ARGUMENTO
¿Cuánto
sufrimiento puede infligir un ser humano a los demás antes de dejar
de ser humano él mismo y convertirse en un monstruo?
(Página 48)
De
niños y monstruos que los devoran trata esta novela, que comienza
con la aparición del cadáver de un niño, muerto tras ser
cruelmente torturado.
Un
muerto arrojado entre unos arbustos le sonaba a Jeanette a una
agresión que había acabado mal. Un asesinato, se dijo sintiendo una
sacudida en el volante, es una mujer a la que su marido celoso mata
en casa justo después de que ella le haya dicho que quiere
divorciarse. (Página 16)
No
será el último, pues irán apareciendo nuevos cadáveres de niños
de los que nadie ha denunciado su desaparición:
-Me
niego a creer que unos niños puedan desaparecer así, sin que nadie
los reclame.
-Estoy
de acuerdo contigo, salvo que es en este caso es todo lo contrario.
-¿Qué
quieres decir?
-Estos
muchachos no han desaparecido, más bien han aparecido.
(Página 222)
PERSONA
Persona
es la primera entrega de la trilogía Los
rostros de Victoria Bergman, una novela
negra con un altísimo componente de thriller
psicológico. Las novelas que componen esta trilogía son:
-Persona
-Trauma
Según nos cuenta la editorial en la solapa interior, esta es una trilogía que ha vendido más de un millón de ejemplares, siendo un éxito no solo en Suecia, sino en los numerosos países en los que se ha editado.
Desde
el asesinato de Olof Palme, la sociedad sueca ha dejado de ser el
modelo idílico de bienestar que todos habían asignado a Suecia. Si
alguien había asesinado al primer ministro, cualquier cosa podría
ser posible en dicha sociedad, donde la maldad oculta parece acechar
en todo momento. ¿Será esa la causa del boom de la novela negra
sueca? Posiblemente.
Stieg
Larsson ya nos mostró una sociedad donde las mafias rusas
estaban presentes y el maltrato a la mujer no era una excepción (Los
hombres que no amaban a las mujeres supuso un antes y un
después de la novela sueca). Mucho más dura aún fue la Trilogía
de Estocolmo negro de Jens Lapidus
(Dinero fácil su primer
título) donde no queda estamento de la sociedad sueca que no sea
puesto en entredicho.
En
esta misma línea de crítica a la sociedad sueca se encuentra la
trilogía Los rostros de Victoria Bergman, comenzando por una
sociedad en la que los niños no son nada, especialmente si no son
niños de una “buena” familia, niños que, si desaparecen, bien
desaparecidos están y no merece la pena gastar ni un céntimo del
contribuyente en esclarecer los hechos.
Europa
está llena de niños refugiados clandestinos y por todas partes
había chavales que llegaban y desaparecían sin que nadie supiera
adónde habían ido a parar. Y aunque se supiera, nadie movía un
dedo.
En
el fondo no eran más que niños. (Página 142)
Persona
en algunos momentos parece escrito por una mujer, porque la crítica
hacia el machismo que impregna todos los estratos de la sociedad
sueca es total. Un machismo que no admite una mujer capacitada y con
mando, como es el caso de Jeanette, la inspectora de esta novela:
Era
una mujer que ocupaba un puesto en el que dominaban los hombres y la
llamaban Nenette, muy a menudo para burlarse de ellas.
Sabía
que a muchos les parecía masculina. Las mujeres no eran jefes de
policía. No mandaban, ni en el trabajo ni en un campo de fútbol. No
era, como ella, controladoras, atosigadoras y autoritarias.
(Página 82)
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Estocolmo |
Una
sociedad en la que el maltrato a la mujer es un hecho cotidiano,
tapado y oculto. Y mucho más grave, el maltrato infantil y la
pedofilia, quizás una de las peores lacras, la manifestación de una
sociedad enferma, es una realidad oculta bajo la alfombra. Muy
curiosas las páginas en las que un pedófilo intenta toda una
argumentación para intentar demostrar que lo suyo no es anormal,
sino una manifestación normal de lo que los hombres lleva oculto:
-Karl,
intente hablarme de su idea del mal, no de la de los demás.
-Nunca
he dicho que haya actuado mal. Solo he actuado siguiendo una pulsión
que en el fondo todos los hombres conocen, pero que rechazan.
(Página 119)
Centrándonos
en Persona, me ha
sorprendido la manera en que los autores plantean la novela. Porque
dentro de una novela negra aparentemente clásica, con una inspectora
que puede dar mucho juego, se aparta de los planteamientos clásicos
de avanzar junto con la protagonista en la investigación de un caso
complejo, para tomar otros derroteros.
Y
lo hace porque la policía siempre va tres o cuatro pasos por detrás
del asesino. En la práctica casi se limita a ir constatando los
hechos con la aparición de nuevos cadáveres de niños. Eso sí, con
la tranquilidad que da el que la opinión pública no se alarme ni
preocupe. A fin de cuentas, esos niños es como si no hubieran
existido nunca, no son hijos de una familia que pueda protestar ni
exigir nada. Y si no presiona la opinión pública, mucho menos un
fiscal que parece que lo único que quiere es cerrar como sea los
casos.
Además,
algo que no ocurre habitualmente en la novela negra española, tanta
importancia como la trama policial tiene la vida personal de los
protagonistas de la novela, que ocupan casi tantas páginas como la
propia investigación. No es por tanto
una novela sobre un caso, sino sobre aquellos que lo investigan.
Por
eso tiene tanta importancia la vida doméstica de Jeanette, de su
relación con su marido Ake, un artista en paro y sin haber vendido
un cuadro) y con su hijo al que apenas ve por culpa de su absorbente
trabajo.
Y
lo mismo podría decirse de Sofía, la psicóloga a la que recurre la
policía y la mala racha que está atravesando con su pareja
sentimental.
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Portada 2016 |
Otro
punto diferencial viene dado por la aparición de una psicoterapeuta:
Sofía Zetterlund. A través de ella podemos penetrar en la mente y
en el sufrimiento de aquellas mujeres que han sufrido abusos desde su
infancia. Hasta tal punto llega ese sufrimiento y esa
desestabilización de su personalidad, que se llega a afirmar que
dichas niñas están muy próximas en su sufrimiento y desequilibrio
al de los niños soldado africanos, esos niños a los que se les roba
la infancia y se las convierte en máquinas de matar.
Por
eso, además de una novela negra, Persona
es un thriller psicológico,
algo que no es tan novedoso, porque algo de eso hay en John
Katzenbach (autor del psicoanalista) o sin salir de España
a María José Moreno con
La caricia de Tánatos (una
psiquiatra enfrentada a un asesino).
El
psicoanálisis, la psiquiatría, la psicología, las motivaciones
profundas que mueven a la venganza, al odio, los mecanismos de
defensa de nuestra mente para proteger al ser humano de agresiones
que no puede comprender... Todo eso y más está presente en Persona.
JEANNETTE
Fundamental
en una novela negra, sobre todo si se pretende hacer una trilogía,
es el protagonista que se elija para la misma.
La
que aquí se nos presenta, rompe con muchos de los esquemas típicos
de la novela negra, porque para empezar no es un hombre sino una
mujer, algo que no es frecuente.
El
hecho de ser una mujer y madre de familia, ya nos permite un enfoque
diferente, porque nos muestra la difícil conciliación de su trabajo
con la vida familiar.
Una
policía que iba para psicóloga pero que al final se decidió a
seguir la tradición familiar, para gran disgusto de su padre:
Tres
generaciones de policías en la familia: Su abuelo, su padre y ahora
ella. Su padre y su abuela habían sido amas de casa. Al igual que
Ake, pensó. Artista. Y amo de casa. (Página 55)
No
se trata de seguir una tradición, sino que es algo que siente como
una vocación:
¿Qué
esperaba al dejar sus estudios de sociología para entrar en la
policía? ¿Cambiar las cosas? ¿Ayudar a la gente? Eso era en todo
caso lo que orgullosamente le había dicho a su padre el día en que
aprobó el examen de ingreso. Y sí, quería diferenciar entre ir por
un mal camino y hacer el mal.
Quería
convertirse en una persona de bien
Y
eso era formar parte de la policía. (Página 16)
Un
trabajo al que con su juventud quiere dar un aire diferente, antes de
que la rutina la haga perder de vista el verdadero sentido del
trabajo de un policía
El
trabajo policial consistía en marcar la diferencia. No en
simplificar. Había que adaptarse a las mutaciones de la sociedad.
Ser
policía era querer ayudar, preocuparse por los demás. No
atrincherarse detrás de los cristales ahumados de un coche patrulla
blindado. (Página 17)
IMPRESISÓN
PERSONAL
Persona
es una novela que inevitablemente
impactará al lector, más por la dureza de lo que cuenta,
que por la crudeza de los detalles de los hechos que narra. Porque
tratándose de violencia contra niños, hay que reconocer que la
violencia sexual contra los mismos no está explicitada con detalles.
Ni falta que hace, que cuando habla de un padre entrando en la
habitación de su hija... ya es más que suficiente.
Leí
en una entrevista a los autores, que la novela podía haber sido
mucho más dura, pero que los hechos que narran pueden encontrarse en
las noticias y en la vida real, de la que los han ido recogiendo.
Quiero
dejar muy claro, que Persona
es una novela inconclusa.
El caso no queda cerrado y será necesario leer la segunda novela:
Trauma. En mi caso, he
leído una detrás de otra, algo que desearás hacer tú también si
te gusta esta novela.
Una
novela que busca más que el cómo, los por qués del comportamiento
de los seres humanos, el por qué de la violencia y de
comportamientos que repugnan, tanto más cuanto que sabemos que la
ficción es superada por la realidad.
Persona
es mucho más que lo que aquí os he cejado entrever, porque apenas
he hablado de Sofía ni de Victoria Bergman, esa joven violada por su
padre y que da título a la trilogía.
Pero
mejor dejarlo así, porque sería si no muy difícil evitar spoilers
que hicieran que perdiera interés esta novela cuando comencéis a
leerla.
Gracias
a Penguin Random House que
me ha facilitado un ejemplar de Persona
para su lectura y reseña.
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