Título: Lo que encontré bajo el sofá
Autor: Eloy Moreno
Editorial: Espasa
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 314
PVP: 19,90 €
ELOY MORENO
Nada nos contaba de sí mismo Eloy
Moreno en la solapa del primer libro. Y sigue sin hacerlo en el segundo. Toda
una declaración de intenciones. Por eso reproduzco lo que en la solapa interior
del libro se nos dice:

«Este espacio suele estar reservado para hablar un
poco del autor pero voy a aprovecharlo para algo mucho más importante, para
daros las gracias a todos vosotros: a los lectores.
Vuestros comentarios y recomendaciones consiguieron
que la anterior novela, El bolígrafo de gel verde, llegase mucho más lejos de
lo que nunca había imaginado. Ahora espero que este nuevo libro os siga
transmitiendo tantos sentimientos y emociones.
Me encantaría que me hicierais llegar vuestros
comentarios. Podéis hacerlo a través de mi web:
Dos son las novelas que hasta el momento ha publicado Eloy Moreno:
-Lo que encontré bajo el sofá
ARGUMENTO
Nada se nos desvela en la
contraportada del argumento. El autor se limita a decirnos que «esta
es una novela de secretos y no voy a desvelarlos yo ahora.»
Si no lo hace el autor, ¿quién soy
yo para hacerlo?. Solo os diré que es la historia de una mujer que pese a estar
casada se acuesta con otro hombre. Un hombre que es policía y que se dedica a
algo más:
«Sí también me dedico a guardar secretos. A guardar
todo eso que uno esconde bajo el sofá.» (Página 100)
Solo un apunte más de la
contraportada en el que estoy de acuerdo con el autor:
«No tengas miedo a comenzar una novela sin resumen,
sin saber qué puede ocurrir, desconociendo hasta qué punto te vas a encontrar
en ella.»
Y el remate final:
«Esta novela no forma parte de ninguna trilogía.»
LO QUE ENCONTRÉ BAJO EL SOFÁ
Al igual que el diablo cojuelo
levantaba los tejados de las casas madrileñas para ver lo que hacían los
hombres y mujeres en sus casas, Eloy Moreno hace lo propio con la ciudad de
Toledo, penetra en sus casas, en sus habitaciones, en los coches, en las
plazas... para mostrarnos retazos de la realidad actual, fragmentos de vidas
comunes, de esas que todos vivimos o vemos vivir.
Esos retazos que podéis ver en el
booktrailer que os dejo al finas de la reseña. O que podéis degustar en este
pequeño fragmento:
«En una casa cualquiera, una niña despierta asustada
porque acaba de descubrir que ha dejado de serlo: se queda mirando unas gotas
de sangre entre sus sábanas. Dos pisos más arriba, en el mismo edificio una
chica tres años mayor que ella se despierta preocupada al descubrir todo lo
contrario: ya lleva demasiados días de retraso.» (Página 203)
Panorámica de Toledo |
Toledo. La ciudad
protagonista de esta novela (una novela que debería estar financiada por el
Ayuntamiento de la ciudad). Toledo, con sus calles, sus callejuelas, sus
cuestas, sus palacios. Con la plaza de Zocodover donde Alicia la protagonista comienza
su recorrido para conocer la ciudad de la mano de un guía.
He visitado varias veces Toledo,
pero leyendo Lo que encontré bajo el sofá, dan ganas de
volverla a visitar. Y si me ocurre esto a mí que ya la conozco, me imagino las
ganas que de visitarla tendrán aquellos que nunca se han perdido (en Toledo es
obligatorio perderse por sus calles para disfrutarla mejor) por la ciudad.
Una pregunta que hace tiempo surgió cuando charlaba con un escritor era:
¿estaría dispuesta una editorial a publicar una novela con una crítica social
rotunda de la situación actual? Esta novela demuestra que sí es posible.
No hay una sola persona o estamento que quede a salvo.
«Lo que nunca he entendido es una cosa: ¿cómo es
posible que nadie revise y haga una simple suma? Lo que ganáis y lo que tenéis.
Solo con eso se destaparía todo. No es posible que cualquier concejalucho con
un sueldo medio tenga esos coches, haga esos viajes, disponga de dos o tres
casas... solo con ese dinero el país saldría adelante y no harían falta
recortes de ningún tipo, pero no, nadie lo hace.» (Página 70)
La sanidad:
«La sala estaba tapizada con carteles contra los
recortes y las privatizaciones que el gobierno estaba realizando durante los
últimos meses. Recortes para intentar demostrar que la sanidad pública es cada
día menos rentable... para ellos, evidentemente. O que la salud, en realidad,
no es tan importante. Y es que, al final, con la excusa de la crisis, todo se
abarata, hasta las vidas.» (Página 117)
«Las cosas no funcionan así en el mundo real. En un
mundo normal, un policía no debería revender la droga incautada; un político
debería estar al servicio de los ciudadanos y no al servicio de su bolsillo; los
fármacos deberían curar y no paliar; los sindicatos deberían ayudar a los
trabajadores y no a las empresas... pero desgraciadamente, no vivimos en ese
mundo.» (Página 170)
Nada tan rotundo para definir la situación de nuestro país como la
siguiente afirmación puesta en boca de uno de sus personajes:
«Demasiados gusanos para tan
poca manzana. (Página 220).»
Esta novela demuestra que Eloy Moreno va por la vida con ojos y oídos de
escritor. Sus diálogos parecen haber sido grabados en la calle y transcrito a
luego al papel. Y la observación que hace de los múltiples personajes que
aparecen en la novela, por breve que sea su presencia, los convierte en seres
reales de carne y hueso.
IMPRESIÓN PERSONAL
En la vida artística, y escribir es todo un arte, la segunda obra es la que determina si en la primera como al burro flautista sonó la flauta por casualidad, si se agotó toda la inspiración en esa primera obra, o realmente hay un artista con futuro.
Tras leer Lo que encontré bajo el sofá, no tengo dudas de que tenemos Eloy Moreno para rato.
Lo que encontré bajo el sofá me ha gustado más que El bolígrafo de gel verde. Parto de la base de que a mí, novela negra aparte (y aún dentro de ella), lo que me gustan son historias con personajes cargados de sentimientos, personajes que sienta vivos y reales. Y eso Eloy Moreno lo borda.
Es de agradecer también la valentía del autor para llamar a las cosas por su nombre, de mostrarnos la realidad que vive este país en el que nadie está libre de culpa.
Espero sinceramente que esa mañana toledana que plantea el autor se quede en una profecía fallida, aunque al paso que vamos, tarde o temprano tendrá lugar.
Al terminar la lectura de Lo que encontré bajo el sofá, miré bajo el sofá en el que, sentado, había estado leyendo. Y allí escondida encontré la pasión, esa que después de tantos años de matrimonio a veces juega a esconderse. La recogí, me levanté y corrí a darle un beso a mi mujer.
Gracias Eloy por recordarme que, de vez en cuando, hay que mirar bajo el sofá.
Gracias Eloy por recordarme que, de vez en cuando, hay que mirar bajo el sofá.
VALORACIÓN: 9/10
Gracias a Editorial Espasa, que me ha facilitado un ejemplar para su lectura y reseña.
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