Editorial: Suma Encuadernación: Tapa blanda Páginas: 352 PVP: 19,50 €
Llevan tanto tiempo anunciando la película de Julia Roberts (porque en el
fondo se trata de eso, de "su" película) que al saber que estaba basada en un
libro, pensé que una película en la que se habían gastado tanto dinero, tendría
que estar basada en un buen libro, y de hecho era un libro que en Estados Unidos
tenía mucha fama. Antes de que con la película el libro se pusiese de moda en
España, lo solicité en la librería. La imagen que veis, es realmente la que
tiene la portada con la que se editó en España, porque ahora al rebufo de la
película, se ha reeditado con una portada totalmente distinta en la que se
recoge un fotograma de la película, por supuesto con la imagen de Julia
Roberts. No se han limitado a cambiar la portada, sino que le han cambiado
hasta el título, recortando el título original de Comer en Italia, rezar en
la India, amar en Indonesia, por el mucho más sucinto, pero que curiosamente
coincide con el título de la película deCome, reza, ama. Claro, que
recortados los países, podían haberse quedado directamente en Italia, donde se
puede comer muy bien, rezar (no será por falta de Iglesias o del mismísimo
Vaticano) y amar (pocos sitios tan románticos, sin entrar en la fama de amantes
de los italianos)
Difícil la catalogación de este libro, porque en el fondo, no es una novela, sino uno de esos
manuales de autoayuda disfrazado en forma de novela. Eso ya hubiera
debido servirme de advertencia. Pero, ni por esas.
Aún no había empezado a leer el libro cuando por fin se estrenó la película
en los cines. Las críticas que escuché en la radio, de esas que considero
fiables, más lo que leí por ahí, me desinflaron por completo.
Demasiados errores, demasiada ñoñería, demasiado irreal. Pero aún me quedaba el
libro, por más que la película la hubiera descartado ya.
Y empecé el libro no
voy a decir con muchas ganas, porque previamente se lo había pasado a mi mujer
que me lo devolvió diciendo que aquello era infumable (otra que no quiere ya ver
la película), que no tenía ni pies ni cabeza la protagonista. Lo de los pies
no lo sé, pero lo que si puedo asegurar es que la protagonista, por más que en
mi imaginación la vez con los rasgos de Julia Roberts, con lo que ya tiene
muchísimos puntos ganados, cabeza no tiene, salvo para adornar su cuerpo.
Pero antes de adelantarme, voy al comienzo del libro, que en si parece
bastante prometedor y que en realidad justifica el por qué del éxito obtenido
(porque es un auténtico éxito de ventas en Estados Unidos). En su
introducción nos habla de los "Japa" esos abalorios de cuentas utilizados en el
hinduismo para recitar mantras que derivaron en nuestros rosarios. Tienen 108
cuentas, normalmente de madera. Ciento ocho que es un número con significado,
pues sus cifras suman nueve, que es tres por tres y el tres es el número del
equilibrio como las tres patas de un taburete o el misterio de la Santísima
trinidad. Aunque según el dicho español tres eran tres las hijas de Elena, tres
eran tres y ninguna era buena. El caso es que a semejanza de los japas, la
autora ha dividido el libro en ciento ocho capítulos encuadrados en tres
episodios, a saber: Italia, India e Indonesia. Teniendo en cuenta que el libro
tiene unas trescientas cincuenta páginas, sale una media de tres páginas por
capítulo. Ideal para gente poco acostumbrada a leer, de esas que requieren un
número mínimo de páginas por capítulo, de las que avanzan a uno o como mucho dos
minicapítulos por día. Y ya sin más, nos mete la autora en materia en Italia,
donde acaba de encontrar una pareja para intercambio de idiomas: ella hablará en
italiano y el otro hablará en inglés. Pero la cuestión es que se ha prometido a
sí misma un año de abstinencia y está temiendo y deseando a la vez que el macizo
que ha tomado por compañero de idiomas pase a la acción. Es como si no puedes
comer pasteles y te metes en una pastelería. O que no quieras probar alcohol y
te vayas a una vinacoteca. Como punto de partida para conocerla no está mal, una
masoca con promesas de pacotilla que quiere incumplir para luego tener mala
conciencia.
Es entonces cuando da un salto atrás para decirnos que ha llegado allí desde
una situación muy desgraciada, tras la ruptura de su matrimonio con un divorcio
traumático y un posterior romance (léase folleteo) que sólo la ha traído más
disgustos. Lo de la ruptura del matrimonio es de chirigota porque ¿Puede
considerarse de recibo que a las primeras de cambio diga Ya no quiero estar
casada y se quede tan pancha? La cita es textual, en un momento dado, de
buenas a primeras, cuando se han cambiado a una casa superpreciosa, supercara y
superpija, un día se levanta y dice "Ya no quiero estar casada". Sin más, sin que
medie una tercera persona, sin que el marido la haya hecho o dejado de hacer
algo. Simplemente como alguien que estando en el postre, de repente dice que ya
no le apetece más tarta.
Y según planta al marido después de semejante ataque
de madurez, continúa enla misma línea liándose con un cuerpo. Porque definirlo
de otra manera no es correcto, se lía con una persona por su maravilloso físico.
Un amor de película, hasta que le vuelve a entrar la neura y la depre. Cuando
está con la depre el otro no la soporta, por lo que se separan. Cuando en la
separación ella termina recuperando su fuerza, vuelven a juntarse hasta la
próxima. Muy equilibrado todo como veis.
Ya en la ruptura con su marido, se dedica a dejar charcos de lágrimas en
el cuarto de baño, algo que volverá a repetir con frecuencia. Y en uno de
estos arrebatos lacrimales, decide que aunque hace tiempo que no lo haga y no
sepa hacerlo, va a rezar. No se qué tendrán los cuartos de baños para la
iluminación mística (dicen que allí fue donde se inspiró Lutero), que sale
convencida de haber escuchado la voz de Dios. Bueno, en realidad es la misma
suya, pero es como si Dios la hubiese hablado.
Más que depresiva, yo creo que
es bipolar, porque pasa de las más profundas depresiones, a los mayores
arrebatos, como la de liarse con el macizo, o el de irse de viaje para
encontrarse a sí misma. De que no es muy normal da fe la propia definición
que de ella misma hace:Soy el ente vivo más cariñoso del planeta,
una especie de cruce entre un perro labrador y un percebe.
No me lo he inventado yo, que está copiado literalmente. ¿Alguien es capaz
de explicarme que ha querido decir la autora? Porque lo del San Bernardo
podría entenderlo, ya que tiene fama de animal bondadoso y protector. Pero ¿lo
del percebe? ¿Quiere decir con eso que se pega a ti como el percebe a la roca y
si lo arrancas se lleva detrás un trozo de tí (vaya cariño)? ¿O que es fría y
viscosa (que manera de querer)? Volviendo al misticismo, ya os decía que en
el cuarto de baño se reencuentra con Dios (paso de contaros las simplezas que
nos cuenta para decirnos que cree en Dios y en que tipo de Dios cree, porque
están a la misma altura que las tonterías que ha dicho Stephen Kawking para
negar su existencia. El caso es que termina dando con un gurú al que le
manifiesta su deseo: Creo que lo que quiero hacer es aprender a vivir en
este mundo y disfrutar de sus placeres. Pero también quiero entregarme a
Dios.
Es la versión moderna de la vela a Dios y la vela al diablo. Quiero disfrutar
a tope de los placeres sin que eso me quite puntos para el cielo. Se ve que la
autora no es capaz de llegar más lejos en su misticismo. Aunque más adelante
comete el pecado imperdonable para mi mujer de citar a la gran mística, a Santa
Teresa (No citarás a Santa Teresa en vano, dice mi mujer). Citas de alguien
que no se ha leído para nada su obra, con lo cual vuelven a ser
patochadas. Imposible que consiga una frase feliz como la que en su día me
dijo un amigo y tengo grabada en mi corazó, algo que resume de verdad un deseo
yuna filosofía de vida: Se feliz, y si te da tiempo se bueno. Porque si
realmente eres feliz, no te hará falta ni tendrás tiempo de intentar ser bueno,
porque ya lo serás, pues la felicidad va unida indisolublemente a la
bondad. Su divorcio se convierte para ella en un auténtico trauma, pues
aunque dice que pasa de todo y que se lo da todo al marido, no tiene un duro
para seguir manteniendo los gastos de su carísima casa. Y por otra parte, el
marido harto de sus tonterías (que de repente te planten sin más y encima a los
dos días se larguen con un tío cachas no contribuye a calmar los ánimos), la
planta cara y la exige dinero por los derechos de autor de ella. Desesperada,
escribe un manifiesto a Dios que hace que todos la vayan firmando. y, ¡oh
sorpresa!, se produce el milagro, el marido firma y todo se soluciona sin más
dilaciones. Hasta ahí. Mi capacidad de leer estupideces con la lista de libros que
tengo detrás es muy finita. Porque si en tan solo cincuenta páginas he sido
capaz de encontrar todas estas tonterías, ¿os imagináis qué hubiera podido pasar
si llego hasta el final?
CONCLUSIÓN FINAL
Espero que estas palabras os hayan sido de excepcional utilidad a la hora de
no haceros perder el tiempo y el dinero con un libro que sólo si eres amante de
los libros chick-lit (y ni por esas) y de autoayuda (esos que solo ayudan a su
autor a hacerse rico) podrá gustarte. Aunque seguramente ni por esas.
De un libro malo, difícilmente podía salir una película buena, así que Julia Roberts en realidad lo que hizo más que rodar una película fue tener unas vacaciones pagadas con un viaje alrededor del mundo. Una película no apta casi ni para sus fans más acérrimos.