Título: El cuaderno de Maya Autor: Isabel Allende Editorial: Plaza & Janés editores Encuadernación: Tapa dura Páginas: 448 PVP: 23,90 €
Editorial: DeBolsillo, 2017 Encuadernación: Tapa blanda bolsillo Páginas: 448 PVP: 9,95 € Cada vez que leo un libro, os dejo
escrito mi comentario sobre él. Para vosotros y para mí, que sobre todo
cuando son series, me es muy útil releer lo que yo mismo he escrito.
Pero lo cierto es que aunque lo haga con cariño e intentando ser útil
para el que me lea, no escribo siempre con el mismo interés, porque
depende de cuánto me haya impresionado el autor, o cuánto cariño le
tenga al autor. Ésta es una de esas veces que aunque no sea un libro
tan perfecto como para darle cinco estrellas, escribo esta reseña con
mucho cariño y con muchas ganas de llegar a vosotros, de animaros a la
lectura de este libro.
ISABEL ALLENDE
Siempre había pensado que Isabel Allende era chilena. Y lo es, aunque
en realidad nación en Perú en 1942, donde se encontraba en esos tiempos
su padre, que era diplomático chileno. Nos dice la contraportada del
libro que vivió en Chile entre 1945 y 1975 y luego en otros países como
en Venezuela hasta 1988 y a partir de entonces en California. Lo que no
nos dice es que su abandono de Chile no fue voluntario sino por ser
sobrina del asesinado presidente chileno Salvador Allende, un funesto
11 de Septiembre. (NOTA: El 11 de septiembre, no solo cayeron los
aviones sobre las Torres Gemelas. Años antes en la misma fecha, cayeron
sobre el Palacio de la Moneda para acabar con la democracia en Chile e
instaurar un régimen de terror y asesinatos.)
Su primer libro es de 1982, La casa de los espíritus una de
sus novelas más conocidas y aclamadas y probablemente, la mejor de
todas. Los premios que ha obtenido son numerosísimos. Uno de los últimos
le ha supuesto el reconocimiento público de su labor por parte de su
nación: El Premio Nacional de Literatura 2010 de Chile. Isabel
Allende es la número uno en mi biblioteca. A pesar de que su obra no es
muy extensa, es la autora más presente entre mis libros, aquella de la
que más libros he comprado. Lo cual no quiere decir que sea el autor del
que más libros he leído. ¿Por qué es la más comprada por mí? Porque no
solo es que me encante su literatura, sino porque se que sus libros van a
ser leídos por mi mujer y mis dos hijas, lo cual hace que la compra del
libro sea una inversión rentable. Una producción como decía no muy extensa, que aparte de alguna obra de teatro, está compuesta por las siguientes obras:
Novelas: La casa de los espíritus (1982) De amor y de sombra (1984) Eva Luna (1987) El plan infinito (1991) Hija de la fortuna (1999) Retrato en sepia (2000) La ciudad de las bestias (2002) El reino del dragón de oro (2003) El bosque de los pigmeos (2004) El Zorro: Comienza la leyenda (2005) Inés del alma mía (2006) La isla bajo el mar (2009) El cuaderno de Maya (2011)
Relatos: La gorda no es de porcelana (1984) Cuentos de Eva Luna (1989)
Libros autobiográficos: Paula (1994) Afrodita (1997) Mi país inventado (2003) La suma de los días (2007)
EL CUADERNO DE MAYA EN LA NARRATIVA DE ISABEL ALLENDE
El cuaderno de Maya es el último libro que ha publicado. Un libro que no cambia el estilo de Isabel Allende, que se mantiene fiel a ese realismo mágicoque la caracteriza. Aunque en
este libro tenga mucho más de realismo que de mágico. Porque realismo
puro y duro es ese mundo de la droga que Isabel Allende nos describe, un
mundo el de los drogadictos que por desgracia conoce muy bien, pues
víctimas de la droga han sido los hijos de su segundo marido, alguno de
los cuales incluso murió de una sobredosis. Pero ese mundo mágico de
los espíritus no desaparece en medio de tanto realismo como el mundo que
nos describe (no sólo la droga, también la represión de Pinochet sobre
el pueblo chileno se hace presente en este libro). Un mundo mágico que
se hace presente por medio de Popo, el abuelo de Maya, al que ella adoró
en vida, y que una vez muerto hace todo lo posible para protegerla en
sus peores momentos:
«-Me juraste que nunca te ibas a morir, Popo. -No, Maya, te dije que siempre estaría contigo y pienso cumplir mi promesa.» (Página 82) De todos modos, este mundo de los espíritus que nos presenta en El cuaderno de Maya
Isabel Allende, me parece mucho más cercano, más creíble que en otros
libros. No resulta extraña esa presencia del abuelo muerto que Maya
siente, no cuando ella quiere, sino cuando a él le da la gana, que los
fantasmas son muy suyos para eso de las apariciones.
Reviso lo que a propósito de La isla bajo el mar, el libro anterior de Isabel Allende, os contaba sobre su narrativa: La narrativa de Isabel Allende es como un río.
A veces baja rápida, impetuosa, arrollando todo a su paso, atrapándote
en sus remolinos e impidiéndote salir de ella para luego precipitarte en
una cascada de sentimientos. Ese gran río al que no paran de llegar
ríos y más ríos, unos más grandes, otros más chicos, pero cada uno de
ellos con su propia historia que contribuye a engrosar el caudal del
gran río, la gran historia. Un río que por momentos se remansa y da vueltas en mil y un meandros, discurriendo lentamente para que disfrutemos del río. Un
río de palabras que desembocar finalmente en el gran mar de los
recuerdos, el de esos personajes inolvidables que permanecen en nuestra
memoria, especialmente el de esas mujeres, tan vitales, tan rebosantes
de fuerza. En realidad más que un río, El cuaderno de Maya son
dos ríos, dos narraciones. Una en presente en la que Maya comienza a
escribir su cuaderno en su exilio en Chiloé. Otra en pasado en la que se
nos muestra lo que va escribiendo en ese libro, el pasado que la ha
llevado a tener que refugiarse en esa apartada zona del mundo. Dos ríos
que finalmente terminan uniéndose en una única narración, un único río
que nos llevará hasta el final de la novela. A diferencia de otras novelas en que los ríos que confluían sobre el principal eran muy numerosos y abundantes, en El cuaderno de Maya
hay menos personajes que en otras novelas y sus historias son más
cortas. Eso no quiere decir que sus historias sean menos interesantes,
pues hay personajes como la abuela de Maya, Popo su abuelo, o el propio
padre de Maya, cuyas historias podrían haber sido más largas. Quizá la
excepción sea la historia de Manuel, el hombre que acoge en Chiloé a
Maya, que da pie a uno de los meandros de la narración para contarnos
una parte de la historia de Chile que Isabel Allende últimamente nos
está mostrando aunque sea parcialmente: la represión de Pinochet.
Las mujeres de esta novela tienen esa fuerza vital con la que Isabel Allende dota a sus personajes.
No sólo Maya, capaz de levantarse para intentar rehacer su vida, sino
la abuela, esa luchadora permanente, siempre en primera línea de
manifestación contra todo aquello que considere injusto. Lo que me ha
llamado la atención es la figura de Manuel, un personaje masculino que
tiene también una fuerza impresionante. Esa figura del sustituto del
padre, ese padre ausente en las novelas de Isabel Allende. Porque aunque
aquí aparezca, el padre no ejerce de tal, desde un primer momento
delegó esa misión de educador y padre en los abuelos de Maya. Y tiene El cuaderno de Maya ese desembocar el río en un mar de recuerdos de personajes inolvidables.
Esta Maya permanecerá tiempo en mi memoria, por lo entrañable que
resulta hasta en sus errores, esos errores de adolescente inmaduro que
la ves cometer, que sabes dónde va a llevarla pero que no podrías evitar
ni aunque estuvieras a su lado. Muy significativas las palabras de
isabel Allende a propósito de este personaje, unas palabras que podemos
encontrar en la contraportada del libro: «Esta Maya me ha hecho sufrir más que ningún otro de mis personajes. En algunas escenas le habría dado unas cachetadas para hacerla entrar en razón, y en otras la habría envuelto en un apretado abrazo para protegerla del mundo y de su propio corazón atolondrado.».
Es esta la novela más chilena de Isabel Allende. Una de las
cosas que choca de esta novela es el lenguaje. Está narrado por una
joven de diecinueve años, criada en Estados Unidos y que ahora se ve
envuelta en un pueblo chileno por un castellano, lleno de giros y de
rapidez que en un principio le cuesta asimilar. Pero ese lenguaje
termina aflorando en su escrito, un escrito lleno de giros que como
español, no pueden dejar de chocar: He aquí algunos ejemplos, tomados a
partir de la página 300, que hay muchos más: Caminamos un par de cuadras (Página 310) (Cuadras por manzanas) Manejó por esta cinta interminable (Página 323) (Manejó por condujo) Azuara consiguió trabajo haciendo aseo en un parador (Página 365) (Haciendo aseo por limpiando) No podré majadear (Página 373) (Majadear por bromear) Cuando pueda no más (Página 432) Ya tengo dientes provisorios (Página 442) (Provisorios por provisionales)
Pero no es una cuestión solamente de lenguaje. No recuerdo ningún
otro libro de Isabel Allende en que se nos trace como aquí un fresco del
Chile actual, por más que sea de un lugar perdido como este Chiloé, que
vive del ecoturismo “interpretando” para los turistas enviados por las
agencias, antigas costumbres, como la de transportar las casas por mar a
nuevos emplazamientos. Un Chiloé de apenas trescientos habitantes en
las que todos se conocen, todos se saludan y en el que se practica el
trueque de favores. Aunque sea en algunos casos a través de una cadena
de intercambio, pero siempre las deudas quedan saldadas. Un Chiloé que contrasta con la capital de Chile, donde nadie saluda y todos van con prisa. Como
decía antes, también hay aquí un espacio para hablarnos del Chile del
golpe de estado, de cómo cambió aquello la vida de muchos chilenos y
dejó a otros tantos marcados para siempre.
ARGUMENTO
«Soy Maya Vidal, diecinueve años, sexo femenino, soltera y sin enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa, nacida en Berkeley, California, pasaporte estadounidense, temporalmente refugiada en una isla al sur del mundo». (Página 14) Así comienza Maya a escribir en su diario
¿Por qué comienza a escribir Maya este cuaderno? Ella misma se encarga de decírnoslo más adelante «En esta isla bendita nada alimenta mis malos recuerdos, pero hago el esfuerzo de escribirlos en este cuaderno para que no me pase lo que a Manuel, que tiene sus recuerdos encerrados en una cueva y si se descuida lo asaltan de noche como perros rabiosos». (Página 217)
Empecemos por ver cómo se ve a sí misma Maya: «En hindí, Maya significa hechizo, ilusión, sueño. Nada que ver con mi carácter. Atila me calzaría mejor, porque donde pongo el pie no sale más pasto». (Página 18) «En esta isla bucólica de Chiloé, mi agitación del pasado parece incomprensible. no se que era esa picazón interior que no me daba tregua, por qué saltaba de una cosa a otra, siempre buscando algo sin saber lo que buscaba». (Página 217) Y
es que Maya a sus diecinueve años llega a este apartado rincón de Chile
llamado Chiloé, a recuperarse de su pasado al tiempo que se esconde de
algunas posibles consecuencias que dicho pasado puede acarrearle. Un
lugar en el que pese a haber Internet, no va a poderse comunicar por
correo electrónico. También tendrá prohibidas las bebidas. Y
distracciones tampoco hay muchas, si acaso cine una vez a la semana. Además
se aloja en una casa sin ningún tipo de comodidades con Manuel, un tipo
silencioso y gruñón, defensor a ultranza de su soledad, que pese a todo
terminará queriendo a Maya.
IMPRESIÓN PERSONAL
He disfrutado muchísimo con este libro de Isabel Allende, pese a lo cual como habréis podido ver, no le he dado cinco estrellas. De hecho mi valoración es de 9/10.
Porque
el libro no es perfecto. Lo de menos es un inicio un tanto lento, que
poco a poco va sin embargo atrapándote. Lo peor son algunas caídas de
ritmo, pues de una acción por momentos muy trepidante como todas sus
aventuras en Las Vegas, parecería que el libro está ya acabado. Entra en
uno de esos meandros de los que hablaba antes, para nuevamente remontar
y adquirir la fuerza final de una catarata.
Isabel Allende nos cuenta en algunas entrevistas, que escribió este
libro a petición de sus nietos, que le dijeron que escribiera algo para
ellos. Eso no quiere decir ni mucho menos que esta sea una novela
juvenil, sino más bien una novela que nos va a mostrar el mundo de una
joven, de su paso por la adolescencia, de cómo la muerte de un abuelo le
hizo entrar en una espiral de dolor que terminó arrojándola a una
actitud rebelde frente a toda autoridad. Una rebeldía que tuvo como
primera parada el alcoholismo y por último el mundo de la droga. ¡Cómo resuena la voz del abuelo diciéndole a Maya!: «Prométeme que siempre te vas a querer a ti misma cono te quiero yo, Maya». (Página 78) Esa
espiral autodestructiva es muy realista. Y precisamente es este
realismo el que nos permite disfrutar más de esa fuerza con la que
posteriormente se levanta para seguir luchando en esta vida. Sí, se llega a querer mucho a esta Maya,
por más que en algún momento te sientas tentado como decía su autora de
darle una cachetada por tonta. Y quererla es sufrir, porque su vida no
fue precisamente un paseo de rosas. Un dolor que se ve aliviado en los
momentos más duros porque sabes que si está en ese remoto lugar de Chile
escribiendo su historia, es porque ha sobrevivido a sí misma.
VALORACIÓN: 9/10
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