TODOS LOS DÍAS SON NUESTROS (CATALINA AGUILAR MASTRETTA)

Todos los días son nuestros

Catalina Aguilar Mastretta

FICHA TÉCNICA

Título: Todos los días son nuestros

Autor: Catalina Aguilar Mastretta

Editorial: Destino, 2017

Encuadernación: Tapa blanda

Páginas: 300

PVP: 18,90 €
Ebook: 9,49 €

CATALINA AGUILAR MASTRETTA

Esto es lo que la editorial nos cuenta de ella:

Catalina Aguilar Mastretta (Ciudad de México, 1984) es guionista y directora de cine. Ha escrito y dirigido las películas Las horas contigo (2104) y Todos queremos a alguien (2017), y el cortometraje Tabacotla (2008). Suyos son los guiones de la serie histórica sobre México Gritos de muerte y libertad, estrenada en 2010, y del largometraje Echo Park (2014). Todos los días son nuestros, su primera novela, ha sido alabada por la crítica mexicana por su mirada irónica, tierna y generacional.

Esa cosa tan terrible llamada amor

ARGUMENTO de TODOS LOS DÍAS SON NUESTROS

María y Emiliano son una pareja aparentemente indestructible que llevan juntos desde el instituto. Pero ya en la treintena, un día tras una fuerte y tonta discusión, Emiliano hace las maletas y vuelve a casa de sus padres.

Una novela sobre al amor, el desamor y las rupturas.

TODOS LOS DÍAS SON NUESTROS

Todos los días son nuestros es una extraña novela de amor, lejos de los clichés de chico encuentra chica, chico pierde chica, chico recupera chica, tan típicos de la comedia. Porque en el fondo lo que intenta la novela es reflexionar sobre los extraños mecanismos del amor, sobre la realidad de nuestro amor/desamor cotidiano:

«Sí lo conozco, como si nunca se hubiera ido, porque me quiso tanto y fuimos tan del otro como ahora somos del espacio en el que nos olvidamos». (Página 10)

Porque hay historias de amor, que ni siquiera una separación puede romper:

«-Qué bueno que ya superaste a Emiliano –me dijo Paloma hace ya mucho tiempo. Yo voy a pedir salmón, ¿tú?-PastaY a lo que sigue. Superado está, claro. Nada más es que algunas cosas no terminan nunca. Y ésta es una de esas cosas». (Página 10)

Tanto al lector como a la propia protagonista que nos está narrando su vida, lo primero que le urge es una explicación: ¿Cómo es posible que de la noche a la mañana un amor que parecía eterno se haya roto aparentemente de un modo irrecuperable? ¿Qué fue la Cosa Terrible que lo provocó?

«Cuando se separa una relación que se ve tan estable, a todo el mundo le urge tener una explicación». (Página 18)

Lo más tremendo es que no hay esa Cosa Terrible, ese hecho imperdonable. Es puro y vulgar cansancio. No más. Un día en que decides bajar los brazos y al instante siguiente estás KO en el suelo sin saber por dónde ha venido el golpe:

«No hay Cosa Terrible, Sólo hay los años, los años. Todo lo que habíamos ido sobreviviendo. Todo se quedó por ahí rondando. Las opiniones irreconciliables, el andar descalza por la casa, los platos sucios, las decisiones difíciles. (…) Todo se quedó ahí rondando pero nada nos rompió, porque todo iba mezclado con su voz y con la mía, y con pequeños momentos que nos hacían inseparables». (Página 115)

De realidades cotidianas nos habla esta novela. Hay situaciones por las que todos hemos pasado. Unos han salido adelante, otros no:

«Ya se ha hablado mucho de ese momento en que amas a alguien pero no lo soportas. Ese momento en que el amor no es suficiente». (Página 74)

Ni siquiera una pareja que lo han compartido todo y en la que no son capaces ya de discernir qué es de cada quién, está libre de rupturas. O tal vez esa sea la causa del problema, que ya no saben quién es cada uno:

«Nos hicimos del roce con el otro. Hoy me veo y no sé qué de mí es mío y qué es de él». (Página 105)

No hay recetas mágicas contra el desamor. Tal vez, tener presente siempre, en todo momento, aquellos instantes mágicos de la relación:

«Emiliano se va. No porque nos queden cerca las cosas malas, sino porque las buenas empiezan a quedarnos lejos. En el abismo hemos perdido lo espantoso, pero también lo bonito. Todo está junto hasta el fondo, imposible tocarlo, imposible separarlo».Y ésa es la Cosa Terrible. (Página 119)

Una novela en muchos momentos triste, sí. Pero que también nos invita a vivir la vida, momento a momento, en aquellas cosas cotidianas que nos da la relación con nuestros seres queridos.

«-¿Qué te preocupa tanto?-No sé. La vida-No, la vida no tiene que preocuparte. ¿Sabes que es la vida? Esto es la vida. Estar aquí sentadas, con este tecito lavando trastes. Ya con eso la tenemos mejor que el noventa por ciento de la población. ¿Qué te preocupa de la vida? Mira qué bonita nos ha tocado». (Página 253)

IMPRESIÓN PERSONAL

Desde el momento en que terminé de leer Todos los días son nuestros, e incluso antes de terminar de leerlo, ya sabía que ésta es una de esas reseñas que me iba a costar mucho hacer. Porque ¿cómo escribir sobre una novela que está tocando demasiados puntos sensibles de tu vida? ¿Cómo hablar de los sentimientos que provoca en ti sin dejar al descubierto cuáles son esos sentimientos íntimos?

Tengo muy claro que ésta es una novela que te afectará en función de cómo sea tu vida, cómo sean tus relaciones, cuál haya sido y sea tu relación con el amor. Evidentemente no puede ser la respuesta igual para alguien recién enamorado, como para aquel como es mi caso, que lleva ya 35 años de matrimonio.

No hay recetas en la novela. Solo reflexiones. Te pueden servir. O no, todo depende de cómo quieras afrontar tu vida y tus sentimientos.

Porque Todos los días son nuestros es una ficción que se acerca demasiado a la realidad cotidiana de las relaciones de pareja. Y dejar al aire nuestras debilidades es algo que puede doler. O servir para reaccionar y seguir adelante. O para tirar definitivamente la toalla. En cualquier caso, no te dejará indiferente.

VALORACIÓN: 10/10

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