HISTORIA DE
UN CANALLA
Cualquier libro de Julia Navarro despierta
una gran expectación. Historia de un canalla no es la
excepción y de hecho se ha editado una primera tirada de 300.000 ejemplares,
prueba de la confianza que la editorial ha depositado en esta novela y en su
autora.
Pero Historia de un canalla no es una
novela “fácil”, porque parte de un protagonista con el que difícilmente podrá
empatizar el lector, que desde las primeras páginas tiene claro a quién va a
enfrentarse: un canalla
Y vamos con la pregunta del millón: ¿Un
canalla nace o se hace? Con Thomas Spencer, parece que ya le venía la cosa de
nacimiento, incordiando a su madre desde el momento en que nació:
Mi madre no dejaba de repetirme que yo
había sido un niño difícil desde el día de mi nacimiento. Tardé catorce horas
en llegar al mundo, provocándole un sufrimiento que decía no olvidaría nunca. «Al
parecer los primeros meses de mi vida no dejaba de llorar y no pudo dormir una
noche entera. De manera que no empezamos muy bien mi madre y yo». (Página 49)
Aunque lo cierto es que toda su vida es
un entrenamiento para ir mejorando en esa capacidad canalla. Algo que aún le
quedó más claro cuando escuchó lo siguiente en boca de su profesor de
publicidad:
«Van a aprender más de lo que imaginan,
pero les aviso de que ahí fuera sólo sobrevivirán los que sean capaces de olvidarse
de los buenos principios. No hay reglas a la hora de conseguir una cuenta
publicitaria». (Página 78)
Lo más curioso, es que su modo de ser es
muy claro para muchos de los que tratan con él, que pese a todo, continúan
relacionándose con semejante individuo:
«Usted es un hombre sin principios pero
inteligente y cobarde. Llega al límite pero sin sobrepasarlo, Su instinto de
supervivencia le hace frenar cuando llega al borde del abismo». (Página 209)
Un modo de ser que no le impide tener
gente que confía en él, que incluso le aprecia tal como es:
«-¿Qué soy Paul?
-Un tipo muy complicado, lleno de
complejos, inseguro, malvado, y además no eres precisamente un adonis. En
realidad eres un canalla». (Página 826)
Durante toda la novela, narrada en
primera persona, Thomas Spencer va reflexionando sobre su pasado, viendo cómo
podía haber actuado de otra manera. Son unas escenas que aparecen con un texto
en cursiva. Pero en cualquier caso, su conclusión final es la misma:
«Si pudiera volver atrás… La escena
sería parecida:
(…)
Pero no fue así y no me arrepiento».
(Página 18)
La novela gira en torno al mundo de las agencias publicitarias, lo cual deriva finalmente a tratar dos
temas: el periodismo y la política.
Julia Navarro es periodista, y en Historia de un canalla parece hablar
por boca de un periodista de cómo entiende ella esta profesión que ejerció
tantos años:
«Yo entiendo el periodismo como un
compromiso. Nos debemos a los lectores, a todas esas personas que cada mañana
compran el periódico y confían en que les contemos la verdad de lo que sucede.
Pero para eso los periodistas tenemos que alejarnos del poder, de los que
mandan, negarnos a que nos manejen, a defender sus intereses. Si les vendes tu
alma entonces ya no eres periodista, Sí, puede que tenga una idea romántica del
periodismo, pero ¿sabes?, sigo creyendo que esa idea merece la pena». (Página
259)
Pero es consciente de que la información
que finalmente nos llega está en muchos casos muy mediatizada.
«-¿Va a comprar periodistas? –preguntó asombrado
-En absoluto, eso sería un error. Pero
usted y sus amigos confraternizarán con los periodistas de Radio Este, mientras
que nosotros trabajaremos con su propietario, que se encontrará con un buen
pellizco de libras en publicidad. Sabrá por quién hay que apostar y qué
información deben dar sus chicos». (Página 227)
Hace también una reflexión del por qué
de buena parte de la información que llega hasta nosotros. No es que esté
manipulada, sino que sirve a intereses de aquellos que la han puesto en
circulación, por más que sea verdad.
«Tú sabes que tengo razón. Deberías
estar más atenta a lo que te estoy enseñando sobre el periodismo de investigación:
muchos de los casos llegan a las redacciones porque alguien quiere vengarse de
alguien o porque tienen un interés determinado». (Página 356)
Publicidad y periodismo nos llevan a
otro de los TEMAS fundamentales de esta novela: la política y los políticos. Esta es la descripción
que de los políticos hace un personaje del libro:
«-Son distintos al común de los mortales…
Ambiciosos, ególatras, egoístas, con alma de artistas… (Son peores que los
artistas. En realidad son artistas; si no lo fueran, no serían capaces de
transformarse cuando suben a un escenario. Lo peor es que terminan creyéndose
imprescindibles. Incluso se creen su propio papel». (Página 657)
Hay frases que parecen sacadas de alguno
de nuestros ilustres políticos como aquella famosa de Estoy en política para forrarme (consultad hemerotecas)
«En el Parlamento hay mucho
sinvergüenza, ¿por qué no voy a estar yo? Ellos engañan a la gente
prometiéndoles una vida mejor. Yo no pienso engañar a nad9ie. Lo que me
comprometa a hacer es lo que haré, pero, eso sí, siempre buscando un beneficio
para mí y para mis amigos». (Página 213)
Y es que la política huele muy mal en Historia
de un canalla:
«¿Es que no tienes redaños, Roy? Si no
los tienes es mejor que lo dejes ahora. La política es un gran charco de mierda.
O estás dispuesto a bañarte en ella o te quedas en casa llevando los negocios
de la familia». (Página 226)
Muy interesante la visión que de España
tiene Julia Navarro, porque durante un tiempo Spencer ha de viajar a España,
donde quedará sorprendido por nuestros horarios, nuestro modo de vivir y
nuestra alegría.
Muy certero es este análisis de nuestra
vida política, un texto que por cierto fue citado por Patxi López (Presidente
del Congreso de los Diputados) en la presentación del libro en Madrid:
«Este país o está dividido por la mitad;
o estás en un lado o en el otro, y basta que unos digan A para que los otros
respondan B. Es sorprendente, pero aquí nadie escucha. En ocasiones, las
posiciones se basan en estar en contra de lo que diga el adversario, no en un
pensamiento propio que lleva a unas conclusiones». (Página 465)
Política, periodismo, publicidad. Todo
ello no deja de ser lo mismo: el juego del poder
«-En el juego del poder no hay
inocentes.
En aquel momento la frase fue eso: solo
una frase que me pareció rotunda para disipar las dudas de Sullivan, pero con
el tiempo aprendí que además estaba en lo cierto». (Página 229)
IMPRESIÓN
PERSONAL
“Quien
no arriesga no gana”.
Claro, que quien arriesga también puede perder. Mucho de todo eso hay en la
novela de Julia Navarro, a la que hay que reconocer la gran valentía que
ha tenido al plantear una novela de este tipo.
Porque un gran riesgo es plantear una
novela con un protagonista con el que es imposible
empatizar.
Y sin embargo, eso no me ha supuesto un obstáculo para leer Historia de un
canalla, por más duro que pueda ser ver la maldad en
estado puro
en un niño, la maldad en aquel que es incapaz de amar a los suyos, ni siquiera
a su madre, un maltratador de mujeres (a las que paga y en muchas ocasiones
pega). De hecho, todas sus tropelías en busca del triunfo, son naderías de las
que está llena la vida real y mucho más tolerables.
Ni siquiera para facilitar las cosas es
un canalla simpático, porque el sentido del humor no es precisamente su fuerte.
Pero atrapa, esa historia de un hombre que desde su libre albedrío entre el
bien y el mal elige sistemáticamente el mal, incapaz de ver nada más que su
interés y ahogado por una ira incontrolable:
«Siempre ha sido más fuerte la ira que
me arrasa por dentro». (Página 554)
Es arriesgado embarcar al lector en una
historia de casi novecientas páginas sin endulzarla siquiera con una historia
de amor. Y aquí no le ha salido (siempre desde mi punto de vista), tan bien la
cosa, porque hay momentos en que una tijera que recortara algunas páginas le
hubiera venido muy bien, especialmente en la parte final cuando la acción
transcurre en Estados Unidos.
Y si no se nota más, es porque la pluma
de Julia Navarro es muy buena y sabe dotar de gran agilidad su prosa, fácil de
leer, directa hacia el lector (por eso gusta tanto)
Muy discutible es también el uso de los
párrafos que ha puesto en cursivas, en los que el protagonista divaga sobre
cómo podía haberse podido comportar correctamente. Unos párrafos que además de ir
en cursiva la autora cambia el estilo de lenguaje, (que parece casi hasta ñoño)
No me han gustado, creo que sobraban, quizá por abuso de los mismos, que no
hacía falta repetirlos tanto para que quedara clara la idea: Sí, pude hacerlo
de otra manera, pero no me dio la gana y no me arrepiento (que es lo que viene
a decir siempre)
Una lástima, porque por otra parte me ha
encantado (se nota que la autora está muy a gusto escribiendo esos pasajes)
todo lo relacionado con el mundo de la prensa y la política, porque además hace
una exposición muy clara de la manera de ser española, en la que da igual que
hagan nuestros políticos, porque finalmente a lo que votamos es a los partidos
por encima del candidato, donde los escándalos personales de los mismos no acaban
con su carrear política como en otros países de nuestro entorno.
Puedes encontrar información sobre la presentación de Historia de un canalla en Madrid, pinchando AQUÍ. Un acto que contó con la presencia en el escenario de unos invitados (no me atrevo a hablar de presentadores como ellos decían) de auténtico lujo:
Patxi López, presidente del Congreso de los Diputados.
Carmen Riera, académica de la RAE.
Margarita Robles, magistrada del Tribunal Supremo.
Juan Cruz, periodista y escritor.
Y junto a ellos Nuria Cabuti Directora Editorial de Literatura de Random House y por supuesto, Julia Navarro.
Gracias a Editorial
Plaza & Janés
que me ha proporcionado un ejemplar de Historia de un canalla para su
lectura y reseña.
VALORACIÓN: 7/10
Si quieres conocer más novedades editoriales 2016, pincha AQUÍ