Si por mi fuera, todos los fines de
semana de la Feria del Libro de Madrid estaría allí. Pero sólo puedo acudir un
sábado, que suele ser el segundo de la feria. Una feria que como sabéis, y si
no lo sabéis os lo cuento, dura diecisiete días, con tres fines de semana
completos (de viernes a domingo).
Este año no ha faltado a la Feria una de
sus grandes tradiciones: las tormentas, presentes desde la mañana de la
inauguración hasta casi todos los días de la misma. De hecho, la tarde del
sábado que allí estuve, varios chaparrones regaron a la multitud allí presente.
No eran sorpresa, estaban previsto y no había más que mirar al cielo para saber
que tarde o temprano te caía alguno. De hecho, cuando salí de casa por la
mañana, el cielo estaba más negro que los pies de un sin techo paseando
descalzo por Madrid.
La otra tradición, la del calor
sofocante no puede decirse que se haya cumplido (ni es probable que se cumpla
el próximo fin de semana), porque en ningún momento la temperatura ha superado
los treinta grados, algo que seguro lamentan el par de terrazas que hay en la
feria.
Este año he ido el sábado día 2, y esta
es una pequeña crónica de lo que allí pasó. Sobre las once de la mañana estaba
ya en la feria. Transporte público, que no es fácil aparcar y por la mañana es
zona hora y hay que estar pendiente de cambiar el ticket.
Quería visitar en primer lugar a Javier Castillo, entre otras cosas porque era de los
primeros en empezar a firman (11:30) y aunque tuviera sus dos libros firmados,
me apetecía saludarlo y grabar con él unos segundos para el canal.
Estuvo tan simpático y cordial como
siempre (lo cual siempre ayuda a vender lo que sea, incluso libros).
Estuvo simpatiquísima y muy cercana,
algo que no pueden decir algunos de sus otros compañeros firmantes. No siempre
ser un gran escritor, consagrado por la crítica y el público es señal de amabilidad
y trato cercano con la gente.
Son dos ya las novelas que ha publicado
y nos ha gustado mucho Manuel Bianqueti, el policía que no para de liarla en
Cádiz. Eso sí, creo que antes de su tercera aparición va a descansar un poco y
tendremos una novela con personaje diferente antes.
Casi codo con codo estaba junto a él María Frisa. No he leído nada suyo, pero mi hija me
ha recomendado que lea sí o sí lea Cuídate de mí, su novela. Charlamos un rato,
pero no sólo de novela negra, que también tiene toda una colección de libros
infantiles. ¿Por qué será que autores de novela negra también practican ese
género literario tan alejado, por lo menos en principio, como es la literatura
infantil?
Salí de allí con la promesa de leer su
novela y con muchas ganas de hacerlo.
Hacía poco, apenas un par de semanas que
la había visto, pues es la editora de Allaitz Leceaga, una novelista muy
prometedora (los que la han leído hablan maravillas de El bosque sabe tu
nombre), pero siempre da gusto charlar un rato con una de mis editoras
favoritas, que este año nos sorprendió gratamente lanzándose al ruedo y poniéndose
al otro lado para escribir su propia novela (El último regalo de Paulina
Hoffman)
Me acerqué para ver a uno de los fijos
de la Feria del Libro madrileña: Lorenzo Silva, que además prácticamente acaba
de estrenar nueva novela: Lejos del corazón.
Me sorprendió que tuviera tan poca
gente, pero es que las impresiones engañan y la cola iba escondida por detrás
de las casetas, así que allí estuve un buen rato hasta que me tocó, más allá de
las dos y media (a pesar de que en teoría la firma acababa a las dos de la
tarde)
Tras una cervecita nos fuimos a comer,
que aunque no lo parezca, llevábamos ya una buena caminata encima.
El primero de ellos fue Luis Roso, un autor joven que va ya por su segunda novela y
que a mí me encanta. Ha creado el personaje de un policía, el inspector
Trevejo, al que ha situado en la España franquista de mediados de los años 50.
Junto a él Roberto
Sánchez,
del que tengo por leer una novela muy sugerente: Asesinos de series, en las que
mezcla libros, series televisivas y un trío de blogueros. También me fui de
allí con la promesa de leer su novela (que no con la firma porque no había
cargado con su libro.
Y eso es todo lo que dio de si este año
la feria. Como siempre se me hizo corto y me quedé con ganas de más, pero salí
muy contento de allí y con ganas de volver si Dios quiere el año que viene.
Pues sí, deseando volver el año que viene a las ferias, a mí es que me gustan tanto... primero, siempre la Feria del Libro Antiguo y después la Feria del Libro ¡ay qué bonitas, de verdad!
ResponderEliminarBesitos carinyet 💋💋💋
Pasamos un día magnífico, aunque hubiese estado mejor sin lluvia. Besos.
ResponderEliminarPero qué envidia me das!!! Sí que aprovechaste muy bien el día!
ResponderEliminarBesotes!!!
A mí también se me hizo corto y eso que me quedé un rato más que tú. Por cierto, que con Javier Castillo también estábamos acompañado aunque solo fuera por mí ! Jajaja Lo pasamos genial y como siempre un placer compartir esos momentos con amigos.
ResponderEliminarBesos.
Impresionante!!!! Yo estuve en Córdoba con Juan José MIllás y ya flipé, o sea que allí moriría de la emoción! Cuando mi peque sea mayor tengo que ir sí o sí (y así conoceros). Estaré pendiente de todo lo que grabaste para el canal! Un besote!
ResponderEliminarEste año me la he saltado :(((( El año que viene, sin falta.
ResponderEliminarBs.