Autor:
Javier Sierra
Título: El Maestro del Prado
Editorial: Planeta, 2013
Encuadernación Tapa dura
Páginas: 328
PVP: 19,00 €
Editorial: Planeta, 2019
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 348
PVP: 12,95 €
Título: El Maestro del Prado
Editorial: Planeta, 2013
Encuadernación Tapa dura
Páginas: 328
PVP: 19,00 €
Editorial: Planeta, 2019
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 348
PVP: 12,95 €
JAVIER SIERRA
El autor de El
Maestro del Prado es Javier Sierra nacido en Teruel en 1971, de
donde vino a Madrid para estudiar Ciencias de la Información en la Universidad
Complutense de Madrid. Una vocación periodística que no ha perdido, pues
numerosas son sus colaboraciones en radio, televisión y prensa.
Su gran pasión son los misterios de nuestra historia, que el intenta desentrañar y que han dado lugar a buena parte de sus obras.
Su gran pasión son los misterios de nuestra historia, que el intenta desentrañar y que han dado lugar a buena parte de sus obras.
Sus obras
publicadas son:
1995:
Roswell, Secreto de Estado (Editorial EDAF).
1997: La España Extraña (Editorial EDAF), en colaboración con Jesús Callejo.
1998: La Dama Azul (Editorial Martínez Roca).
2000: Las Puertas Templarias (Editorial Martínez Roca).
2000: En Busca de la Edad de Oro (Editorial Plaza & Janés).
2002: El Secreto Egipcio de Napoleón (Editorial La Esfera de los Libros).
2004: La Cena Secreta (Editorial Plaza & Janés).
2007: La Ruta Prohibida (Editorial Planeta).
2008: La Dama Azul (Editorial Planeta). (Ampliada y corregida)
2011: El Ángel Perdido (Editorial Planeta).
2013: El Maestro del Prado (Editorial Planeta).
1997: La España Extraña (Editorial EDAF), en colaboración con Jesús Callejo.
1998: La Dama Azul (Editorial Martínez Roca).
2000: Las Puertas Templarias (Editorial Martínez Roca).
2000: En Busca de la Edad de Oro (Editorial Plaza & Janés).
2002: El Secreto Egipcio de Napoleón (Editorial La Esfera de los Libros).
2004: La Cena Secreta (Editorial Plaza & Janés).
2007: La Ruta Prohibida (Editorial Planeta).
2008: La Dama Azul (Editorial Planeta). (Ampliada y corregida)
2011: El Ángel Perdido (Editorial Planeta).
2013: El Maestro del Prado (Editorial Planeta).
ARGUMENTO
«Este relato
comienza con los primeros fríos de diciembre de 1990. He dudado mucho,
muchísimo, sobre
la conveniencia de publicarlo, sobre todo porque se trata de una aventura de
fuertes connotaciones personales. Es, en definitiva, la pequeña historia
de cómo un aprendiz de escritor fue ensañado a mirar un cuadro.
(…)
Yo solo era un estudiante curioso. Uno con la cabeza llena de pájaros, amante de los libros de misterio, del periodismo y de la historia, que debía de regresar a su residencia universitaria antes de la hora de cenar.»
(…)
Yo solo era un estudiante curioso. Uno con la cabeza llena de pájaros, amante de los libros de misterio, del periodismo y de la historia, que debía de regresar a su residencia universitaria antes de la hora de cenar.»
Así comienza
El Maestro del Prado, una novela en la que Javier Sierra nos habla en
primera persona de sus años de estudiante universitario en un Madrid, una vida
para la que veinticuatro horas al día no son suficientes para cubrir sus
estudios, un trabajo a tiempo parcial en una revista de divulgación científica
y su otra gran pasión: perderse en las salas del Museo Nacional del Prado.
En una de
sus visitas al Museo del Prado, mientras contempla un cuadro del maestro Rafael
al que el rey Felipe IV llamó La Perla, conoce un extraño personaje que
le explica el cuadro de un modo que el nunca había visto. Un personaje al que
termina llamando el Maestro.
Desde ese
primer encuentro, a Javier le asalta una duda que recorrerá toda la novela:«¿Y si aquel tipo fuese un fantasma? »
LA NOVELA
Tras leer El
Ángel perdido, juré que no volvería a leer nada de Javier Sierra. Pero hay
promesas que son sólo mentales y de las que siempre estoy a tiempo de volverme
atrás. Y es que aunque quedara muy escarmentado tras leer el desembarco de
marines en las costas gallegas, su nueva novela, El Maestro del Prado,
parecía ser algo totalmente diferente.
Y lo es. Es diferente. Otra cosa es que el resultado final sea o no del agrado del lector.
Y lo es. Es diferente. Otra cosa es que el resultado final sea o no del agrado del lector.
«Antes de proseguir, vaya por delante una advertencia: no crea el lector que lo que viví en mi primer juventud ha suspendido de algún modo mi sentido crítico hacia lo que recibí en aquellas citas. Al contrario. Al traslada a legra impresa las enseñanzas de este maestro, no pocas se me antojan extrañas, casi sacadas de un sueño. Sin embargo, después de revisarlas he comprendido que bastantes han ido empapando con discreción, en pequeñas dosis, algunas de mis mejores novelas. El eco de sus comentarios atraviesa novelas como La dama azul, La puertas templarias o La cena secreta, hasta extremos que el lector más atento percibirá de inmediato.» (Página 16)
Basta con abrir el libro para ver que nos enfrentamos a una novela muy diferente, pues sus páginas están salpicadas de reproducciones de cuadros. Hasta cuarenta reproducciones podemos encontrar, la mayoría a toda página, e incluso un par de ellas se nos muestran como un desplegable en papel couché. Espectacular el desplegable el de El jardín de las delicias que nos muestra el cuadro como es en realidad: un retablo que cerrado nos muestra en sus puertas una pintura en tonos grises que contrasta con la explosión de colorido que estalla al abrirlas y mostrarnos el tríptico interior.
Dicho todo lo anterior, la pregunta que rondó mi cabeza durante toda la lectura fue: ¿Es El Maestro del Prado una novela? Una respuesta muy difícil, porque formalmente lo es, pero que podrá determinar su fracaso si el lector es exactamente eso lo que busca. Porque como novela, la trama no sólo es mínima, sino poco interesante y no demasiado creíble.
De hecho, si la calificación del libro dependiese de considerarlo como una novela al uso, difícilmente llegaría al aprobado. Sin embargo, podréis comprobar que la calificación global del libro está lejos de ser un suspenso, porque lo que yo buscaba en el libro era otra cosa que si encontré.
El Maestro
del Prado podría
considerarse un libro de Arte. No una guía del Museo del Prado, por más que
este Museo sea durante casi todas sus páginas el protagonista indiscutible,
sino una introducción al mundo de la pintura.
Desde ese punto de vista, la novela cubrió todas mis expectativas, pues resulta una historia muy amena de muchas pinturas, del sentido escondido que tras las pinturas hay en muchas ocasiones. Consiguió abrir mis ojos y conseguir que vea las pinturas desde un punto de vista muy distinto-.
Desde ese punto de vista, la novela cubrió todas mis expectativas, pues resulta una historia muy amena de muchas pinturas, del sentido escondido que tras las pinturas hay en muchas ocasiones. Consiguió abrir mis ojos y conseguir que vea las pinturas desde un punto de vista muy distinto-.
De ahí el goce que he tenido en este libro al leer con sorpresa algunas de las claves que el autor nos muestra de algunas pinturas, como el significado de las campanillas junto a los cuadros de algunos cardenales, o esas Sagradas Familias con dos niños que parecen hermanos, o tantas otras que desvela a lo largo del libro. Fundamental para ello esas ilustraciones en color que acompañan el texto.
IMPRESIÓN PERSONAL
Hace un par
de años disfruté con Carpetania de una visita guiada al Museo del Prado que
llevaba por nombre Ver o no ver: enigmas y curiosidades en el Museo del Prado, un
recorrido por algunas de las más enigmáticas pinturas del Museo del Prado. Una
visita que por cierto os recomiendo sin reservas.
Entre otras, tuvimos ocasión de contemplar y escuchar las historias que tras ellas se escondían de algunos cuadros como El jardín de las delicias de El Bosco, El triunfo de la muerte de Pieter Brueguel o Nastaglio Degli Onesti de Boticcelli. Justamente tres de los cuadros que tienen un lugar destacado en este libro.
No son los únicos, porque hasta cuarenta láminas, da para hablar de muchos cuadros, alguno de los cuales pasa desapercibido, pero otros muy conocidos como el famoso retrato ecuestre de Carlos V, del que el autor hábilmente saca mucho juego.
Entre otras, tuvimos ocasión de contemplar y escuchar las historias que tras ellas se escondían de algunos cuadros como El jardín de las delicias de El Bosco, El triunfo de la muerte de Pieter Brueguel o Nastaglio Degli Onesti de Boticcelli. Justamente tres de los cuadros que tienen un lugar destacado en este libro.
No son los únicos, porque hasta cuarenta láminas, da para hablar de muchos cuadros, alguno de los cuales pasa desapercibido, pero otros muy conocidos como el famoso retrato ecuestre de Carlos V, del que el autor hábilmente saca mucho juego.
En el fondo
eso era lo que yo esperaba, porque ya en La última cena había quedado
sorprendido por la habilidad con la que Javier Sierra podía hacer suposiciones
y más suposiciones sobre tan conocido cuadro.
Esa manera
de presentarnos los cuadros es sin duda lo mejor del libro, porque al menos a mí me ayuda a
mirar la pintura de otra manera, a entender aspectos que hasta ahora me han
pasado desapercibidos. Dar un paso más allá como propone el autor para ver en
las pinturas la llave secreta que puede transportarnos a otras dimensiones
espirituales... Eso ya es cosa de la imaginación personal de cada uno, pero no
es lo que yo busco.
Y ese es justamente el lado novelesco de la novela, el que pretende justificar una historia que sirve para hilvanar un cuadro junto a otro, el que sirve para de paso transmitirnos parte de nuestra historia, de la historia del Rey Carlos I e incluso de Felipe II. Una historia que cuando has visitado el Monasterio de Yuste en el que se retiró a morir, o la austeridad del Monasterio de El Escorial en que también se retiró a morir Felipe II, es mucho más comprensible.
Y ese es justamente el lado novelesco de la novela, el que pretende justificar una historia que sirve para hilvanar un cuadro junto a otro, el que sirve para de paso transmitirnos parte de nuestra historia, de la historia del Rey Carlos I e incluso de Felipe II. Una historia que cuando has visitado el Monasterio de Yuste en el que se retiró a morir, o la austeridad del Monasterio de El Escorial en que también se retiró a morir Felipe II, es mucho más comprensible.
Teniendo en cuenta los comentarios previos a la elaboración de esta reseña, creo que seréis muchos los que tendréis curiosidad acerca de si merece o no la pena leer este libro, porque el otro motivo de curiosidad, el saber de qué se trata, creo haberlo explicado ya. Son las mismas dudas que yo tenía antes de empezar su lectura.
Yo he disfrutado y mucho, decir lo contrario sería mentir, con la lectura de El Maestro del Prado. Ahora bien, sólo he disfrutado en lo referente a la exposición de los cuadros, porque en lo referente a la novela como tal, me parece que el argumento es casi inexistente y la intriga es mínima y poco creíble, apenas un mero artificio argumental para ir conectando, muy hábilmente eso sí, un cuadro con otro.
Por eso, si
la pintura no te llama la atención, si lo que buscas es una buena historia, con
una intriga que te mantenga atado a las páginas del libro, El Maestro del
Prado no es el libro que buscas.
Si por contra te gusta la pintura, quieres saber más sobre ese fascinante mundo y aprender de un modo ameno, sin que la novela como tal sea lo más importante. O dicho de otro modo, si lo que buscas es una visita guiada por algunos de los cuadros que puedes visitar en el Museo del Prado, ésta es tu novela.
Si por contra te gusta la pintura, quieres saber más sobre ese fascinante mundo y aprender de un modo ameno, sin que la novela como tal sea lo más importante. O dicho de otro modo, si lo que buscas es una visita guiada por algunos de los cuadros que puedes visitar en el Museo del Prado, ésta es tu novela.
Porque has
de saber que, una vez leído El Maestro del Prado, no te será posible ver la
pintura del mismo modo.
Gracias a Editorial Planeta por facilitarme un ejemplar de este libro para su lectura y reseña
VALORACIÓN: 7/10
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