Dos
hombres buenos en busca de la sabiduría
Título:
Hombres buenos
Autor:
Arturo Pérez-Reverte
Editorial:
Alfaguara, 2015
Encuadernación:
Tapa dura
Páginas:
583
PVP: 22,90 €
Editorial: Punto de lectura, 2020
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 584
PVP: 6,95 €
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 584
PVP: 6,95 €
ARTURO PÉREZ-REVERTE
No puede menos que llamarme la atención la biografía que de Arturo Pérez-Reverte nos presenta la editorial en la solapa interior:
Fue reportero de guerra durante veintiún años y es autor, entre otras novelas de El húsar, El maestro de esgrima, La tabla de Flandes, El Club Dúmas, Territorio Comanche, La piel del tambor, La carta esférica, La Reina del Sur, El pintor de batallas, Un día de cólera, El asedio y El tango de la Guardia Vieja y de la ya legendaria serie histórica Las aventuras del capitán Alatriste. Es miembro de la Real Academia Española.
Frente a biografías de otros autores en las que como te descuides te cuentan hasta los premios que ganó en el colegio, no puede menos que resultar chocante las breves pinceladas con la que despachan el amplísimo curriculum de Arturo Pérez-Reverte, porque solo se mencionan algunas de sus novelas y no se nombra ningún premio.
Seguramente no haga falta. Si no conoces a Arturo Pérez-Reverte, tienen página y páginas en Google para informarte.
ARGUMENTO
-¿Son
esos libros tan valiosos como para morir por ellos? -pregunta.
El
otro lo piensa un instante, o parece hacerlo.
-No
es por ellos, sino por lo que tienen dentro -responde, al cabo.
-Vaya...
¿Y de qué se trata?
-De
la Razón. Lo que hará que un día no existan hombres como usted.
(Página 565)
A
finales del siglo XVIII, la Real Academia Española encarga a dos de
sus académicos la misión de viajar hasta Francia para hacerse con
los veintiocho volúmenes de la Encyclopedie
de D´Alambert y Diderot, obra prohibida en España y de
la que tampoco hay muchos ejemplares en Francia, donde es una obra
clandestina.
Una
misión difícil, sobre todo porque aunque ellos no lo sepan, por
encargo de otros dos académicos, hay un hombre encargado de
conseguir que dicha misión fracase y la obra nunca llegue a España.
HOMBRES
BUENOS
A
pesar de los muchos libros que he leído de Arturo
Pérez-Reverte (creo que a excepción de Trafalgar
los he leído todos), he de reconocer que Hombres buenos ha supuesto
una sorpresa por el fondo y por la forma, que no tanto por el tema
tratado.
Hombres
buenos es todo un tratado
de literatura (metaliteratura en estado puro) pues por sus
páginas van a desfilar decenas de libros y autores de la época al
margen de la mencionada Encylopédie
(la
obra que compendiaba la mayor aventura intelectual del siglo XVIII:
el triunfo de la razón y el progreso sobre las fuerzas oscuras del
mundo entonces conocido. Una exposición sistemática en 72.000
artículos, 16.500 páginas y 17 millones de palabras que contenía
las ideas más revolucionarias de su tiempo, que llegó a ser
condenada por la iglesia católica y cuyos autores y editores se
vieron amenazados con la prisión y la muerte -página
16-) eje principal de la trama. Pero eso no es una gran
novedad, porque sin ir más lejos, las famosas novelas de Alatriste
también son un compendio de autores de la época que nos narra, con
numerosas citas de los poetas y escritores de aquella época.
En
este caso va un paso más allá y nos muestra la
Real Academia Española,
tanto en la época actual, con menciones expresas a algunos de sus
miembros, como a la de finales del siglo XVIII. Todo un alegato en
defensa de esta institución por lo que supuso y supone para la
defensa de la lengua castellana.
La
forma en que Arturo
Pérez-Reverte lleva
la narración es muy singular, porque junto al texto de la misma, va
intercalado eso que en las películas llaman el “making off”, que
no deja de ser otra cosa en
este caso que el “cómo
la escribí”. Por
eso no sólo nos contará como surgió la idea, sino como se
documentó sobre el tema, con quién habló, que libros y mapas
consultó, como buscó algunas localizaciones... Porque por más
sorprendente que pueda parecernos en algunos momentos, los hechos que
nos narra el autor, son reales y él se ha limitado a darles una
forma novelada y rellenar con diálogos y escenas que en todo momento
resultan no solo verosímiles sino que se puedan aproximar mucho a lo
que realmente ocurrió, aquello que los documentos no detallan
totalmente. Consigue
además introducir este elemento descriptivo de información al
lector, sin que la novela pierda ritmo.
Hay aspectos diferentes a los de otras novelas, porque por lo menos el primer terco de Hombres buenos tiene las características de una road-movie, en que dos personajes que no se conocen y con personalidades aparentemente muy dispares como son el almirante y el bilbiotecario, han de compartir las penalidades de un viaje en el que se irán conociendo profundamente, lo cual dará lugar a una amistad leal y sincera.
Hay aspectos diferentes a los de otras novelas, porque por lo menos el primer terco de Hombres buenos tiene las características de una road-movie, en que dos personajes que no se conocen y con personalidades aparentemente muy dispares como son el almirante y el bilbiotecario, han de compartir las penalidades de un viaje en el que se irán conociendo profundamente, lo cual dará lugar a una amistad leal y sincera.
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Biblioteca de la RAE |
Junto
con estos aspectos novedosos en la novela, Arturo Pérez-Reverte, conserva aquellos otros que sirven de seña de identidad para su
obra como son la crítica del
presente a partir de hechos del pasado.
Porque la historia de la España actual, no es tan diferente de la
del siglo de oro que nos narraba en Alatriste, o la de este final del
siglo XVIII:
Sólo
un Estado organizado y fuerte, protector de artistas, pensadores y
científicos, es capaz de proveer el progreso material y moral de una
nación... Y ese no es nuestro caso. (Página 107)
Ni
lo era, ni lo es.
Críticas
que además en algún momento tienen nombre y apellidos, como cuando
menciona expresamente a Mariano
Rajoy:
-¿Alguna
vez lo has visto en un acto cultural?... ¿En un estreno teatral? ¿En
la ópera¿ ¿Viendo una película? (Página 19)
También
es verdad que en algún caso, es la propia actualidad la que sin
querer se hace presente en la novela, como al hablar de los restos de
Cervantes, hoy supuestamente encontrados:
Miguel
de Cervantes, el hombre que más gloria dio a las letras hispanas y
universales, yace ahí mismo, en una fosa común. Sus huesos, vueltos
al polvo se perdieron con el tiempo. Murió pobre, abandonado de casi
todos, arrojado al olvido por sus contemporáneos tras una vida
desdichada, sin apenas gozar del éxito de su libro inmortal.
(Página 71)
También
conserva otra de sus señas de identidad como el
perfeccionismo con el que dota de vida a sus personajes.
No se trata solo de su descripción física, sino a la descripción
de su alma. Por eso sus personajes están cargados de claroscuros,
capaces de lo peor y lo mejor. Y si espectaculares son los dos
académicos que viajan a París a conseguir la enciclopedia, no se le
queda atrás el “malo”, aquel que ha recibido la misión de
sabotear el éxito de la misión:
Los
hombres suelen dividirse en dos grandes grupos: los que cometen actos
viles por bajeza natural, supervivencia o cobardía, y los que, como
él mismo, para ejecutar esas vilezas exigen que se les pague al
contado. (Página 87)

En
esto, aunque desde lugares opuestos, coinciden nuestros puntos de
vista. Para mí, patriota y católico, es obra de los llamados
filósofos franceses es corrosiva y nefasta... Para usted, pensador
profundo, perito en la minoría de edad de este ingenuo pueblo
español, su lectura aquí y ahora resulta excesiva.
(Página 39)
También
es el choque entre la razón y la fe. ¿Incompatibles? Ese es el
dilema del bueno del bibliotecario Hermógenes Molina, un hombre de
fe, que no se opone en ningún momento al saber, por más que en
algunos momentos esto suponga un dilema para sus creencias. Un debate
hoy aparentemente aparcado, con una sociedad cada vez más apartada
de la religión, pero sin que eso haya supuesto que el saber y la
cultura hayan alcanzado un puesto de privilegio en nuestra sociedad.
IMPRESIÓN
PERSONAL
Sería
de justicia recordar que, en tiempos de oscuridad, siempre hubo
hombres buenos que lucharon por traer a sus compatriotas las luces y
el progreso... Y que no faltaron quienes procuraban impedirlo.
(Página 37)
Sin
duda esta es la obra más personal de Arturo Pérez-Reverte, en la
que aparca buena parte de su pesimismo para presentarnos su novela
más amable, porque por una vez y sin que sirva de precedente,
triunfa el bien.
No
está de más tomar nota de las palabras que el propio autor vuelca
en la novela hablando del por qué de esta obra:
A
esta edad hay más historias por escribir que tiempo para ocuparse de
ellas. Elegir una idea implica dejar morir otras. Por eso es
necesario escoger con cuidado. Equivocarse lo justo.
(Página 19)
Hombres buenos es una novela que me ha sorprendido, por su peculiar estilo narrativo en el que el autor nos cuenta cómo fue escribiendo la novela al mismo tiempo que esta se desarrolla. Con un ritmo ágil a pesar de que no hay mucha acción, si bien es verdad que a mi parecer en algún momento se le va la mano aportando nombres y datos de autores y libros (con acelerar la vista sobre esos párrafos asunto resuelto)
Los
momentos de acción son mínimos pero espectaculares, fiel a la
habilidad que el autor tiene para describir escenas. Algunas como el
duelo o la carga solitaria de un teniente, dignas de figurar entre
sus mejores escritos.
Muy
atinada la crítica que hace de la sociedad actual, tan parecida a la
de aquel siglo XVIII, que no hemos cambiado tanto. Si acaso en
algunas cosas, para peor, como cuando recuerda que los libros de
ahora no son ya como los de antes:
Hojeé
algunas páginas al azar. El papel, inmaculadamente blanco pese a su
edad, sonaba como si estuviera recién impreso. Buen y noble papel de
hilo, pensé, tan distinto a la ácida celulosa del papel moderno,
que en pocos años amarillea las páginas y las hace quebradizas y
caducas. (Página 17)
Sumadle
a todo lo anterior ese debate
filosófico entre la razón, la fe, la cultura, el poder,
para saber que estamos ante una gran novela. Por cierto ¿qué queda
hoy de la filosofía?
En
suma, una gran novela para aquellos que busquen algo más que
aventuras en su lectura.
Gracias a mi amiga María Ángeles, que me regaló este libro, con la firma del autor incluída.
Gracias a mi amiga María Ángeles, que me regaló este libro, con la firma del autor incluída.