como lo fue siempre, en realidad; y en segundo lugar el café o el bar, quedando en un discreto tercer lugar la casa, adonde llevaba más la rutina, o el deber, que la apetencia. Formaba parte de la manera de ser de los madrileños, una idiosincrasia compartida». (Página 876)






IMPRESIÓN PERSONAL

He de reconocer que como madrileño me he sentido muy identificado con muchas de las cosas que dice el autor a lo largo de las páginas del libro. Comenzando porque soy un auténtico madrileño: mi padre nación en Madrid, pero mis abuelos paternos ya no; mi madre y toda su familia directamente no eran de Madrid:
«En Madrid no se preguntó nunca a nadie de dónde venía ni a qué. Nadie tenía autoridad moral para preguntarlo porque el madrileño no era de Madrid, o no lo era su padre o no lo fue su abuelo». (Página 843)

Mucho he disfrutado con el libro. Bien es cierto que soy un enamorado de Madrid, un lugar que me encanta recorrer y pasear. Por eso estoy convencido de que todos aquellos que estéis enamorados de la ciudad y/o queráis conocerla mejor, tenéis una cita obligada con la lectura de Madrid.
Ahora bien, no esperéis una novela, porque seguramente quedéis entonces defraudado. En realidad es un libro que nos cuenta de un modo muy ameno la historia de Madrid, del carácter de los madrileños.

En la parte final del libro, además de la bibliografía empleada, encontraremos dos índices que nos pueden ser de mucha utilidad para poder consultar el libro una vez leído, pues hay un índice de lugares que nos remiten a la página en que se habla de él (creo que la Puerta del Sol es uno de los más citados) y otro índice de los personajes reales que aparecen a lo largo del libro.

Evidentemente no hay fotos (todas las que ilustran esta reseña son mías). Una lástima, pero si no, el precio (se barajó la posibilidad de sacarlo en dos tomos pero finalmente se hizo en uno solo para que el precio fuera más asequible) hubiera sido mucho más alto.




Gracias a Ediciones B que me ha proporcionado un ejemplar de Madrid para su lectura y reseña.





VALORACIÓN: 8/10






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miércoles, 11 de noviembre de 2015

NOVEDAD EDITORIAL: LOS BESOS EN EL PAN (ALMUDENA GRANDES)

Los besos en el pan
Almudena Grandes




FICHA TÉCNICA

Título: Los besos en el pan
Autor: Almudena Grandes
Editorial: Tusquets, 2015
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 327
PVP: 19,00 €
Ebook: 12,34 €










Editorial: Tusquets, 2020
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 336
PVP: 6,95 € 







ALMUDENA GRANDES

Almudena Grandes (Madrid 1960) es sin duda mi autora favorita. De ella me he leído todo, incluyendo Las edades de Lulú, XI Premio de la Sonrisa Vertical, pese a ser un género que no me atrae nada, obra con la que se dio a conocer.
Una trayectoria profesional que la ha convertido como dice la solapa interior de la novela en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea. Se da en ella la difícil peculiaridad de que crítica y público van de la mano a la hora de alabar sus novelas.
Unas novelas que han sido llevadas en varias ocasiones a la gran pantalla, como es el caso de Las edades de LulúMalena es un nombre de tangoAtlas de geografía humana o Los aires difíciles.

Si pongo todos los premios que se ha llevado, esta reseña se haría interminable. Sólo mencionar uno de los últimos, el recibido por su última novela El lector de Julio Verne, elegida como mejor libro del año 2012 por los lectores de El País, y que forma parte de la serie Episodios de una Guerra Interminable, de la que ya lleva publicadas tres entregas.




Historia de un barrio en crisis



ARGUMENTO

Cuando se caía un trozo de pan al suelo, los adultos obligaban a los niños a recogerlo y a darle un beso antes de devolverlo a la panera, tanta hambre habían pasado sus familias en aquellos años en los que murieron todas esas personas queridas cuyas historias nadie quiso contarles. (Página 16)

Historias que me contaba mi padre, historias que tal vez te hayan contado los tuyos o tus abuelos, pero que ninguno de nosotros había vivido. Por lo menos hasta ahora.

Esta es la historia de un barrio céntrico de Madrid, da igual cual, aunque es reconocible por las habitantes de la capital. Un barrio que tiene de todo un poco, desde casas pobres, hasta nobles construcciones. Un barrio vivo al que la crisis va a golpear como al resto de los barrios. Un barrio como todos, cargado de historias.

Por lo demás, en septiembre empieza el curso, en diciembre llega la Navidad, en abril brotan las plantes, en verano el calor, y entretanto pasa la vida.
Vengan conmigo a verla. (Página 19)





LOS BESOS EN EL PAN

Cuando esperaba la cuarta entrega de los Episodios de una Guerra InterminableAlmudena Grandes me ha sorprendido con una novela que no pertenece a dichos episodios. Una novela que es el retrato de un barrio madrileño en la actualidad.
Y siendo así, no puede ser otra cosa que la historias de la crisis, o mejor dicho, de las consecuencias de la crisis para las personas que habitan un barrio. Un barrio habitado por gente de todo tipo, más ricos y más pobres, gente que las pasa canutas para llegar a fin de mes, y gente que ha vivido sin tener que pensar en el dinero para nada.

Si las novelas de Almudena Grandes son en buena parte corales, en Los besos en el pan ha llevado hasta el extremo esta característica suya, presentándonos una novela completamente coral, en la que no hay un solo protagonista, pues todos los personajes que pueblan la novela lo son.
Si acaso, el protagonista de la novela es la crisis, esa que a todos nos toca vivir y padecer en mayor o menor medida. Eso sí, no esperéis un ataque político contra nadie, pues para nada se muestran los motivos ni los responsables del mismo. Solo se nos muestran las consecuencias de la crisis, como afecta a los habitantes de un barrio madrileño, pero que no es por otra parte diferente a lo que cualquiera puede mirar a su alrededor.

Porque creo que Almudena Grandes no se ha dejado nada por el camino, desde los que se han quedado sin los ahorros de su vida por culpa de las preferentes, los que han perdido la vivienda, el hambre que algunos niños están pasando y que sus profesores no cuentan con apoyo de la administración para paliar, el acoso a los centros de salud de los barrios, los temidos eres, la bajada del sueldo como un mal menor para algunos, el paro inmisericorde, la ruina económica de alguna familia que se ha visto implicada en procesos judiciales por admitir sobornos, la emigración forzosa de los jóvenes, la competencia por parte de comercios chinos a precios irrisorios, la pérdida de clientes por parte de los pequeños negocios, la renuncia a los pequeños placeres por falta de recursos económicos, los desalojos forzosos, los fondos buitres, los emprendedores porque no les queda otro remedio, los que vuelven al campo abandonando la ciudad, los que se ven obligados pese a sus estudios y su carrera a trabajar en ocupaciones muy por debajo de su capacidad y formación...

Nada nuevo bajo el sol, que cantaba Víctor Manuel, que España, pese a lo que nos han hecho creer, siempre ha sido un país en que los ricos son cuatro:
Los españoles siempre hemos sido pobres, incluso en la época en que los reyes de España eran los amos del mundo, cuando el oro de América atravesaba la península sin dejar a su paso nada más que el polvo que levantaban las carretas que lo llevaban a Flandes para pagar las deudas de la Corona. (Página 16)

Pero, a pesar de que por momentos pueda ser una lectura dura, todo un rosario de desgracias y desastres, subyace en la novela una idea: pese a todo podemos ser felices
Ni siquiera Franco en los treinta y siete años de feroz dictadura que cosechó la maldita guerra que él mismo empezó, logro evitar que sus enemigos prosperaran en condiciones atroces, que se enamoraran, que tuvieran hijos, que fueran felices. No hace tanto tiempo, en este mismo barrio, la felicidad era también una manera de resistir. (Página 17)

Y es que, pese a lo grandes que nuestros problemas puedan parecer, tiempos pasados no fueron necesariamente mejores. Preguntémosle si no a nuestros padres o abuelos, que ellos si que supieron lo que fue no tener nada que comer, o aquellas tortillas de patata madrileñas hechas sin huevo ni patatas.
Si nuestros abuelos nos vieran, se morirían primero de risa, después de pena. Porque para ellos esto no sería una crisis, sino un leve contratiempo. Pero los españoles, que durante muchos siglos supimos ser pobres con dignidad, nunca habíamos sabido ser dóciles.
Nunca, hasta ahora. (Página 18)

Con todo, en la novela hay un grito de esperanza y de rebeldía, una llamada a dejar de ser una de esas dóciles ovejas manejadas por el poder que pretende convertirnos en una masa sin esperanza, ambición o rebeldía. Y todo es posible, porque sigue habiendo un espíritu solidario, ese espíritu solidario del barrio que apoya a los que más lo necesitan, que busca crear comedores para los niños que lo están pasando mal, que ayuda a los que se quedan sin casa, que pelea en los tribunales frente a los poderosos...


Un paisaje urbano tan bien descrito por Almudena Grandes que es imposible no identificarlo, no reconocer muchos de los personajes que en ellos aparecen, no ver en ellos al vecino del cuarto, al emigrante que te cruzas en la calle, al chino de la esquina, a la peluquera cada vez con menos clientes de tu calle...
En la novela tendrán otros nombres, pero todos podremos sustituir el nombre que figura en la no ella para poner uno que si conocemos a aquella ama de casa que de repente se da cuenta de que nunca ha tenido vida propia
Ella es la gran culpable, ella les ha convertido en unos inútiles, ella haciéndolo todo siempre, haciéndolo todo sola, cargando con todo y convenciéndose a sí misma de que puede con más. (Página 126)

O a aquella otra que quisiera volver a tener agobios de tiempo en lugar de tener ahora todo un día por delante sin un trabajo pagado:
Hoy, en la cola del Inem, Marisa recuerda su cansancio como la época dorada de su vida, y la rabia le pesa más que la tristeza. (Página 54)






IMPRESIÓN PERSONAL

Probablemente no figure Los besos en el pan como una de las obras sublimes de Almudena Grandes. No importa. Que en ella no tengamos una gran historia de amor que recorra sus páginas no es óbice para que no esté repleta de pequeñas (por su extensión) historias de amor. No ocurren hechos extraordinarios ni es la intriga de saber qué pasará el motor de esta novela. A fin de cuentas, son las historias que nos rodean las que aquí aparecen, tan parecidas a la realidad que son la realidad misma.

Son sus personajes los que nos conquistarán, con los que padeceremos, con los que reiremos, con los que gozaremos a través de sus pequeños triunfos. Porque, lejos de ser una historia pesimista y, a pesar de que el realismo lo invade todo, queda un poso de esperanza. Porque la unión del barrio, la unión de las personas es la que al final hace que las cosas puedan poco a poco seguir adelante.
Sabemos que es así, que esos triunfos se están dando, que los centros de salud no se cerraron ni privatizaron, que algunos desahucios se están parando, que algunos bancos están teniendo que dar marcha atrás con lo de sus preferentes.
Pero la batalla no está ganada, hay que seguir en la brecha y Los besos en el pan, es un buen estímulo para continuar en ella.




VALORACIÓN: 9/10



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