lunes, 21 de abril de 2014

DON QUIJOTE DE LA MANCHA - CAPÍTULOS XIV Y XV (MIGUEL DE CERVANTES)


Capítulo XIV. Donde se ponen los versos desesperados del difunto pastor, con otros no esperados sucesos

Don Quijote y Sancho acuden al entierro del famoso Grisóstomo, muerto por el desamor de la pastora Marcela. Lo primero que podemos leer en este capítulo son los versos con los que se ha despedido de este mundo.

A continuación, conoceremos a la famosa pastora Marcela, que se defiende de los ataques de los que se siente objeto. No es para menos. ¿Acaso es ella culpable de que la amen? ¿Está obligada a amar a aquel que la ama?
«Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama.»

Quijote y Sancho en el museo Ulpiano Checa
Me ha resultado sorprendente la defensa que hace Miguel de Cervantes de la libertad, porque lo que hace por boca de Marcela es defender la libertad de elección de una mujer. ¿Normal? No para aquellos tiempos:
«Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras.»


Se remata el capítulo con un poema a modo de epitafio sobre Grisóstomo:
«Yace aquí de un amador el mísero cuerpo helado, que fue pastor de ganado, perdido por desamor. Murió a manos del rigor de una esquiva hermosa ingrata, con quien su imperio dilata la tiranía de su amor.»


Y de este modo concluye (por más que nosotros la consideremos como un libro único, la segunda parte de Don Quijote:
«Mas no le avino como él pensaba, según se cuenta en el discurso desta verdadera historia, dando aquí fin la segunda parte.»






Capítulo XV. Donde se cuenta la desgraciada aventura que se topó don Quijote en topar con unos desalmados yangüeses

Por más que el capítulo X de titulase ...del peligro que se vio con una turba de yangüeses, es ahora en este capítulo donde conoceremos dichas aventuras.

Tras despedirse de los cabreros, Sancho y Quijote continúan su marcha. Fiado Sancho del noble comportamiento de Rocinante, en un descanso no se toma la molestia de atarlo. Un error que pagarán caro en este capítulo, en el que salvo la mula todos salen molidos a palos.
Pues toda la tranquilidad de Rocinante se viene abajo cuando vienen unos yangüeses con una recua de hacas galicianas. Y dispuesto a yacer con ellas allá que se fue. Algo que no permitieron los yangüeses y molieron a Rocinante a palos.
Semejante afrenta no puede dejarla pasar por alto Don Quijote, por más que un acobardado Sancho intente frenarlo:
«— ¿Qué diablos de venganza hemos de tomar —respondió Sancho—, si éstos son más de veinte y nosotros no más de dos, y aun, quizá, nosotros sino uno y medio? — Yo valgo por ciento —replicó don Quijote.»


Suerte para Sancho, Quijote y Rocinante, que al poco de incorporarse y ponerse en marcha, divisan una venta que Don Quijote toma por un castillo, al cual se acercan en busca de ayuda.


3 comentarios:

  1. Esta semanano lo leí, lo acumulo para la proxima

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  2. Qué gran personaje Marcela! Y como nos sorprende don Quijote defendiéndola!
    Besotes!!!

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  3. Tengo yo tres capítulos pendientes de las vacaciones. Este fin de semana me toca sesión intensiva

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