El 17 de noviembre, dos días antes de que se publicara Cicatriz, tuve el placer de asistir, gracias a la invitación de Ediciones B, al encuentro de un reducido grupo de blogueros y amigos, que de todo había, con Juan Gómez-Jurado. Un encuentro para el que nos habían facilitado un ejemplar del libro, de modo que casi todos lo habíamos leído total o parcialmente (como fue mi caso, que me llegó tres días antes).
Creo que,
además de permitirnos un contacto directo con el autor, lo cual
implica salir completamente convencido gracias a su arrolladora y
encantadora personalidad, la otra finalidad del encuentro es que le
sirvamos de “sparring” de cara a las entrevistas y las
presentaciones en público, que le planteemos preguntas de modo que
alguna de esas “rarita” que siempre sale, ya tenga pensada una
buena respuesta para cuando se enfrente a un entrevistador
“profesional”.
Porque, como
el mismo autor nos confesaba nada más empezar, a pesar de ser esta
su sexta novela, sigue con los mismos nervios del primer día en cada
presentación. ¿Dónde mejor quitarse los nervios que ante un grupo
de amigos?
Tengo la
impresión de que es un hombre tímido, de esos que vence su timidez
con puro teatro, convirtiendo el encuentro en una actuación
constante, en la que incluso sacaba a alguno de los asistentes para
hacerle él preguntas en público. Un encanto de hombre, por más que
comenzara diciendo que tiene un humor negro, violento y políticamente
incorrecto. Humor sí, lo de políticamente incorrecto probablemente
(hoy día es necesario ser políticamente incorrecto, porque lo
contrario es la más blanda de las hipocresías), pero la violencia
la reservó para alguna de las páginas de su novela.
Juan gómez-Jurado golpeando el saco |
Lo primero
que nos contó es de dónde sale el personaje
de Irina. Estaba en Chicago después de ver a Patrick
Rothfuss cuando, al pasar por delante de un gimnasio con
todas las luces apagadas, a excepción de una pequeña zona con algo
de luz y un tatami donde una chica estaba golpeando un saco. Me quedé
sorprendido viéndola y pensando de donde sacaba la rabia y la
fuerza, porque era pequeña y poca cosa, para golpear sin parar el
saco.
En el hotel
me puse a pensar cómo podía alguien acumular tanta rabia en su
interior. Ahí surgió Irina.
Nos dijo que
a la hora de escribirla, Cicatriz
es una novela compleja y que le ha costado escribir porque buena
parte de ella está en primera persona
del presente. Y eso es muy difícil porque impone toda una
serie de condicionantes.
Juan Gómez-Jurado con El Búho y Teresa de Leyendo en el bus |
Como en
Cicatriz algunos personajes
llevan tatuajes, le
preguntaron qué se tatuaría. Nos contestó que no sería una imagen
sino una frase. Y nos habló un poco de los tatuajes rusos, un tema
en el que se documentó. En los gulags, había mafiosos rusos que se
tatuaban el cuerpo. En total fueron siete volúmenes de fotos de
tatuajes los que estuvo viendo de rusos.
Juan Gómez-Jurado en pleno baile |
Nos habló
también de lo mucho que le cuesta poner los títulos a sus novelas.
Y como él mismo reconocía “La esposa rusa” no era precisamente
muy atractivo.
Nos dijo que
Cicatriz es una novela que tiene mucho que ver con el universo de los
comics, los policiales. Con vivir hacia adentro más que hacia
afuera.
También le
preguntaron que cuando cree que está acabada su novela: Su respuesta
fue contundente: mañana. De hecho, una vez que la editorial consigue
que se la entregue, no vuelve a leerla, porque estría si no,
cambiándola permanentemente.
Nos habló
de sus proyectos futuros, de la novela que les tiene prometida a sus
hijos, de que está inmerso en la escritura de otra novela, y que sí
(¡qué pesados podemos llegar a ser!) habrá continuación (cuando
es otra cosa) de su novela “La leyenda del ladrón”.
Nos habló
de sus personajes, de que a Irina le tomó un cariño muy especial,
de que Simon es un narrador poco fiable (basta con ver como dice con
sus 190 centímetros que pesa cien kilos)
Y acabó
pidiéndonos que recomendemos a todos este libro, que sea un libro
que la gente compre y regale esta navidad. La verdad es que sí, que
merece la pena el rato tan divertido que se pasa leyendo Cicatriz.
Terminamos
con sesión de fotos, firmas, abrazos y una despedida hasta la
próxima.
Hay que recomendarlo sin dudar. Yo voy por la mitad y tengo un enganche tremendo. Me gusta la trama, me gusta su forma de contar las cosas, me hace reir, sufrir, ¿qué más se puede pedir? Gracias por la crónica.
ResponderEliminarBesos
Fue un encuentro genial. Besos.
ResponderEliminarGracias por compartir estos momentos! Aunque algo de envidia das!
ResponderEliminarBesotes!!!
Qué bien lo pasamos !
ResponderEliminarQué bien lo pasamos.
ResponderEliminarY sin duda, Cicatriz merece la pena, yo también lo recomiendo a todo el mundo.
Un beso!