Paula (1994)
Afrodita (1997)
Mi país inventado (2003)
La suma de los días (2007)
ARGUMENTO de EL AMANTE JAPONÉS
Aislada
del mundo por la magia del amor, Alma podía ignorar las voces
interiores que la llamaba al orden y le exigían prudencia
advirtiéndole de las consecuencias. Sólo vivían para el encuentro
del día, no había mañana ni ayer, sólo importaba ese cuarto
insalubre con su ventana atascada, su olor a humo, sus sábanas
gastadas y el ronquido perenne del aparato de ventilación. Sólo
existían ellos dos. (Página 187)
El
amante japonés es la historia de Alma, desde que siendo
apenas una niña fue enviada por sus padres judíos desde Polonia a
Estados Unidos para ser acogida por sus parientes, la familia
Belasco, huyendo de la inminente guerra hasta su vida, con más de
setenta años en que se retira a Lark House, una residencia para
mayores de edad.
Una
vida marcada por el amor: el amor a Ichimei, el hijo del jardinero de
la familia, y el de Nathaniel, su primo, aquel que la dio la mano
cuando descendió del barco en Estados Unidos:
A
los ocho años se había enamorado de Ichimei con la intensidad de
los amores de la infancia y de Nathaniel con el amor sereno de la
vejez. En su corazón ambos cumplían funciones diferentes y eran
igualmente indispensables; estaba seguro que sin Ichimei y sin
Nathaniel no podría sobrevivir. (página 153)
EL
AMANTE JAPONÉS
Hablar
de Isabel Allende, es
hablar de realismo mágico. Ahora bien, ¿qué
es el realismo mágico?
Según
la definición de wikipedia, el
realismo
mágico
es
un movimiento literario
de
mediados del siglo
XX
y
se define como una preocupación estilística
y
el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y
común. No es una expresión literaria mágica, su finalidad no es
suscitar emociones sino, más bien, expresarlas, y es, sobre todas
las cosas, una actitud frente a la realidad.
También
podemos leer en Internet que entre
las principales características que suelen aparecer dentro de las
novelas del realismo mágico, se encuentra el contenido con elementos
fantásticos o mágicos que
son percibidos como normales por los personajes. Por otra parte, se
destaca la presencia de lo sensorial como
parte de la percepción de la realidad.
Lo
cierto es que si algo abunda en El
amante japonés es su realismo.
¿Hay
algo más real e inapelable que la muerte?
Irina
había comprobado que el proceso era el mismo: se avanza paso paso
hacia el final, unos más rápidamente que otros, y por el camino se
va perdiendo todo. No se puede llevar nada al otro lado de la muerte.
(Página 125)
Aunque
a lo largo de la novela se nos desvelará toda la vida de Alma, la
protagonista, siempre vuelve al punto incial que es la actualidad. Y
en esa actualidad, Alma es una mujer que tiene más de ochenta años
y que ha decidido dejar la lujosa mansión familiar en la que
habitaba, para pasar los últimos años de su vida en un complejo
residencial para ancianos, en el que según su grado de autonomía,
pueden vivir independientes.
Y
es que junto a la muerte, el otro gran tema que podemos ver en la
novela es el de la vejez.
Numerosas son las sentencias que sobre la misma se recogen a lo largo
de la novela, unas veces por boca de Alma y otras como consecuencia
de las observaciones de Irina, la joven trabajadora del centro
geriátrico que ha sido contratada por Alma para que actúa a modo de
secretaria particular suya.
Trataba
de comprender lo que significaba llevar el invierno en las espaldas,
la inseguridad de cada paso, la confusión ante las palabras que no
se escuchan bien, la impresión de que el resto de la humanidad anda
muy apurado y habla muy rápido, el vacío, la fragilidad, la fatiga
y la indiferencia por lo que no les atañe personalmente, incluso
hijos y nietos, cuya ausencia no pesa como antes y hay que hacer un
esfuerzo para recordarlos. (Página 81)
O
esta otra totalmente demoledora por su realismo:
Esta
es la etapa más frágil y difícil de la vida, porque empeora con el
paso de los días y no tiene más futuro que la muerte.
(Página 197)
Vejez
que no tiene por qué ser sinónimo de abandono ni tristeza:
Existía
una lista de espera de varios años para ingresar y habría sido más
larga si muchos de los postulantes no hubieran fallecido antes de que
les tocara el turno. Esos viejos eran prueba contundente de que la
edad, con sus limitaciones, no impedía divertirse y participar en el
ruido de la existencia. (Página 18)
Hay
momentos en los que tengo la impresión de que Isabel Allende
aprovecha a Alma para poner en su boca pensamientos propios (hay que
tener en cuenta que la autora supera ya los setenta años de edad).
Por ejemplo:
No
estamos viejos por haber cumplido setenta. Empezamos a envejecer en
el momento de nacer, cambiamos día a día, la vida es un continuo
fluir. Evolucionamos. Lo único diferente es que ahora estamos un
poco más cerca de la muerte. ¿Y qué tiene de malo? El amor y la
amistad no envejecen. (Página 199)
La
verdad es que cuanto más vieja soy, más me gustan mis defectos. La
vejez es el mejor
momento para ser y hacer lo que a uno le place.
(Página 278)
En
muchos capítulos, el análisis del alma humana es una reflexión
sobre la vejez, sobre lo que ello conlleva:
La
buena mujer agregó, para beneficio de Irina, lo que había observado
en muchos años de trabajar en Lark House: que la edad, por si sola,
no hace a nadie mejor ni más sabio, solo acentúa lo que cada uno ha
sido siempre. (Página 24)
Podría
pensarse que El
amante japonés es un libro triste, pero los que
habéis leído a Isabel Allende
sabéis que eso no es posible. No por lo menos para una mujer que ha
escrito un libro como Paula en
el que narra la vida y muerte de su hija dándole un tono vital y
optimista.
Por
eso el libro es también una preciosa historia de amor, o de amores,
que probablemente no sea lo más apropiado hablar en singular. Uno de
esos amores capaces de traspasar las barreras del tiempo:
Hemos
dicho muchas veces que amarnos es nuestro destino, nos amamos en
vidas anteriores y seguiremos encontrándonos en vidas futuras. O tal
vez no hay pasado ni futuro y todo sucede simultáneamente n las
infinitas dimensiones del universo. En se caso estamos juntos
constantemente, para siempre. (Página 347)
Una
historia que no sería posible sin la fulgurante personalidad de
Alma, su protagonista:
(Alma)
La mujer no se
parecía a nadie que ella hubiera conocido y ciertamente a ninguno de
los ancianos del segundo y tercer nivel. Era celosa de su
independencia, carecía de sentimentalismo y apego a lo material,
parecía liberada en sus afectos, con excepción de su nieto Seth, y
se sentía tan segura de sí misma, que no buscaba apoyo en Dios ni
en la azucarada beatitud de algunos huéspedes de Lark House.
(Página 32)
Y
como contraposición a su fuego, la calma y la reflexión de Ichimei,
en busca de la quietud y la calma.
Una
novela que, como la mayoría de las escritas por Isabel Allende, es
una novela coral, en la que
las numerosas historias de sus protagonistas van convergiendo hasta
una historia común. Ser un personaje secundario es un auténtico
lujo en una novela de Isabel Allende, porque gracias a su pluma
conoceremos su historia y su personalidad.
Es
en el caso de El amante japonés,
aparte de Ichimei y Alma, de Irina, la joven procedente de Moldavia
que trabaja en la residencia y para Alma, de Nathaniel el esposo de
Alma, del Señor Fokuda e Isaac Belasco, el padre de Nathaniel, de
Seth, el nieto de Alma y de tantos otros personajes que desfilarán a
lo largo de las páginas de la novela.
Sin
tratarse de una novela histórica, podemos encontrar en El
amante japonés algunos hechos relevantes de la historia
del siglo XX. Y no me refiero solo al genocidio judío, sino a los
campos de concentración en los que fueron confinados los japoneses
en Estados Unidos al entrar el país en guerra con Japón. Un hecho
que la literatura y el cine apenas han tocado y que le dan a esta
novela aún mayor interés.
IMPRESIÓN
PERSONAL
Tras
la novela anterior de Isabel Allende:
El juego de Ripper, una
novela entretenida sin más, tenía un cierto miedo de que la autora
hubiese comenzado un declive, pero tras leerla, creo que aún tiene
cuerda para rato, porque con El amante
japonés vuelve a estar a la altura de sus mejores
novelas.
Conocí
el año pasado a Isabel Allende a propósito de la presentación de
su novela anterior. Por eso no he podido menos que ver, por más que
aparentemente nada tenga que ver una mujer nacida en Perú con una
judía nacida en Polonia y emigrada a Estados Unidos, la tremenda
similitud entre Alma e Isabel Allende.
Su derroche de vitalidad es el mismo. Su alegría y sus ganas de
vivir las mismas.
Tengo
la impresión que la autora ha aprovechado este personaje para poder
transmitir sus pensamientos y su experiencia sobre esa etapa en la
que va camino de adentrarse a sus más de setenta años. Una edad por
otra parte que me parecía imposible cuando la conocí en directo.
Quizás
porque ese periodo esté ya mucho más cerca en mi caso que la
infancia, es por lo que este libro me ha impresionado profundamente,
ese echar de menos la inmortalidad
de la juventud de la que habla la autora por boca
de uno de sus personajes.
Una
novela en la que los personajes están tan bien dibujados y contados
como es habitual en la autora que hace que el realismo sea la nota
primordial de la novela. ¿Mágico?
Bueno, al final no pudo sustraerse Isabel
Allende a darle ese toque mágico para convertir en
inmortal, una historia de amor.
Os dejo el booktrailer de El amante japonés, en el que durante tres minutos, la propia Isabel Allende nos habla de su novela.
Si quieres conocer más novedades editoriales 2015, pincha AQUÍ