Llegué
al libro después de haber visto la película, porque de la lectura
que hice del libro hace años, no tengo ningún recuerdo. Será que
no era el momento adecuado para su lectura.
El
amor en los tiempos del cóleraestá abierto a múltiples
visiones del amor,
porque más de cincuenta años son muchas etapas de la vida y el
amor, el modo de ver el amor, de sentirlo, de padecerlo, varían
sustancialmente. Deben variar, porque nuestra experiencia de la
vida, nuestras expectativas frente a la misma, necesariamente van
cambiando en función de las vivencias que vamos adquiriendo. No
puede ser igual el amor del adolescente, que el de la madurez, o el
amor cuando tu vida ya se apaga. ¿O si?
Permitidme
que empiece con una cita bíblica, con la
Carta de San Pablo a los Corintios que en tantas bodas se
lee por ser una maravillosa definición del amor: "El
amor es paciente..."
«Florentino
Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía 53 años, 7 meses y
11 días con sus noches.»
Eso
es paciencia, por más que su manera de entender el amor y la espera
del mismo sea muy peculiar:
«Cincuenta
años más tarde cuando Fermina Daza quedó libre de su condena
sacramental, tenía veinticinco cuadernos con seiscientos veintidós
registros de amores continuos, aparte de las incontables aventuras
fugaces que no merecían ni una nota de caridad.»
Vamos,
que no había dedicado su vida al celibato, pese a considerarse fiel
a su gran amor.
«Porque
hay dos tipos de amores:
Amor
del alma de cintura para arriba y amor del cuerpo de cintura para
abajo.»
El
amor en los tiempos del cóleranos
ofrece un completo recorrido por todas las edades y todos los tipos
de amor. Y comienza por el primer amor, ese que se da
cuando apenas estás despuntando a la vida. Un primer amor que deja
su huella, indeleble siempre e insustituible en algunos casos como el
de Florentino Ariza.
«La
niña levantó la vista para ver quién pasaba y la ventura, y esa
mirada casual fue el origen de un cataclismo de amor que medio siglo
después no había terminado.»
Es
el fuego de ese primer amor que como una fiebre te consumen en el
caso de Florentino Ariza de un modo literal. La duda deshojada en una
margarita del me quiere o no me quiere, de la duda primero de
manifestar tus sentimientos, del cómo hacérselos llegar después.
Y
una vez que sabes que ese amor es mutuo, el subidón de energía que
te da fuerzas e ingenio para superar todos los obstáculos que puedan
interponerse en el camino.
La
distancia no es óbice para que los amantes se mantengan en contacto
y planeen su boda.
Por
eso es tan brutal el repentino choque que me produjo el brutal y
brusco desamor de Fermina Daza.
Como os decía, como lo primero que vi fue la película, cuando llegó
ese momento me quedé tan noqueado como el propio Florentino Ariza,
que ya es mucho decir.
Pensé
que era un problema de la película que había omitido algo que
justificase semejante desenlace, por lo que esperaba con impaciencia
que el libro me despejase el misterio.
Perno
es un error de la película, pues en lo que a mi parecer es el punto
más flojo del libro el desencantamiento de Fermina Daza es
repentino, igual que una mirada trajo el amor, otra condujo al
desamor. Apenas unas palabras sirven de justificación:
«Es
como si no fuera una persona sino una sombra. La sombra de alguien a
quien nadie conoció nunca.»
Es
algo que ciertamente se da mucho en la vida real: Te enamoras no
tanto de una persona, sino de una imagen que te creas de ella. El
tiempo se encarga de desmoronar esa imagen, que si no es rellenada y
completada con otras virtudes, conduce inexorablemente al desamor y a
la ruptura. Pero que la ruptura de esa imagen y la decisión de la
ruptura se den en el breve espacio de una mirada me parece poco
creíble.
Del
infierno de un amor despechado y que no encuentra razones, ya digo
que yo tampoco, para pasar de la gloria del cielo de reencontrarse
con la amada al infierno de saberse rechazado por ella, se recupera
Florentino Ariza gracias a su madre y a una viuda, la primera de la
lista de esos veinticinco cuadernos.
Ella
le enseña ese amor de cintura para abajo del que hablaba antes.
«El
amor ilusorio de Fermina Daza podía ser sustituido por una pasión
terrenal.»
Comienza
así su impresionante carrera amatoria, sorprendente porque sobre
todo al principio no está dotado ni de un atractivo físico, ni
económico, ni de porvenir como para convertirlo en un partido
atractivo para las mujeres. «Se
puede estar enamorado de varias personas a la vez y de todas con el
Mismo dolor, sin traicionar a ninguna. El corazón tiene más cuartos
que un hotel de putas.»
¿Qué
tiene entonces para atraerlas así? La respuesta en boca de una de
ellas:
«Es
feo y triste, pero es todo amor.»
No
es sin embargo el amor de Florentino Ariza por Fermina Daza el único
gran amor que se nos presenta en el libro, pues para mi sorpresa la
historia de Juvenal Urbino
no solo ocupa las cien primeras páginas del libro, sino que a mi es
un personaje que me ha calado mucho más que el propio Florentino
Ariza. Se sirve el autor de Juvenal Urbino para hablarnos de otro
amor, de ese que se da en el matrimonio. Un matrimonio al que Fermina
Daza se entrega sin ilusión y con un total
desconocimiento. Matrimonio que da pie a uno de los pasajes del
libro que más me gusta, la noche de bodas y el viaje de novios en el
que Fermina Daza descubrirá como el amor tiene también un lado
físico.
Pero
esos viajes de novios no dejan de ser un punto y aparte, un
paréntesis de la realidad, del roce y el desgaste continuo del día
a día.
«En
tantos años de vida conyugal no habían hecho más que pastorear
rencores.»
Pero
esta no deja de ser la historia de
amor real, que ha de lidiar con las desilusiones y el
bregar del día a día, con la traición de una infidelidad y sobre
todo con el orgullo propio, ese que te impide pedir perdón.
Otro
amor del que se habla en la novela es de algo que se suele silenciar,
un tema casi tabú: El amor en los tiempos finales, o dicho
claramente, el amor en los
ancianos. Ni siquiera hoy día, a pesar de ser un
inmenso negocio, la gente quiere darse cuenta de que los ancianos
siguen teniendo la necesidad de amar. Y la proximidad de la muerte
hace que esas relaciones sean más intensas, porque pueden ser la
última, porque ya no hay tiempo para más. Y el sexo no es
solamente cosa de los jóvenes, por más que los hijos conviertan a
los padres en seres asexuados.
Y
en el libro se plantea el tema de la vejez, pues Florentino Ariza
tiene miedo a la vejez y a la muerte, no por la muerte en si misma,
sino porque esta le impida el cumplimiento de su sueño.
No
terminé de empatizar con el protagonista principal, con Florentino
Ariza hasta que una cita facilitada por una internauta me ayudó. Es
una cita de Oscar Wilde:
«La
diferencia entre un capricho y el amor eterno, es que el capricho
suele durar mucho más tiempo.»
No
he podido dejar de pensar tras haber leído esta cita, que todo
en la vida de Florentino Ariza no es más que la espera de ver
realizado lo que el llama su amor, pero que igual de
válido sería llamarlo su capricho.
Y
la espera la llena con esos veinticinco cuadernos de caprichos sin
compromiso de los que hablaba al principio.
Una
vez conseguido su sueño, solo le queda disfrutarlo hasta la muerte y
a ello se dispone feliz, rematando la novela con el diálogo final
con el capitán del barco que los lleva por el río.
«-¿Y
hasta cuándo cree usted que podemos seguir con este ir y venir del
carajo?
Florentino
Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y tres
años, siete meses y once días con sus noches.
-Toda
la vida, dijo.»
IMPRESIÓN
PERSONAL
Una
gran novela que me ha gustado y que he disfrutado y que si no
es perfecto es por dos motivos:
-El
repentino desamor de Fermina Daza.
-Me
es imposible identificarme con el amor de Florentino Ariza.
No
obstante su revisión del amor, de todas sus facetas y aspectos, hace
que sea una lectura que me ha merecido la pena.
Lectura
facilitada por la Biblioteca Municipal
de Móstoles VALORACIÓN: 9/10
PELÍCULA VERSUS
LIBRO
Ha
costado mucho tiempo el que por fin se halla llevado a la gran
pantalla la novela de Gabriel García Márquez.
Curiosa
mi relación con las novelas de García Márquez, pues sus dos
principales obras (Cien años de
soledad y El amor en los
tiempos del cólera) las leí hace tanto tiempo, que no
recuerdo nada.
Y
extraño también mi acercamiento a ella, pues en lugar de seguir el
recorrido habitual de novela, película y finalmente banda sonora, lo
he hecho justamente al revés, pues primero escuché la banda sonora
con Skakira al frente de la
misma (una banda sonora que me encantó), luego vi la película y
finalmente llegué a la novela.
Para ir ambientando, ahí está el video con la canción Hay amores de la BSO de El amor en los tiempos del cólera
Para
los que no hayáis hecho ninguna de las dos cosas, leer el libro o
ver la película, habéis de saber que esta es
una historia de amor eterno y paciente, un amor capaz de
permanecer inmutable y a la espera por espacio de más de cincuenta
años. Cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus
noches de espera. Un amor que comienza en la niñez y que aún en la
vejez está en la esperanza de llegar a su consumación.
Es
imposible que un libro de más de quinientas páginas quepa completo
en una película de duración normal, por lo cual es inevitable que
el director tenga que recortar por algún sitio. Y el lugar escogido
para hacerlo ha sido la historia del Doctor Juvenal Urbino, el marido
de Fermina Daza, apenas esbozado en la película y que sin embargo
ocupa las cien primeras páginas del libro. Se convierte pues en
un personaje secundario, a pesar de la importancia que tiene en el
libro. Quizás no había otra opción para atenerse a una duración
normal, con lo que me parece aceptable centrarse en la historia de
amor de Fermina Daza y Florentino Ariza.
Aunque
seguramente donde más descontento he quedado ha sido con la elección
del personaje principal de Florentino Ariza. Afortunadamente no había
leído el libro, con lo que no tenía una imagen mental formada del
mismo. Pero para los que si lo han leído, tiene que ser muy chocante
la imagen de Javier Bardem.
No
es culpa suya, pues su actuación es muy buena, dando esa imagen de
alelado por el amor, de poeta y escritor enamorado más allá de
cualquier lógica. Pero la imagen que nos transmite el libro es la de
un ser flaco, poca cosa, aunque eso sí dotado de una personalidad
magnética, capaz de atraer a las mujeres (guardaba 25 cuadernos con
622 registros de amores continuos, aparte de las incontables
aventuras fugaces). Nada que ver con la imagen de un fornido Barden.
De
hecho el personaje es definido así en el libro: «"Es
feo y triste, pero es todo amor".»
¿Alguien
puede imaginarse a Barden dando esa imagen
Y
las imágenes finales de un viejo encorvado, tampoco veo que
respondan a la idea que da a entender el libro, de un hombre que pese
a sus años continuaba erecto y orgulloso. Quizás se hayan basado en
la parte final en la que tiene mucho miedo a cualquier caída, porque
piensa que una caída es el comienzo del final para cualquier viejo y
por eso camina con mucha calma y sube las escaleras fijando mucha
atención a dónde pone cada pié. Pero de ahí a presentárnoslo
como un viejo encorvado, va un abismo.
Se
trata pues de una cuestión de un error de casting, no por la
interpretación, sino por el físico de Barden, muy lejos de lo que
cualquiera pudiera imaginarse de este personaje.
Y
en cuanto a Fermina Daza, ya me quedé en su día con la idea de que
le faltaba al personaje un punto de sensualidad, de exuberancia. Y
que la pareja no llega a transmitirme toda la química explosiva de
un amor de adolescencia, de esos que te prenden el alma hasta
quemarte por dentro si el otro no está a tu lado para calmar el
fuego de ese amor. Por el contrario, si me pareció muy correcto
su envejecer.
En
lo que si es un reflejo fiel y vívido
del libro es en la recreación del tiempo y el lugar, con
unas imágenes preciosas de los paisajes, las casas y los personajes.
Y sigo insistiendo, con una banda sonora maravillosa.
¿Recomiendo
la película?
Por supuesto, pues aunque hayas leído el libro y no esté a la
altura del mismo, aunque los personajes no respondan físicamente a
lo que tu esperabas de ellos, te será
muy agradable volver a revivir esta historia de amor.
Aunque sólo fuera por unir los números con la literatura, este libro
sería ya merecedor de cinco estrellas. Bueno, por eso y porque consigue
crear dos personajes muy difíciles de olvidar: Mattia y Alice. De
números voy a hablar. Si, porque la gente de “letras”, que normalmente
odia los números (no es culpa suya sino de un profesor que de pequeños
no le enseño a amarlos igual que a las letras), considera muy difícil
que una mente matemática pueda gozar con la literatura. Falso,
números y letras no son dos conceptos incompatibles. Ambos son
representaciones. En apariencia tangibles los números, y mucho más
etéreas y conceptuales las letras. Y sin recurrir a conceptos como la
numerología que atribuye a cada número un significado, lo cierto es que
nuestra vida no deja de ser números. Número desde el momento en que naces, que lo primero que dicen no es Ana, sino 3 kilos 500 gramos, 50 centímetros de altura, puntuación 9 en el test de Apgar. Números
que siguen marcando tu vida: el número de tomas, el peso, la altura, el
percentil en que estás. Números, números y más números. Cuando
creces la cosa no cambia tanto, porque con la edad adulta comienzan a
lloverte los números: el DNI, más tarde si ha lugar el NIF, el número de
afiliación a la seguridad social, el número de tu puerto IP para
identificarte en internet. Para tu empresa eres poco más que un número
(en mi caso algo más porque delante de los números que me identifican
hay tres letras) Números que indican el lugar que ocupas en esta vida
y que te marcan. No es igual ser el mayor (el número 1) que el segundo
(el número 2) en una familia. Números a los que en muchos casos le
damos nombre como el 15 que es la niña bonita, o al que damos un
contenido que no tiene como al 69 (sin comentarios) Números binarios,
el cero y el uno que rigen no solo los ordenadores sino nuestra vida,
que no deja de ser otra cosa que decisiones: Un No o un Si, 0 ó 1.Números pares que implican pareja (al ser divisibles por dos) o impares también llamados nones, que parecen indicar soledad. Números primos los que solo son divisibles por sí mismos y claro, menos el dos, todos son impares. Pero esa soledad es aún mucho mayor en los llamados números primos gemelos,
pues su soledad se ve incrementada al no estar ni siquiera junto a otro
número primo, pues entre ellos siempre se interpone un número par. Así
ocurre con el 11 y el 13, el 17 y el 19, el 41 y el 43… Están al lado, casi rozándose, pero sin llegar nunca a rozarse siquiera. Preciosa
metáfora esta, que une por fin los números y la literatura, para
mostrarnos el amor imposible entre Mattia y Alice, dos seres extraños,
solitarios no siempre a su pesar, en realidad hechos el uno para el
otro, pero a los que su propia incompetencia o quizás sería mejor decir
su propia condición, les impide juntar sus vidas. Uno junto a otro,
apoyándose, guiándose, pero sin poder fundirse en un mismo número, en un
mismo ser. ARGUMENTO Esta es la historia de Mattia y Alice, dos seres únicos, marcados desde su infancia por una tragedia.
Alice por un accidente de esquí que la dejará coja de por vida. Mattia
por abandonar a su hermana gemela. Alice no come, es anoréxica. Mattia
se autolesiona. Mattia, un genio matemático. Alice, sin una vocación
definida. Seres diferentes, muy diferentes a todos los que les
rodean y eso sólo puede determinar una cosa; que sean rechazados (que
crueles son los críos rechazando a los que no son como ellos) y que
ellos mismos rechacen el mundo que les rodea:«Pasaron los años del
instituto como de puntillas, rechazando él el mundo, sintiéndose ella
rechazada por el mundo, lo que a fin de cuentas terminó pareciéndoles lo
mismo. (Página 111) El azar decide juntar a estos dos seres, tan inseguros en sus relaciones con los demás, tan infelices, tan indecisos: «¿Te gusto?. No lo sé. ¿No lo sabes?. No, no lo he pensado . Esas cosas no se piensan. Yo si no pienso no comprendo.»(Página 88) Una
relación que desde su primer contacto en el instituto, va avanzando a
lo largo de su vida adulta, siempre adelante y atrás, a punto de cruzar y
unir sus caminos, pero sin terminar de conseguirlo. Porque Mattia fuera
de la racionalidad e los números, no es capaz de madurar como persona,
de tener fe en sí mismo: «Al contrario de lo que les sucede a las
personas normales, que ganan confianza según envejecen, el confiaba en
sí mismo cada vez menos.»(Página 206).
OPINIÓN PERSONAL
No
me atrevo a afirmar que sea un libro con el que he disfrutado, porque
al margen de mostrarnos sobre todo al principio unos comportamientos
crueles, tanto más crueles cuanto más reales son, no deja de ser una
historia muy triste. Una historia que cuando termina te deja
sobrecogida el alma, aún flotando en los amores de estos modernos
amantes, que se aman sin saberlo y sin consumar su amor. No he podido
identificarme a lo largo de la historia con Alice, quizás porque nunca
he terminado de entender ese mecanismos que mueven a algunas personas a
negarse a alimentarse, en ver la alimentación como un suplicio y los
alimentos como la muerte. Pero en cambio si me he visto muy retratado
en Mattia, en su amor por los números, en esa inseguridad en sus
relaciones con los demás. Incluso en ese no creer en sí mismo. La
diferencia es que la vida a veces te da oportunidades que cambian tu
destino, tu personalidad y tu forma de relacionarte con los demás. Yo
tuve la música. Mattia sólo tuvo los números y los números, fríos e
implacables no sirven para romper barreras físicas ni emotivas, no
sirven para relacionarse. Cuando un libro al terminarlo te deja
varios días pensando en él, cuando los personajes te han llegado a las
entrañas, solo puede merecer el calificativo de cinco estrellas.
Un libro que recomiendo a todos aquellos que busquen una historia que
derroche sensibilidad, una historia de las que perdura en tu interior y
difícilmente podrás olvidar.
Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles VALORACIÓN: 9/10
LA PELÍCULA Acaba de estrenarse en España la versión cinematográfica de La soledad de los números primos, pese a que en Italia se estrenó hace tres años. Nada puedo deciros de la película puesto que no la he visto. Os dejo el trailer de la misma
La familia es un plato difícil de preparar Gracias a Lectora de Tot y Momentos de silencio compartido
me llegó una propuesta de la editorial Espasa para recibir en mi domicilio
Arroz de Palma, una de sus últimas novedades con el compromiso de
reseñarlo en mi blog. Junto a la propuesta venía una nota de prensa de la
editorial, de la que tengo que decir que el que la hizo se ganó sobradamente el
sueldo, porque tras leerla mi respuesta inmediata fue SÍ, me apetece mucho leer
esa historia, una historia que se intuye cargada de sensibilidad, como prueban
las citas que al final de la misma vienen, en las que nos muestran el concepto
de la vida que Antonio su protagonista tiene de la misma. Altas expectativas,
lo cual siempre supone un riesgo, pues muchas veces esperas más de lo que luego
te dan y hace que valores peor lo que de otra forma serías más benévolo.
Anticipo, que en mi caso el libro no me ha decepcionado.
FRANCISCO AZEVEDO
¿No conoceis de nada a Francisco Azevedo? Yo tampoco. Tampoco es extraño
porque es brasileño y esta es su primera novela. Por eso os dejo la nota
biográfica que la propia editorial me envía:
Nacido en Río de Janeiro (1951), Francisco José Alonso Vellozo Azevedo –ése
es su nombre completo– es un escritor de sólida formación humanística. Un
renacentista en versión brasileira y algo mágica. Estudió derecho, fue
diplomático y es dramaturgo, guionista, poeta y novelista.
Su larga carrera como autor teatral incluye las obras Unha Carne y A casa de
Anais Nin, que tuvieron muy buena acogida de crítica y público en Brasil y se
representaron en varios países más. Ha escrito también más de doscientos
guiones de todo tipo, desde cortos hasta largometrajes, pasando por spots
publicitarios y documentales. Su última producción cinematográfica, Ponto final
(2011), fue dirigida por Marcelo Taranto y ha sido seleccionada para varios
festivales. Arroz de Palma es su primera novela. En Brasil se convirtió
pronto en un fenómeno, gracias al boca a boca, y lleva agotadas ya varias
ediciones desde su publicación en 2008.
ARGUMENTO
«Yo aquí en la hacienda. Yo aquí en la cocina, cuatro y poco de la
mañana. Isabel aún duerme, el sol se retrasa. Yo aquí, un viejo de
ochenta y ocho años. Para los más jóvenes, el Abuelo Eterno, el que no
tuvo comienzo ni tendrá fin, el que vino al mundo con esta cara arrugada. Yo
aquí, con delantal blanco, picando hierbas aromáticas. Preparo la comida
familiar. ¿Tendré fuerzas? 88: dos infinitos verticales. Es una buena edad, será
una hermosa fiesta. Tengo práctica. La tía Palma me enseñó a cocinar, yo
era joven. ¿Por dónde andará la tía Palma? A veces, pasa tiempo sin
aparecer. A veces, la veo deambulando por la casa con mamá y papá y ni
siquiera necesito las gafas. Vienen con diferentes edades, alegres o
preocupados, habladores o silenciosos. Depende del día, de la hora a la que los
vea. ¿Imaginación? ¿Senilidad? Me dejo llevar. ¿Sí? Me sorprendo
charlando con ese niño que fui. O escribiendo en alto conmigo mismo.
Hablo con mis seres queridos ya lejanos en el tiempo y en el espacio.» Así comienza el libro, con Antonio a punto de celebrar un gran banquete en el
que él es el cocinero y en el que espera reunir a su numerosísima familia,
venida de todas partes del mundo. Y Antonio, con una mente dotada para contar y
escuchar historias, no puede evitar que su mente divague y vuelva adelante y
atrás en el tiempo a sus orígenes, a sus padres que un día se casaron en Viana
do Castelo, un pueblecito del norte de Portugal del que con gran dolor de su
corazón emigraron a Brasil en busca de una vida mejor para ellos y para unos
hijos que en aquellos momentos no tenían. Una narración en la que da rienda
suelta a sus bichos, que no son otra cosa que sus sentimientos, unos
sentimientos que quiere compartir con nosotros: «Lo que quiero ahora es
desfogar por el cielo,soltar los bichos que he coleccionado toda la vida.
Todos los bichos domésticos, salvajes, útiles y nocivos.» (Página 12)
Y no puede Antonio dejar de recordar la historia de un arroz, el Arroz que su
tía Palma regaló a sus padres, un arroz que trajo la bendición a su familia. El
arroz que lanzaron a sus padres el día de su boda y que su tía Palma recogió
grano a grano del suelo hasta juntar un gran saco que fue su regalo de amor a la
pareja: «Este arroz -plantado en la tierra, caído delcielo como el maná
del desierto y cogido de la piedra- es símbolo de fertilidad y amor eterno. Esta
es mi bendición.» (Página 20)
LA NOVELA
Me resulta imposible catalogar esta novela, tan cargada de “bichos”, de
sentimientos. Unos sentimientos que a la fuerza me han hecho reflexionar sobre
mis fantasmas particulares. Una historia que abarca un siglo de historia pero,
tan centrada en los personajes y sus historias, que los grandes acontecimientos
mundiales apenas parecen rozar a esta familia. Una historia que por momentos
puede parecer deslabazada con sus saltos adelante y atrás. Pero en ningún
momento el autor pierde el hilo de lo que quiere contar, y da realismo a la
historia de un viejo, que ochenta y ocho años son muchos años, que repasa su
vida y la de los suyos, que ve acercarse el momento de comprender el misterio de
la terrenísima trinidad: pasado, presente y futuro, tres personas
distintas reunidas en una sola.
No es una novela de intriga, ni de acción, ni es una de esas novelas que no
se caigan de las manos intentando saber qué es lo que va a pasar de novedoso en
la página siguiente o cómo saldrá el héroe adelante en una comprometida
situación. Si buscas una novela de ese tipo, Arroz de Palma no lo
es. Se trata por contra de una narración pausada, la mirada de un viejo que
reflexiona en voz alta sobre todo lo bueno y lo malo que la vida le ha dado.
Mucho más bueno que malo, aunque eso no deja de ser también una forma de mirar
la vida y recibirla. Feliz porque en la medida de lo posible ha ido saliendo
adelante y sobre todo, porque junto a él ha estado siempre la mujer a la que
ama, ha amado y amará. Presente, pasado y futuro del amor. Una historia que
en muchos momentos está cerca de ese llamado realismo mágico, con ese
arroz capaz de seguir incorrupto generación tras generación. Un arroz bendición
de amor.
IMPRESIÓN PERSONAL
Toda novela está escrita para interaccionar con el lector. Pero en el caso de
Arroz de Palma, esa interacción es aún más notoria y necesaria. Es una
visión de la vida, que puedes compartir o no, de la que puedes aprender si lo
deseas. Evidentemente, no puede ser igual por tanto mi visión de esta novela, la
de en mi caso un hombre que es plenamente consciente de que mi pasado es por
fuerza más largo que mi futuro, que la de alguien con veinte o treinta años que
espera tener todo el futuro por delante. No puede ser tampoco igual la visión
de un padre, que la de un hijo. Como tampoco lo es la de un abuelo (no lo soy,
pero tengo amigos que comienzan a serlo) que la de un nieto. Por eso este libro
es tan especial, porque cada uno puede ver en él algo diferente. Yo he
disfrutado con este libro, en buena parte porque me gustan estas novelas con un
toque de realismo mágico, en parte porque en buena medida o me he sentido
identificado con Antonio, o me gustaría poder ver la vida con la calma que él la
ve al final de sus días.
Quiero que quede muy claro que no es un libro de autoayuda como a lo
mejor pudiera parecer. Pero sin embargo, a mi si me ha servido para reflexionar
sobre mi pasado, mi presente y plantearme qué quiero de mi familia y para mi
familia en un futuro próximo. De ahí también el cariño con el que lo he
leído. Tampoco es como en un principio pude pensar un recetario de
cocina. Por más que el trabajo de Antonio sea como cocinero, solo
encontraremos una muy peculiar receta de arroz a lo largo del libro.
Es curioso que esta reseña me haya tocado publicarla en un día tan especial para muchos españoles como el día de San Valentín. Porque Arroz de Palma es ante todas las cosas, una historia de amor. Sería más correcto decir de amores: amor de Antonio e Isabel, amor entre los padres de Antonio, amor de hermanos, amor de padres, amor de tía. Porque aunque haya muchas facetas en el amor, lo que si nos deja claro este libro, es que solo amando se puede lograr la felicidad. Por eso no puedo para terminar, más que hacer mía una de las frases que podemos
leer en esta novela: «Todos soñamos con un puñadito de arroz que nos de
fertilidad, sea cual sea, y amor eterno dondequiera que esté.» (Página
328) Esta lectura ha sido posible gracias a ESPASA, que me facilitó el
ejemplar. Desde aquí mi agradecimiento.
CITAS
«La receta de la felicidad no se copia, se inventa. Uno va aprendiendo
poco a poco, improvisando y transmitiendo lo que sabe en el día a día (…)
Por poca gracia que tenga, por malo que sea el sabor, la felicidad es un plato
que tienes que probar y comer.» (Página 16)
«Cada hijo es un aprendizaje, una lección de vida. Y, al mismo tiempo,
muchos deberes, ejercicios complicados, que nosotros los padres, vamos
intentando resolver con paciencia cada día a lo largo de la vida.»(Página
43) «Ser madre es deshilar fibra a fibra el corazón. Ser madre es padecer
en un paraíso.» (De “Ser madre” de Henrique Màximo Coleho Neto)
«Un nieto es bueno para la salud. Si un abuelo es un padre con azúcar, un
nieto es un hijo con proteínas, vitaminas y sales minerales. El abrazo de un
nieto cada veinticuatro horas sustituye perfectamente cualquier tipo de
medicación.» (Página 26) «De jóvenes, queremos lo mi posible, y eso es
bueno, porque el error nos da preparación física y aliento para la realización
de nuestros sueños. De adultos, aprendemos poco a poco a contentarnos con
lo posible -el éxito posible, la salud posible, la belleza posible, la
osadía posible- y eso es bueno, porque la moderación nos va enseñando el
desapego necesario para, llegado el momento, poder dejar la vida que es
vigorosa y demasiado hermosa.» (Página 272)
«Miente el que dice que el viejo vive de recuerdos y el joven vive de
esperanzas. Vivo de los dos. Los recuerdos y las esperanzas aliñan mis actos, le
dan sabor a mi presente.» «Puedes llorar a gusto. Las lágrimas son la
forma más elevada de purificación.» «La vida es un caleidoscopio. De nada vale girar el cilindro despacio.
¿Tanto cuidado para qué? Cuando menos lo esperamos, los trozos de cristal
caen unos sobre otros y forman el impredecible dibujo. Lo bueno es que el nuevo
cuadro hace olvidar el anterior. Siempre. ¿Exagero?» VALORACIÓN: 8/10