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miércoles, 20 de enero de 2016

GUERRRA DE REGALOS (ORSON SCOTT CARD)

Guerra de regalos
Orson Scott Card




FICHA TÉCNICA

Título: Guerra de regalos
Autor: Orson Scott Card
Editorial: Ediciones B
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 158
Título Original: A war of gifts
PVP: 12 €
Ebook: 5,49 €





Editorial: Ediciones B de bolsillo, 2018
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 112
PVP: 8,50 €






ORSON SCOTT CARD

Orson Scott Card es uno de los valores fundamentales de la ciencia ficción moderna, Card recibió el premio Hugo 1986 y el Nébula 1985 por El juego de Ender (1985), cuya continuación La voz de los muertos (1986) obtuvo también un gran reconocimiento de público y crítica.
La serie continúa con Ender en el exilio, Ender, el xenocida e Hijos de la mente, todos ellos publoicados por Ediciones B
Con La tierra desprevenida Card ofrece por fin a sus lectores la precuela de El juego de Ender y el primer volumen de la Trilogía de la Guerra Fórmica.






ARGUMENTO

Zeck Morgan es el hijo de un ministro de la Iglesia del Cristo Puro y ha sido educado en el más estricto puritanismo. Una educación que incluye para él severos castigos corporales.
Educado en el más estricto pacifismo (aunque sea a base de recibir golpes), tendrá que enfrentarse a una cruda situación: es seleccionado (su mérito es una memoria capaz de recordar palabra por palabra cualquier cosa que escuche aunque sea solo una vez) y llevado a la Escuela de Batalla para prepararse para la guerra. 

El pacifismo de Zeck Morgan que no participa en los juegos de guerra de la Escuela de Batalla, le ganan el rechazo de sus compañeros.
Rechazo que llega al máximo cuando desencadena una guerra religiosa cuando denuncia a unos compañeros holandeses que intercambiaban regalos en la festividad de Sinterklaas (la figura de esa especie de Santa Clauss es para él el paradigma de todos las mentiras, la puerta de entrada del demonio a través de la mentira).
Ender tendrá que intervenir para reconducir la situación.





LA SAGA DE ENDER

Uno de mis libros favoritos desde mi juventud, es El juego de Ender, convertido desde su publicación hace ya más de veinticinco años en un clásico de la ciencia ficción. De entrada consiguió los dos premios más prestigiosos en este tipo de literatura: los premios Hugo y Nebula, premios que repitió el año siguiente con la continuación.
Hace unos tres años volví a leer tras mucho tiempo El juego de Ender. He de confesar que lo hice con mucho miedo, no fuera a resultar una de esas lecturas que has mitificado con el paso del tiempo, pero que han envejecido tan mal, que te sorprende y desagrada pensar que en su día te maravillara.

Con la literatura, pero de un modo muy especial con la ciencia-ficción donde los avances tecnológicos pueden dejar enseguida atrás, obsoletas y ridículas algunas propuestas, ocurre como con los vinos: Los buenos con el paso del tiempo, no es que envejezcan bien, sino que incluso mejoran. Los malos en cambio, aunque en un primer momento hayan podido darte el pego e incluso dejarte buen sabor de boca y buen recuerdo, el tiempo los transforma en un vinagre imposible de beber, en libros que como mucho, si tienen una buena encuadernación, sólo servirán para adornar una estantería.
El juego de Ender, no sólo ha superado con creces la prueba del paso del tiempo, sino que me ha supuesto una auténtica sorpresa.
Hay que tener en cuenta además que el libro procede de un relato más breve publicado en 1977, hace más de treinta años.
Porque la gran sorpresa del libro es que, cuestiones de tecnología espacial aparte, nos muestra un mundo muy semejante al nuestro. Leed con detenimiento este párrafo copiado del libro:
Desconectaron sus consolas o teclearon a toda prisa notas para sí mismosAlgunos volcaban lecciones o datos en los ordenadores de sus casasUnos pocos se reunían en las impresoras mientras salía impreso algo que querían mostrar. Ender extendió las manos sobre el teclado de tamaño infantil.

Era él quien había inventado la forma de enviar mensajes (entre las consolas)

Dos párrafos que no llaman la atención porque nos muestran una realidad que estamos viviendo todos los días, con un uso total de los ordenadores, estudiar en el ordenador, guardar los datos que nos interesan, ordenadores personales y portátiles, uso de los mismos para el envío y recepción de mensajes, pirateo de la información contenida en ellos, medidas de seguridad para impedir accesos no autorizados. 
Descubrí que 
Ender es el primer hacker de la literatura. Es más, no se emplea este término porque ni siquiera existían los piratas informáticos, puesto que los ordenadores eran unos inmensos mamotretos (los portátiles parecían una utopía) y no había conexión entre los mismos.

Pero la sorpresa no acaba aquí, pues sobrepasada la primera mitad del libro nos encontramos con la realidad actual, con una red mundial de ordenadores intercomunicados, con redes sociales, con páginas de opinión y con columnas que hoy definiríamos como blogs. Y dichas páginas se utilizan para crear un estado mundial de pensamiento y al mismo tiempo para ocultar la identidad y en este caso muy importante, la edad de sus participantes.

La Saga de Ender está formada por cinco libros:
-El juego de Ender (1985)
-La voz de los muertos (1986)
-Ender el xenocida (1991)
-Hijos de la mente (1996)
-Ender en el exilio (2008)


El último libro de la serie, Ender en el exilio es el último en cuanto a publicación, pero cronológicamente la acción hay que situarla entre los dos primero, tras El juego de Ender y La voz de los muertos








GUERRA DE REGALOS: EL LIBRO

Este largo preámbulo era necesario, porque sin El juego de Ender, este Guerra de regalos no tiene sentido. Es preciso conocer ese mundo que se nos presentó en El juego de Ender con la humanidad amenazada por la invasión de otra especie extraterrestre y eligiendo los niños con las mentes más privilegiadas para convertirlos en la Escuela de Batalla en los futuros líderes militares que conduzcan a la humanidad hasta la victoria final. 
Con Guerra de regalos al igual que en La sombra de Endervolvemos a la Escuela de Batalla, aunque esta vez no vamos a volver a vivir la misma historia desde un enfoque distinto. Son sucesos totalmente nuevos que complementan esa visión que tenemos del universo Ender, otra vuelta de tuerca a para qué fue creada la Escuela de Batalla: la educación y creación de los futuros líderes.
¿Cómo se crea un líder? Entrenándolo en la superación. A cada prueba superada le sigue otra más difícil e imprevista, aunque para ello tengan que saltarse todas las normas establecidas.
Ender debe estar preparado en todo momento para lo imprevisto y debe hacerlo además en soledad, sin amigos, pues cada vez que empieza a controlar una situación y empieza a crearse una mínima relación afectiva, es cambiado.
Un niño de seis años que ha de crecer sin el apoyo de sus padres o de su hermana. Siempre enfrentado a situaciones imposibles para un niño de su edad, teniendo que defenderse con la única ayuda de su inteligencia a niños que le superan en edad y fortaleza.
Y sobre todo enseñándolos que solo importa una cosa: Vencer, vencer y vencer

Y Zeck Morgan, el nuevo personaje que aparece en esta novela, tendrá que aprender lo contrario de lo que su pudre le enseñó: Tolerancia.

Calificar Guerra de regalos como una novela, es seguramente un tanto exagerado. La edición aquí comentada tiene 158 páginas. Pero si descontamos las primeras 30, una interesantísima introducción de Miquel Barceló y las últimas veinte que son un anticipo de la antes mencionada Ender en el exilio dan como resultado poco más de cien páginas, lo que hace que Guerra de regalos sea más un relato que una novela.








IMPRESIÓN PERSONAL

Tengo muy claro que éste no es un libro para cualquier lector, pues es imprescindible haber leído previamente El juego de Ender para poder entender y disfrutar de esta lectura, que eso sí, es un regalo para los seguidores de la serie de Ender-.
Dicho lo cual, como seguidor de esta serie de Orson Scott Card, me ha encantado por una parte la novela, pero por otro lado no alcanza ni siquiera la categoría de tal, apenas un relato que se lee en un momento, lo cual no deja de ser una decepción, pues de entrada pensaba que eran 158 páginas, que luego como comenté se quedan en cien.

Es muy útil para ampliar el conocimiento de la serie, para profundizar un poco más en el personaje de Ender, y como tal la disfrutarán sus seguidores.
Pero si no has leído El juego de Ender, lo mejor es que te abstengas de leerla y empieces por la mencionada novela, con la que disfrutarán no sólo los aficionados a la ciencia ficción, sino cualquier amante de las novelas de aventuras, que por otra parte no conoce un límite por edades, pues gustará tanto a los más jóvenes, como al público más adulto, que podrá captar los matices que implica el juego de poder y la manipulación de las personas para conseguirlo.





Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles




VALORACIÓN: 6/10






jueves, 25 de julio de 2013

EL GRAN JUEGO (LETICIA SÁNCHEZ RUÍZ)

Hagan juego, señores




DATOS TÉCNICOS

Autor: Leticia Ruíz Sánchez
Título: El gran juego
Editorial: Algaida (2011)
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 412
PVP: 20.00 €  








Editorial Algaida, 2016
Encuadernación; Tapa blanda, bolsillo
Páginas: 320
PVP: 8,00 €









Apenas se publican a lo largo del año un puñado de libros que podamos llamar diferentes. Pocos son esos libros que nos cuenten una historia distinta. Pocos son aquellos que consiguen conmover al lector sin recurrir al recurso de la lagrimita fácil. Pocos también aquellos que lamentas que se terminen porque no quieres dejar de leerlo. Difícil encontrar también libros que te transporten a un mundo de fantasía, la fantasía de los juegos infantiles. Menos aún aquellos que te obligan a marcar el nombre de un joven autor para seguir su trayectoria.
Todo eso y más es lo que podréis encontrar en El gran juego de Leticia Sánchez Ruiz, ganadora con esta novela del XVI Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla. Podéis ser como yo un tanto escépticos con el tema de los premios, que muchas veces tienen más de jugada comercial que de valor literario. Desconozco si la concesión de este premio ha sido justa o no, pues no he leído el resto de las novelas que a él se presentaron, pero si puedo decir que no es fácil encontrar novelas del nivel de la que hoy vengo a presentaros.

Vuelvo con El gran juego a un tema recurrente, el de por qué una novela nos atrapa desde las estanterías. Y como es habitual, la cubierta tiene buena parte de la culpa, con un diseño muy atractivo, con una niña descalza y cabizbaja pero con una cara tranquila en la que podemos adivinar una sonrisa de felicidad, sosteniendo una brújula antigua en la mano izquierda en una habitación con el suelo de madera en el que podemos encontrar todo tipo de relojes, relojes que también están colgados en las paredes. Relojes y paraguas por todas partes, en una más que sugerente decoración.
Bajo el nombre de la autora Leticia Sánchez Ruiz, que nada me dice pues nunca había leído nada de ella, el título de la obra El gran juego. Un nombre como mínimo sugerente, pues todo juego puede serlo.
Y en la pare de abajo podemos ver el último reclamo: XVI Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla.


El siguiente paso leer la contraportada para hacernos una idea de qué trata el libro. Una contraportada que nos cuenta pero sin desvelar nada. Así sabremos que es una historia con una niña como protagonista, al recibir como herencia de un centenario el “Gran Juego”. Pero si queremos averiguar en qué consiste ese “Gran Juego” que todos ansían, que tantas pistas va a obligar a resolver a sus protagonistas, no nos va a quedar más remedio que leer el libro.
Sin olvidarnos de un comentario que encontramos al final de la contraportada:

«Leticia Sánchez destila en El Gran Juego, su segunda novela, un homenaje a esas apasionantes lecturas de todas las épocas y para todas las edades -desde Lewis Carrol a Julio Verne- que en algún momentos nos contagiaron el placer de leer.» 

No penséis en el Julio Verne que se anticipaba con su imaginación al futuro, pues el personaje al que se hace referencia es a Miguel Strogoff, aquel invencible correo del zar.





LETICIA SÁNCHEZ RUIZ


Para hablaros de esta autora, no me queda otro remedio que ver lo que dice en la solapa interior del libro, puesto que nada había leído de ella. Y menos aún había siquiera oído hablar de su existencia.

Una joven autora, dicen todas las reseñas. Claro que no es la primera vez que oigo hablar de un joven autor y resulta que sobrepasa los cuarenta años, con lo que su juventud es una cosa muy relativa. No es el caso de Leticia (sin Z) que nació en Oviedo en 1980 (poco más de treinta años y que ya con veinticuatro años ganó el IV Premio Tétrada Literaria de Novela Corta gracias a El precio del tiempo.

Su primera novela Los libros luciérnaga, también fue ganadora de un premio, el IX Premio Emilio Alarcos, en 2009.
Estamos pues ante una autora que cada libro que escribe cuenta con premio. Como para no tenerla en cuenta.





ARGUMENTO


Érase que se era un hombre anciano:
«Por aquel entonces Perroti tenía más de cien años, y los aparentaba. Parecía un cadáver que se había escapado de su tumba.» (Página 10)

Érase que se era una niña sin nombre, a la que llamaban Cucuruchito:
«Era una niña que nunca sentía hambre, apenas tenía imaginación olía a bar y se rodeaba de vejez.» (Página 37)


Dos almas que parecen predestinadas a estar juntas y compartir su tiempo. Aunque tiempo no es precisamente lo que le sobra a Perroti, que hace ya mucho tiempo parece que está en las últimas, pero que disfruta paseando de la mano con la niña, a la que invita a pasteles. Hasta que finalmente la muerte tanto tiempo dilatada se hace presente y Perroti muere en el hospital pronunciando unas extrañas palabras:
«El Gran Juego. Solo quiero volver al Gran Juego.»

Tras su muerte, la niña no tarda en encontrar una misteriosa nota:
«Bienvenida al Gran Juego.»


¿En qué consiste este Gran Juego en el que también entra Cosme, su hermano mayor para ayudarla? Porque cuanto más avanzan en él, más confundidos se encuentran, como si ellos mismos fueran una pieza más del complicado juego, en el que a nada encuentran sentido:
«Una escritora enana, un almanaque caducado, un pequeño mundo de jabón. Cosme. Un mapa invisible. Ningún sentido.» (Página 196)




IMPRESIÓN PERSONAL


No es casual que le haya dado al resumen del argumento un aire de cuento. Porque eso es lo que durante muchos momentos parece esta novela, un bello cuento cargado de fantasía, esa fantasía que da la inocencia de la infancia. Salvando las distancias, me recuerda en cierto modo a las novelas de Carlos Ruiz Zafón, con ese aire de cuento, de estar leyendo una ficción no realista.
Y sin embargo no hay fantasía en el relato, solo ese misterio e imaginación de los juegos infantiles, ese que parece que queremos desterrar de nuestras vidas cuando llegamos a la edad adulta, que no es lo mismo que a la madurez.
Quiero aclarar que ese parecido con las novelas de Zafón, solo hace referencia a esa sensación de cuento, aunque con un aire totalmente distinto, pues en las novelas de Zafón me siento como en un cuento gótico, un tanto tenebrista, algo que no sucede en esta novela, mucho más tierna y luminosa.


Me gusta el lenguaje utilizado. Un lenguaje directo, claro, sin artificios, como si todo estuviera narrado por un niño, aunque en realidad es una persona adulta la que lo hace, bien es verdad que rememorando los recuerdos de infancia de su madre. Y los recuerdos de infancia tienen un lenguaje distinto, nos hacemos de nuevo niños cuando los evocamos, y eso es algo que se refleja en el lenguaje en toda la novela.
Resulta muy chocante una protagonista sin nombre, pero eso es lo que nos encontramos, pues la narradora se refiere a ella constantemente como mi madre, o en todo caso ”Cucuruchito” que es como la llaman algunos, especialmente Perroti. En cambio si sabemos el nombre de su tío, al que a veces menciona en la narración como “mi tío” o en otros casos como “Cosme”. Igualmente el padre de la niña es mencionado en el libro como “mi abuelo”.
En muchos momentos el libro te va obligando a hacer una traducción simultánea: El padre de la niña (en lugar del abuelo), la niña (mi madre), Cosme (mi tío)...

Todos los cuentos tienen su moraleja, y este libro no es la excepción. Creo que esa es una de las grandes virtudes del libro, que bajo el disfraz de una historia, nos obliga a reflexionar sobre el sentido de nuestras vidas. Nada voy a desvelar aquí, pero creo que la autora acierta al hacernos ver como el tiempo puede matar la inocencia de la infancia. Una inocencia que es la que nos lleva a querer conocer el mundo, a sentir curiosidad por todo lo que nos rodea, a querer disfrutar de la vida a tope.
Y es que todos estamos invitados a formar parte de este Gran Juego, a disfrutarlo.


Una novela en que la autora nos muestra su gran amor por la literatura, por lo que esta es capaz de inducir en nuestros corazones, por cómo nos muestra modelos de conducta a imitar, todos ellos personificados en Miguel Strogoff, el héroe en que se fija la niña para luchar en la vida, al que toma como modelo a seguir, porque pase lo que pase Miguel Strogoff nunca se rinde. La novela será ficción, pero esa actitud frente a la vida es la que guía a la niña.

No puedo dejar pasar por alto la gran ambientación que se consigue en toda la novela, con dos escenarios principales, el bar del padre de la niña y la buhardilla de Perroti. Lo más curioso es que en ningún momento se nos dice en qué población transcurre la acción. Solo sabemos que es un pueblo grande y con puerto de mar, pero sin especificar más. La autora es de Oviedo, por lo que bien podría haber tomado por modelo algún lugar de Asturias.
Que lugar tan curioso ese bar en el que transcurre la acción, como curiosos los personajes que por él transitan, desde el abogado que resuelve allí consultas, el médico al que todos van a consultar sus males, el indiano rico que juega su partida diaria, o el periodista que va por allí en busca de información, con la pluma de su sombrero austriaco delante o detrás en función de si está o no trabajando, como si la bandera de un taxi se tratara para indicar si está o no libre.
Los múltiples personajes que pueblan la novela forman parte de esa cuidada ambientación, una parte fundamental de la novela, que no se circunscribe únicamente a la niña y su hermano, sino que se amplía con una larga lista de secundarios que contribuyen a amplificar la trama y los escenarios.


Por no faltar, no falta una tierna historia de amor, la de Cosme con Gabriella, la hermana gemela de Martín, el amigo inseparable de Cosme. No es la parte fundamental de la novela, pero es un punto más, un suma y sigue que contribuye a hacerla todavía más humana.


¿Cuatro o cinco estrellas? La verdad es que lo he estado dudando, pero al final, pese a algunos peros (esa mezcla de madre, niña, abuelo, padre, tío, Cosme te hacen algo dificultoso al principio el centrarte en los personajes, o un imperdonable hosco sin hache en la página 25 que en principio sería responsabilidad de los editores), me he decantado por las cinco estrellas por la capacidad de ensoñación que desprende todo el libro por esa capacidad de crear un mundo de cuento dentro del más puro realismo, por unos personajes difíciles de olvidar y sobre todo, por invitar a todos los lectores a formar parte del Gran Juego.


¿Te apuntas tu también a participar en el Gran Juego?



Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles



VALORACIÓN: 10/10



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