TENGO EN MÍ
TODOS LOS SUEÑOS DEL MUNDO
Tengo en mí todos los sueños del mundo, va a narrarnos
el último viaje de El Príncipe de Asturias y la vida de algunos de los pasajeros
que en él embarcaron.
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Monumento a los españoles |
A pesar del arranque, el mismo que os he
puesto en el argumento, Gabriela es sólo una más de las protagonistas de la
novela, tal vez una de las más importantes, pero en absoluto la única, porque
esa es la principal característica de este libro: es una novela coral. Además de a Gabriella y su marido
Mauricio, conoceremos también a Giulio, un soldado italiano que lucha en el
frente austro-húngaro, a Raquel, una artista de variedades que “luce” su cuerpo
todas las noches en el Japonés, donde tiene el número final; a Gaspar Medina,
un periodista que escribe sus crónicas en El Noticiero de Madrid, desde donde
no deja general con cabeza, lo cual pone en serio peligro la suya propia; Paula
Amaral, una camarera del barco que ha decidido que éste sea su último viaje; Eduardo
Sagarmín, marqués de Aroca e íntimo amigo de Su Majestad don Alfonso XIII que va
en el barco para entregar unas estatuas en Argentina; Sara, una joven y viuda
judía ucraniana que decide casarse y marchar a Argentina, por más que pueda ser
un engaño; Max Scholomo, el argentino que se casa con ella y que está claro que
tiene ocultas intenciones para con ella.
Hay más. Estos son solo algunos de
ellos. También viajarán en el barco las estatuas del Monumento de los Españoles,
unas estatuas que muchos creen malditas:
«Todos han leído la historia de esas
estatuas en los periódicos, la muerte de sus dos primeros escultores, las
huelgas, los retrasos continuos y la fama de estar gafadas». (Página 81)
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Lhardy |
Curiosamente, parece que en la novela se
cumple esa secreta reivindicación de muchos madrileños que exigimos en broma
que “Madrid sea puerto de mar”. Porque lo que menos podía sospechar tratándose
de la presunta historia de un barco y comenzando la acción en Sóller, es que
Madrid fuera protagonista en más de media novela, con una descripción detallada
del Madrid de 1915, especialmente de las calles del centro y de algunos
establecimientos que aún siguen en pie, como el obrador de la calle del Pozo,
el restaurante Lhardy o la pastelería Mira.
Tiene su por qué, pues gran parte de los
personajes van a partir de allí, de ahí que ocupe tantas páginas del libro.
«Madrid es como un pueblo hipócrita, muy
liberal en privado y muy pacato de cara afuera: los mismos que practican los
desmanes, protestan de ellos en los papeles y salen en procesión con sus
esposas de peineta y mantilla». (Página 30)
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Príncipe de Asturias |
Y sí, también el barco es protagonista,
aunque apenas sea en las cien páginas finales, en las que se nos narrará su
triste desenlace, del que fue llamado en su día el Titánic español, pues más de
450 pasajeros murieron en su naufragio contra la costa de Brasil.
«El Príncipe de Asturias fue construido
en los astilleros de Kingston, en Gran Bretaña, y ha sido dotado con los
máximos adelantos en ingeniería naval, tanto para aumentar su eficacia y
velocidad como para mejorar su seguridad. Todo lo aprendido tras el hundimiento
del Titanic, en 1912, se ha utilizado para que el vapor Príncipe de Asturias
sea uno de los más seguros entre los que cruzan los mares de todo el mundo».
(Página 58)
Tengo en mi todos los sueños del mundo es una novela
histórica porque parte de los hechos narrados son reales, como fiel es también
el contexto histórico que se nos describe. Pero para aquellos que les aburre
una novela histórica plagada de datos, fechas, nombres, sucesos, ese no es el
caso de la novela que hoy me ocupa, que se limita a recrear magistralmente una
época y su ambiente.
Es curioso comprobar como la actualidad
de nuestro país no difiere en tanto de la que tenía lugar hace ahora cien años.
Vamos, que lo de la gente teniendo que irse del país en busca de una vida mejor
es ya muy viejo.
«¿Qué ha cambiado en nuestro país? ¿Sólo
la gente que iba dentro o también los que quedan atrás, en la patria? Hace
siglos, muchos esperaban que sus familiares saliesen de España para conquistar
el mundo; hoy los ven marchar para ganar unos duros, y con un poco de suerte,
para que manden unos pasajes y que el resto de la familia pueda ganarlos
también». (Página 432)
Si tenéis curiosidad por saber de dónde
viene el nombre tan largo de la novela, hace referencia a unas palabras del
capitán, que tenía en alto honor llevar y además hacerlo puntualmente, el
correo en su barco. Un correo que iba cargado tanto de dicha como de desgracias:
«¿Desde cuándo mi marido es tan
pesimista? Antes solías decir que con el correo llevabas contigo todo el amor,
toda la esperanza y todos los sueños del mundo a bordo.
-Eso pensaba… Pero ahora es distinto.
Veo que nuestro mundo está en crisis. Es posible que ya no quede un lugar en el
que los sueños se cumplan». (Página 263)
IMPRESIÓN
PERSONAL
Es la primera novela que leo de Jorge
Díaz y realmente me he quedado encantado con la misma, pues además de
gustarme las novelas históricas, me gustan las que como ésta son sobre todo
novelas corales, que a través de personajes de diferentes estratos sociales nos
muestran la realidad de un país y una época. Si además buena parte de ella
tiene lugar en una zona que conozco tan bien como el centro de Madrid, mejor
que mejor.
Pertenece Jorge Díaz a ese selecto grupo
de guionistas de televisión que ha conseguido dar el salto y publicar sus
novelas. Y se les nota su origen, porque la planificación y el ritmo de sus
novelas están muy conseguidos.
Además de ser una novela coral, consigue
que todas las historias tengan la misma fuerza, por lo que llega un momento en
que está jugando con cinco o seis historias a la vez creando un ritmo
trepidante hasta que poco a poco las historias van entremezclándose y nos
llevan a la resolución final.
Y ya que se compara a El
Príncipe de Asturias con el Titanic, deciros que no esperéis en
este libro una copia de la famosa película, y no porque no tenga a Leonardo di
Caprio, sino porque la historia, o mejor dicho las historias, son muchísimo
mejores y más nuestras, porque es un pedazo de la historia de nuestro país y de
una época en la que los hombres decidieron hacerse pedazos, aunque frente a
ellos hubo también quiénes intentaron aliviar sus males.
Por eso vuelve a aparecer, aunque sea
brevemente la Oficina Pro Cautivos creada por Alfonso XIII durante la Gran
Guerra y que era la protagonista de su novela anterior Cartas a Palacio. Lo que
no puedo deciros es si aunque sea fugazmente hace aparición alguno de los
personajes de la misma, porque no la he leído.
Creo que Tengo en mi todos los sueños
del mundo es una novela que hará las delicias de todos aquellos que se animen a
leerla. Merece la pena hacerlo.
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Gracias a Penguin
Random House
que me ha proporcionado un ejemplar de Tengo en mí todos los sueños del mundo
para su lectura y reseña.
VALORACIÓN: 9/10
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