Título:
El francotirador paciente
Autor:
Arturo Pérez-Reverte
Editorial:
Alfaguara, 2013
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:
303
PVP: 19,50 €
Editorial: De Bolsillo, 2017
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 303
PVP: 9,95 € €
ARTURO
PÉREZ-REVERTE

Fue
reportero de guerra durante veintiún años y es autor, entre otras
novelas de El húsar, El maestro de esgrima,
La tabla de Flandes, El Club Dúmas, Territorio Comanche, La piel del
tambor, La carta esférica, La Reina del Sur, El pintor de batallas,
Un día de cólera, El asedio y El
tango de la Guardia Vieja y de la ya legendaria serie
histórica Las aventuras del capitán
Alatriste. Es miembro de la Real Academia Española.
Frente
a biografías de otros autores en las que como te descuides te
cuentan hasta los premios que ganó en el colegio, no puede menos que
resultar chocante las breves pinceladas con la que despachan el
amplísimo curriculum de Arturo
Pérez-Reverte, porque solo se mencionan algunas de sus
novelas y no se nombra ningún premio.
Seguramente
no haga falta. Si no conoces a Arturo
Pérez-Reverte, tienen página y páginas en Google para
informarte.
ARGUMENTO

Alejandra
Varela, conocida por todos como Lex, acaba de recibir una propuesta
de su editorial: Encontrar a Sniper, el más famoso grafitero y
convencerlo para que salga del anonimato y trabaje para prestigiosos
museos.
El
problema es que Sniper está permanentemente escondido y protegido
por los grafiteros desde que Lorenzo Biscarrués ha puesto precio a
su cabeza al responsabilizarlo de la muerte de su hijo, fallecido en
un accidente mientras intentaba pintar sobre un tejado. Y si algo no
le falta a Biscarrués es dinero y determinación para ver muerto a
Sniper
EL
FRANCOTIRADOR PACIENTE

¿Qué
es un grafiti? Veamos lo que nos cuenta Pérez-Reverte a través de
su protagonista Lex, en una supuesta de la misma tesis titulada El
grafiti: una criptografía alternativa:
«El
grafiti es la rama artística o vandálica, según se mire, de la
cultura hip hop aplicada sobre superficies urbanas. (…) El nombre
viene de la palabra italiana “graffiare” o garabatear.»
(Página 44)
Una
actividad ilegal que ocasiona numerosos gastos a los ayuntamientos,
especialmente cuando no se respetan edificios o monumentos
históricos.
Algo
que parecen asumir los propios grafiteros, como en esta frase que
recoge el autor, pintada sobre un autobús turístico del
ayuntamiento de Madrid:
«Si
es legal, no es grafiti.» (Página 43)
Al
final, el grafiti es una mere excusa de Arturo Pérez-Reverte para
mostrarnos otra cara de nuestra sociedad al mostrarnos un grupo de
los que habitan en sus bordes:
«Chicos
duros, con pocas esperanzas, que emitían en su propia longitud de
onda. Carcoma despiadada del mundo viejo, cabeza de playa de una
Europa mestiza, bronca, diferente, sin vuelta atrás.»
(Página 32)
Es
la vida de unos chicos, cuyas motivaciones pueden resultarnos
extrañas, ajenas, pero son las que les mueven:
«Los
que la impulsaban cada anochecer, mochila al hombro, cuando salía
con la mirad absorta en paisajes que únicamente ella podía ver, o
intuir, más allá de los confines del barrio, de la vida que
aguardaba minada de años y de hijos, del tiempo y fracaso que todo
lo agrisarían.»
(Página 30)
Es
la consecuencia de la marginalidad a la que nuestra sociedad está
empujando a muchos chicos, aislados, sin posibilidad de ser alguien:
«Allá
afuera, dijo, mientras agitas el espray, hueles la pintura fresca que
ha dejado otro escritor en la misma pared como si olieras su rastro,
y te sientes parte de algo. Te sientes menos sola. Menos nadie.»
(Página 37)
Resumiendo:
«Uno
escribe en las paredes para ser alguien.»
(Página 39)
Narrativa
actual, esa es la etiqueta que de entrada podría
ponérsele a El francotirador
paciente. Pero la narrativa de Arturo
Pérez-Reverte es mucho más compleja, no se ciñe a un
género concreto siguiendo sus cánones.
Así,
sin que quizás pueda incluirse al cien por cien en ese género, El
francotirador paciente tiene muchos elementos de novela
negra. Es más, cuando no habla de grafitis, es novela
negra.
Difícilmente
podremos encontrar fuera de la novela negra un personaje como Lorenzo
Biscarrués (desgraciadamente en la vida real hay demasiados como él)
«Biscarrués
se había hecho inmensamente rico a lo largo de cuarenta años de
esfuerzo contíno, voluntad férrea y trabajo tenaz. Figuraba en la
lista Forbes y en la lista Bloomberg, y pocos habrían creído que
ese individuo delgado y de amable apariencia, sentado ante mí en la
mejor mesa del restaurante, impecablemente vestido con un traje gris
marengo y corbata de seda en cuello italiano, había empezado
explotando a inmigrantes asiáticos en talleres de confección
ilegales y vendiendo el mismo en una furgoneta, tienda por tienda,
prendas falsificadas de grandes marcas.»
(Página 156)
En
toda novela negra que se precie, tiene que haber uno o más muertos.
Aquí también los hay, aunque sea el fantasma de unos muertos que
planea por toda la narración. Nadie los asesinó. ¿O sí? Eso es lo
que piensa Biscarrués, que responsabiliza a Sniper de dichas muertes
al plantear acciones cada vez más arriesgadas, que en varias
ocasiones, no sólo con su hijo, han terminado con la muerte del
grafitero.
Muerte,
venganza, sicarios contratados en su busca para darle muerte. ¿Qué
es eso sino novela negra? No en vano, ese espíritu fatalista que
recorre toda la obra de Arturo Pérez-Reverte es el característico
de dicho tipo de novela
«La
vida, parecía argumentar, abunda en momentos en los que a cualquiera
pueden despacharlo
por error o por azar. Es absurdo buscar responsables.»
(Página 211)
Sumadle
a todo lo anterior un pequeño libro de viajes, pues la acción
transcurre por los paisajes urbanos de Madrid, Lisboa, Verona (en la
casa de Romeo y Julieta) o Nápoles, para tener una novela muy
completa.
IMPRESIÓN
PERSONAL
He
de reconocer que comencé la lectura de El
francotirador impaciente con muchas dudas. No me gusta ver
las paredes de las ciudades manchadas con los “garabatos” con los
que algunos “marcan” sus territorios. Y tanto había oído contar
como Pérez-Reverte había compartido experiencias con ellos, que
tenía muchas dudas de hasta que punto había confraternizado con
ellos y adoptado como propios sus puntos de vista. Porque
difícilmente puede empatizar con un personaje de este tipo.
Afortunadamente
la novela se limita a mostrar su punto de vista, el por qué de sus
acciones, qué es lo que les lleva a adoptar ese tipo de vida y
filosofía.

Y
es que, hasta la peor novela de Pérez-Reverte
es mucho mejor que la mejor de muchos escritores, con párrafos
magistrales a lo largo de todo el texto. Un texto que en esta ocasión
muestra la originalidad de estar escrito en primera persona por una
mujer. No es que no existan personajes protagonistas femeninos en la
bibliografía de Pérez-Reverte (por
ejemplo podemos encontrarlo en La
reina del Sur) pero no era narradora única.
Encontraremos,
a fin de cuentas es marca de autor, el tono desengañado y el poso
amargo que caracterizan su escritura, si bien es cierto, que en esta
ocasión me ha parecido una novela
menos amarga.

Un
final en cierto modo sorprendente para una
novela que, sin estar entre las mejores del autor, no defraudará a
los que disfrutamos con su prosa.
VALORACIÓN: 8/10
Gracias
a somnegra, patrocinador de
la I Edición de Cruce de Caminos
Negro y Criminal, que me proporcionÓ esta novela al
ganar uno de los premios de la primera edición.
Gracias
también a
David Gómez de Cruce de caminos
por la organización de la misma. Si
quieres apuntarte en la segunda edición, las bases las tienes
pinchando AQUÍ
