EL
MAL CAMINO
Tanto
por el título, como por el argumento, o por esa portada que recuerda
a clásicos del género, podríamos pensar que estamos ante una
novela negra, muy negra. Pero no es el caso.
El
mal camino es un claro ejemplo de cómo la manera de
escribir pesa tanto o más que el argumento a la hora de calificar
una novela. Porque podía haber sido una novela que rozara el género
del terror, con pesadillas aterradoras, con un lector que leyera el
libro como si de una paranoia del autor se tratase.
Pero
muy al contrario, Mikel Santiago
ha escogido un estilo muy desenfadado. Tanto, que no he podido dejar
de pensar en la novela como si de una película se tratase, como una
de esas series policiacas que vemos en la televisión. Para ser
exactos, no he podido dejar de pensar en todo momento en Castle,
no solo porque el protagonista es un escritor de novelas de misterio
(algo en lo que coincide con la serie), sino porque tiene también
ese estilo de humor desenfadado a la hora de narrar los hechos. Tan
desenfadado, que en muchos momentos pasa desapercibido todo el horror
que se esconde tras esta historia.
Una
historia que me recuerda también a muchas de esas películas de
misterio americanas en las que se hace presente una urbanización
habitada por unos vecinos amabilísimos, super correctos, impecables
en sus modales pero que en todo momento tienes la impresión que tras
esa fachada impoluta se oculta algo terriblemente siniestro (por
ejemplo Las
mujeres perfectas).
Un
estilo que me hace pensar en autores anglosajones. De hecho si el
libro viniera firmado por John Smith, me lo creería. Nada hace
suponer que el escritor sea español, tanto por la ubicación de la
novela (los protagonistas son ingleses que viven en la Provenza
francesa), como por la ausencia de cualquier referencia profunda
hacia España.
Se
aleja mucho Mikel Santiago
de lo que podríamos considerar novela negra española. Porque aunque
sean muy distintas unas de otras, es fácil encontrar muchas
carácterísticas comunes entre los distintos autores españoles que
practican este género.
No
es peyorativo decir que me parece un autor anglosajón, simplemente
es otra manera de escribir, con un ritmo diferente, que en el caso de
El mal camino es altísimo.
La
historia está narrada en primera persona por el propio interesado,
un autor de novelas de misterio que se ve enfrentado a todo un
misterio que le plantea su amigo, al que en principio no cree. Claro
que ni el mismo termina creyéndose lo que le pasa a él:
No
es lo que piensas... Creo que estoy enfermo, otra vez. Eso es todo He
dejado de controlar mi imaginación y ahora es ella la que me
controla a mi. (Página 289)
Y
es que la narración transcurre jugando con la incredulidad del autor
o la del propio lector, que no sabe a qué carta quedarse, si pensar
que los sucesos realmente están ocurriendo o son fruto de una
imaginación desbordada o el fruto de un terrible pesadilla.
Un
juego que va complicándose cada vez más y más a medida que el
lector va siendo atrapada por la red que el autor va tejiendo en su
narración.
IMPRESIÓN
PERSONAL
El
mal camino es una novela que va de menos a más, haciendo que la
lectura sea vertiginosa, centrado en un personaje principal, un autor
de éxito que enreda doblemente al lector al introducirle en el mundo
de los escritores de éxito. Y vaya si lo ha tenido el protagonista
de esta novela, que se ha convertido en millonario. Como su gran
amigo, ahora en camino de revivir sus viejos éxitos musicales con lo
que está convencido de que es un maravilloso disco.
Lo
que pasa es que la creación en cualquiera de sus facetas no es algo
fácil de repetir, lo que lleva a nuestro protagonista a coquetear
con los estimulantes y con los fármacos para dormir, que tanta
tensión en intentar una nueva novela, le llevan a no conciliar el
sueño. De ahí que tanto su imaginación como la de su amigo estén
desbordadas, imaginando conspiraciones por doquier. ¿Reales?
¿Imaginarias?
Eso
es lo que iremos descubriendo en las páginas del libro. O mejor
dicho, intentándolo, porque hasta su trepidante final, no tendremos
nada claro, porque Mikel Santiago
consigue que dudemos también de nuestra desbordante imaginación
como lector.
Una
novela que bien podríamos encuadrar en la novela negra, si bien es
cierto que por su modo de narrar, deriva más bien hacia un thriller
psicológico que a una trama que bien pudiera haber sido mucho más
negra si el autor lo hubiese deseado, aunque probablemente, hubiera
sido mucho más dura de leer.
Quizás
mucho mejor así, con este protagonista capaz de reírse de sus
propias paranoias, de su vida que se encamina a un desastre total.
Como
dice el protagonista, una promesa es una promesa. Y Mikel
Santiago cumple cuando nos dice que la novela nos gustará.
Por eso tendrás diversión asegurada con El
mal camino.
Gracias
a Ediciones B que me ha
proporcionado un ejemplar de El mal
camino para su lectura y reseña.
Si quieres conocer más reseñas de novela negra, de misterio o policiaca pincha AQUÍ
Si quieres conocer más novedades editoriales 2015, pincha AQUÍ