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martes, 5 de mayo de 2015

LA TEMPLANZA (MARÍA DUEÑAS)

De minero a viticultor





FICHA TÉCNICA

Título: La templanza
Autor: María Dueñas
Editorial: Planeta, 2015
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 530
PVP: 21,90 €





Editorial: Planeta, 2019
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 544
PVP: 6,95 €







MARÍA DUEÑAS


Cuando a principios del 2010 leí la primera novela de María Dueñas, ella era una perfecta desconocida. Nada que ver con la situación actual, sobre todo tras el éxito televisivo de El tiempo entre costuras.
He aquí lo que la editorial nos cuenta de ella:

María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 1964) es doctora en Filologia Inglesa. Tras dos décadas dedicada a la vida académica, irrumpe en 2009 en el mundo de la literatura con El tiempo entre costuras, a la que sigue en 2012 Misión Olvido.
Ambas novelas se han convertido engrandes éxitos editoriales y han cautivado por igual a lectores y crítica, con traducciones a treinta y cinco lenguas y más de cinco millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
La adaptación televisiva de El tiempo entre costuras realizado por Antena 3, logró un clamoroso éxito de audiencia y ha sido reconocida con numerosos galardones.

La templanza es su tercera novela.






ARGUMENTO de LA TEMPLANZA


Mauro Larrea, emigrado desde muy joven a México, donde comenzó a trabajar como un simple minero, a base de tesón, trabajo, arrojo y suerte, ha conseguido convertirse en un rico empresario.
Pero lo que con tanto esfuerzo logró levantar amenaza con venirse abajo cuando a su casa llegan dos mujeres a comunicarle la muerte del hombre con quien Mauro había negociado e invertido para conseguir una novedosa maquinaria que revolucionaría el mundo de la mina.

Mauro Larrea debe abandonar su hogar para intentar levantarse de nuevo en un mínimo tiempo, pues el poco patrimonio que le queda, su hogar, puede pasar a manos de un prestamista si no devuelve a tiempo el capital que le ha prestado para hacer frente a los primeros pagos de su deuda.

Así es como terminará llegando al otro lado del charco, a tierras de Jerez, donde su vida cambiará nuevamente.

-Cuídate, compadre; de los problemas que dejas atrás, ahora me encargo o. Tú, tan solo, intenta repetir tu propia historia. Con apenas treinta años reventaste minas con las que nadie se atrevió y te ganaste el respeto de tus propios hombres y de mineros de raza. Fuiste honrado cuando hubo que serlo y le echaste huevos cuando hizo falta. Te convertiste en una leyenda, Mauro Larrea, que no se te olvide. Ahora, sin embargo, no hace falta que levantes ningún emporio; tan solo tienes que empezar otra vez. (Página 125)






LA TEMPLANZA


La templanza según el diccionario de la RAE es:
1. f. Moderación, sobriedad y continencia.
2. f. Benignidad del aire o clima de un país.
3. f. Pint. Armonía y buena disposición de los colores.
4. f. Rel. Una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en moderar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos, sujetándolos a la razón.

No parece ser esa precisamente la virtud de Mauro Larrea, que si ha llegado hasta lo más alto no ha sido precisamente a base de moderación en los riesgos, lanzado en muchas ocasiones al todo o nada, del que siempre ha salido victorioso. Hasta que la fortuna le da la espalda y en uno de esos envites le vuelve la espalda y lo deja al descubierto.

La templanza a la que hace alusión el título de la novela es el nombre de una finca jerezana con sus vides y su bodega a la que el azar ha llevado al protagonista:
Mauro Larrea sabía que, bajo aquella calma aparente, bajo aquella templanza que daba nombre a la viña y tras la que ella fingía parapetarse, algo se estaba agitando. La mujer desconcertante que apenas unos días antes se había infiltrado en su vida no le había llevado hasta aquel paraje aislado para hablarle de las vendimias de su niñez, ni le había pedido que sacara las sillas para que contemplaran juntos la belleza serena del paisaje. (Página 321)

Es el escenario final de la novela, pero hasta llegar allí habremos recorrido otros escenarios:
La acción comienza en Méjico, el Méjico de la década de 1860 que ha alcanzado la independencia de la corona española pero que aún no ha alcanzado la tranquilidad, en constantes pugnas internas. Un mundo cambiante en el que Mauro Larrea parece moverse como pez en el agua.

De Méjico pasará la acción a Cuba, concretamente a La Habana, aún dependiente de la corona española y muy diferente en sus costumbres y sus usos al Méjico del que procede. Un mundo en el que los inmensos beneficios producto del cultivo del azúcar y el tabaco, apoyados en una esclavitud todavía vigente en la isla, dan lugar a un mundo colorido, despreocupado, a una sociedad que busca el deleite de los sentidos, una sociedad libre de prejuicios y cuyo único miedo proviene de una población negra cada vez más numerosa.

Por último llegaremos a Jerez, una ciudad muy próspera gracias a sus vides y sus bodegas. Los bodegueros jerezanos han conseguido enriquecerse pasando por encima de la nobleza local (finalmente títulos y dinero terminan entremezclándose gracias a los matrimonios) al haber creado una infraestructura y unos caldos que exportan con gran éxito a Inglaterra. Una ciudad que atrae capitales extranjeros gracias a la gran rentabilidad que tienen sus productos.


En estos tres escenarios es en los que tendrá que moverse Mauro Larrea, protagonista principal, aunque no el único de La templanza, pues junto a él encontramos un par de mujeres que marcan su destino: Carola Gorostiza, la hermana de su futuro consuegro y Soledad Montalvo, la jerezana nieta de un poderoso bodeguero.

No deja de ser curioso que tras sus dos primeras novelas en las que el protagonismo recaía indiscutiblemente en la figura de una mujer (imposible olvidar la Sira Quiroga de El tiempo entre costuras) María Dueñas se ponga en esta novela en la piel de un hombre para narrarnos su historia.
Mauro Larrea, con sus cuarenta y siete años es un hombre que debería estar disfrutando del esfuerzo de toda una vida, pero al que un revés le lanza de nuevo a tener que remontar, a partir casi de cero. Un pasado que se nos esboza, del que se dan pequeñas pinceladas:
Y así comenzó, moviéndose como contaban los más viejos que en otros tiempos hacían sus compatriotas, los mineros españoles de la colonia. A tientas. Perforando desde la más absoluta ignorancia, siguiendo tan sólo su olfato como un perro, a golpe de conjeturas. Sin basarse en cálculos medianamente razonables, sin el menor rigor científico. Con errores de bulto, refractario a la prudencia, movido simplemente por la ambición de triunfar. Solo le apoyaban una cabeza terca, un cuerpo fuerte y dos hijos a los que dar de comer.

Una vida que daba para otra novela en la que se nos narrara su pobre infancia criado por un herrero vasco en una aldea castellana, su joven matrimonio, la muerte de su mujer al dar a luz su segundo hijo, su partida a Méjico, esa conversión de minero a gran empresario.... Claro, que la novela se hubiera ido a las mil páginas, pero a toro pasado, probablemente me hubiera gustado leer más páginas de esa historia, porque en algunos momentos tuve la sensación de estar leyendo la segunda parte de una novela que no había leído y de la que se me hacía un resumen.

En cuanto a las dos mujeres que protagonizan la novela, he de decir que en un primer momento me parecieron dos mujeres muy revertianas. Me explico. Arturo Pérez-Reverte nos presenta habitualmente en sus novelas, da igual la época en la que estén ambientadas, un tipo de mujer fatal, fuerte, dominadora, que juega con el amor de los hombres que a ella se rinden, para manejarlos a su antojo y conseguir sus propósitos, algo a lo que ellos se prestan incluso sabiendo que están siendo manejados.
Y algo de eso he sentido en estas dos mujeres que nos presenta María Dueñas en La templanza, si bien es verdad que no llegan a tanta mezquindad revertiana, pero si son mujeres que conscientes de su atractivo utilizan los sentimientos de ellos en beneficio propio.


Se suma María Dueñas en esta novela, de un modo inevitable al tragarse de Jerez, a algunas novelas recientes que se caracterizan por hacer presente en la literatura el mundo de los vinos (In vino veritas de Virginia Gasull, Secretos del Arenal de Félix G. Modroño, La bodega de Noah Gordon)
No entra en grandes profundidades, pero eleva al vino de Jerez, a sus uvas, a sus bodegas, a la categoría de protagonistas.






IMPRESIÓN PERSONAL

La novela me ha causado una impresión semejante a la de la portada: una bella acuarela en la que aparece difuminada una pareja. La visión que nos ofrece de México, de La Habana o incluso del propio Jerez, me han dejado un bello gusto estético, pero al mismo tiempo la sensación de que es un dibujo un tanto difuminado, como esos cuadros impresionistas que cuando te acercas a ver el detalle, este no existe. Un marco muy bonito para la historia sí, pero en el que poco se profundiza en la misma, de ahí que difícilmente podamos considerarla, pese a la época en la que está ambientada, una novela histórica.

Con todo, hay que destacar el valor de María Dueñas que novela tras novela cambia su registro. Porque si sorprendente fue el cambio que experimentó con Misión Olvido, muy lejos de lo que sus lectores esperaban después de su aclamada El tiempo entre costuras, no lo es menos este nuevo salto en el que se pone en la piel de un hombre para mostrarnos la vida de un luchador nato, pues no de otra manera puede definirse a este Mauro Larrea. Y lo hace también alejándose de escenarios habituales, lejos de España, lejos de esos antiguos territorios españoles en Estados Unidos en los que ambientó la anterior y muy lejos del Norte de África.

En cuanto al resultado, creo que habrá disparidad de opiniones. A mi bibliotecaria de Móstoles le pareció que no pasaba nada, que era muy lenta. En parte es cierto, no hay una acción tan espectacular y que mantenga al lector tan sobrecogido como ocurría en El tiempo entre costuras. Pero eso no quiere decir que no ocurran cosas, pues la vida de Mauro Larrea es cualquier cosa menos aburrida, aunque probablemente tuviera mucha más acción la parte de su vida que no se nos cuenta, la que se nos deja entrever, que los sucesos que tienen lugar en la novela.
No es una novela por otra parte en que los personajes puedan tener un gran cambio en cuanto a sus personalidades, algo que sin duda tienen esas novelas que nos narran la vida de un personaje desde su infancia, puesto que los personajes principales que en ella aparecen, superan los cuarenta años, con una personalidad muy madura que poco puede cambiar.
A mi personalmente la novela me enganchó, me sumergió en ese cuadro que tan bonito nos ha pintado la autora, me gustaron sus personajes, que tal vez, pese a alguna que otra sorpresa que la autora ha puesto a lo largo de la novela, por la propia madurez de los mismos, pueden hacer que la novela resulte algo previsible.

No es La templanza una de esas novelas que pueden catalogarse de imprescindibles, pero es cierto que está muy bien escrita, bien definidos sus personajes, con un marco histórico bien perfilado y que, a mi por lo menos, me ha cautivado.
Una novela que pueden disfrutar muchos lectores, siempre que no estén esperando leer la novela del año, porque (propaganda editorial al margen), a tanto no llega.




Gracias a Editorial Planeta por proporcionarme un ejemplar de La templanza para su lectura y reseña.







VALORACIÓN: 8/10



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