Desde el primer día de mi doble
confinamiento (en el hospital y solo) decidí afrontar mi situación con el
máximo humor posible, de ahí que decidiera ir escribiendo cada día una crónica
muy sui géneris de lo que estaba viviendo, donde la realidad y la ficción se
mezclasen en algo diferente.
Por las limitaciones de caracteres,
decidí que Facebook sería el lugar ideal donde irlas publicando y ahora, ya en
casa, las reedito (escribir en el móvil me genera muchos errores) y las publico
en este post para que podáis acceder a ellas los que no lo habéis hecho y tenerlas
reunidas el resto.
Desde aquí quiero dar las gracias a
todos los que con vuestros comentarios en Facebook, Instagran o Twitter me
habéis dado ánimos para seguir adelante. De hecho pensé paralelamente escribir
otro diario con mis sentimientos personales en cada momento, pero me resultaba
imposible expresar tanta tristeza como sentía y menos aún publicarla, así que
aquí os dejo con todo mi cariño, estas peculiares crónicas.
También podéis ver el vídeo de esta singular aventura pinchando en la imagen. El contenido es similar, aunque diferente en muchos aspectos:
También podéis ver el vídeo de esta singular aventura pinchando en la imagen. El contenido es similar, aunque diferente en muchos aspectos:
DIARIO DE UN
PACIENTE VIAJERO (1)
Cuidado
con las agencias de viajes:
-Siete horas en el check-in.
-Por pensión completa entienden bolsas
de sal y azúcar.
-Sin regalo de bienvenida (ni peine, ni cuchilla).
-Y de las vistas mejor no hablamos, que son las de la
foto.
Una cosa buena tiene esta agencia. Sólo
me lleva a lo limpio.
Además incluye transporte gratuito por todo el complejo, eso sí, a lo limpio. Así que lo primero que hice esta mañana fue ducharme para que no me llamen sucio.
Además incluye transporte gratuito por todo el complejo, eso sí, a lo limpio. Así que lo primero que hice esta mañana fue ducharme para que no me llamen sucio.
DIARIO DE UN
PACIENTE VIAJERO (2)
Tras
las quejas de ayer, la agencia me está tratando muy bien. Vamos, que soy
cliente VIP. Me pusieron la pulsera roja y ¡menuda diferencia!
Para empezar me llevaron a una sala muy moderna y me mandaron dar las vuelta en
una camilla. Pensé que era para un masaje, pero no. Era para ponerme unas
agujas y hacer no se qué de un drenaje, que debe de ser una técnica nueva de
acupuntura, pero al final me dejaron con las ganas.
Como ya era cliente VIP, tenía derecho a bolsas
de comida como las de la foto, pero para ello necesitaba una vía subclavia, que
no se qué tiene que ver la Calzada romana en todo esto, pero ya tengo una sin
salir de España.
Por la tarde tras la siesta, visita
sorpresa al quirófano. No me enteré de nada. Para mí que algo me echaron.
De vuelta a la habitación me entero que
con la pulsera tengo barra libre de analgésicos incluidas marcas premium y un
par de bolos de opiáceos.
A ver qué tal la mañana que me han dicho
que vienen dos señoritas a bañarse conmigo. ¿O era a lavarme? No sé, que aún
tengo resaca de anoche.
Hasta mañana.
Se os quiere.
P.S.: Tengo que preguntar si puedo
llevarme la bolsa amarilla. Me ha encantado el diseño.
DIARIO DE UN
PACIENTE VIAJERO (3)
Ayer
no os conté otra de las maravillas de este resort. Cuando tuve la pulsera roja
me hicieron una depilación de torso y abdomen. Bien es verdad que no fue con
láser sino con una maquinilla que en pequeño me recordaba a mi desbrozadora de
malas hierbas.
Hasta la ropa te dan gratis y.... en pijama todos los días. Ayer me dieron uno
de esos batines eróticos que te dejan el culo al aire. Pero hoy pedí el pijama
tradicional, que el otro con tanto cable a cuestas, más el drenaje, era un follón.
Lo que no entiendo es para que tanto control
antidoping, si ya saben que voy puesto hasta arriba.
Bueno, mañana más, que esto como la
salsa, siiiiiiiigue. (Bailando salsa, bailando salsa en el Stella, al son del ritmo
sabrosón, de las caderas de Carmela. MECANO)
DIARIO DE UN
PACIENTE VIAJERO (4)
¡Se
confirma! Soy cliente VIP. Ayer me enteré por fin del contenido de esa
misteriosa bolsa amarilla: Proteínas, hidratos y ¡3.000 calorías!
Vamos, que quieren que salga de aquí hecho un toro. O eso, o es una nueva
versión de la casita de chocolate y me estén engordando para luego echarme la
malvada bruja a la caldera. Pero para eso que me hubieran dado chocolate, que
sale más barato, me gusta más y engordo antes.
Acaban de pasar a tomarnos la
temperatura y les he pedido, como hoy es domingo, cuarto y mitad de chocolate
con churros. Cuando se han partido de risa, les he dicho que se lo cambiaba por
un chupito de metamizol. (Creo que ha colado).
Me despido hasta mañana, que del día de
hoy creo que promete.
DIARIO DE UN
PACIENTE VIAJERO (5)
¡¡¡¡Un
zumo!!! Ayer me dieron un zumo. Bueno, para ser exactos me dieron dos.
Para vosotros en casita con vuestra
cerveza y unas patatitas, será
poca cosa. Pero para mí... Bueno, con una tapita de un mejillón en escabeche con su patatita...
poca cosa. Pero para mí... Bueno, con una tapita de un mejillón en escabeche con su patatita...
-No te lo bebas de golpe -me dicen
cuando me lo dan.
¡Cómo si yo fuera a dilapidar semejante
placer en un segundo!
El primero fue de piña, que estaba muy dulce. Y para que yo diga que algo está muy dulce...
El primero fue de piña, que estaba muy dulce. Y para que yo diga que algo está muy dulce...
Eso sí, todos los días control de glucosa.
Yo pensaba que era para ver si podían darme pasteles de chocolate o una torrija
de muy amiga Asunción Bergua Pérez. Pero qué va. Es por si se les va la mano en
los potingues que me dan.
Bueno, mañana más, que tengo pensado un
post muy escatológico. Es que mi vida ahora se ha convertido en pura
escatología.
DIARIO DE UN
PACIENTE VIAJERO (6)
Creo
que me están preparando para algún sorteo o una gymkana muy especial, porque
hay cosas que no termino de entender.
Me meten tal cantidad de líquido en el cuerpo que a cada hora no me queda otra
que moverme.
Eso me trae a la memoria el monólogo de
por qué las mujeres van de dos en dos al baño. Resumiendo para los que no lo
conozcan, si la mujer va sola, se encontrará avanzada la noche con el suelo
encharcado, por lo que el bolso lo agarrará con los dientes, el abrigo largo se lo subirá y
enrollar al cuello cual bufanda para no secar con él el suelo y no sabrá cómo
agarrarse y abriré el bolso para sacar un clínex para limpiarse.
Eso es pan comido para lo que me espera
a mí. Tras incorporarme (ríete tú de ejercicios de abdominales), con una mano
he de sujetar el gotero con sus múltiples bolsas.
Afortunadamente me dieron un modelo VIP
que hasta rueda bien y es sencillo de mover. Otra cosa es no liar todos los cables
e irlos enrollando.
Con la otra mano tengo que llevar el drenaje, que pesar no pesa, pero no puedes dejarlo atrás.
Con la otra mano tengo que llevar el drenaje, que pesar no pesa, pero no puedes dejarlo atrás.
Con la otra mano hay que sujetarse el
pantalón, algo que evitas con el batín erótico, porque si te lo ajustas bien,
oprimes el drenaje y la herida.
Ups, ya me faltan manos. Y llega al
baño, coge papel higiénico, lávate las manos, sécatelas...
En resumen: ¡Me faltan manos! Menos mal
que hoy voy a recuperar una cuando me quiten el drenaje.
DIARIO DE UN
PACIENTE VIAJERO (7)
Va
llegando a su fin, o al menos eso espero, este singular viaje. No quiero
terminarlo sin hablar de una figura muy importante: el compañero de habitación.
Iba a escribir compañero de cama, pero
eso daría lugar a falsas interpretaciones, sobre todo porque el folleteo entre
los pacientes es nulo.
Con el precio que nos cobran, lo de la
habitación individual es una entelequia. Puedes encontrarte con que den el alta
a tu compañero o lo manden como al mío al Resort Puerta de Hierro, para que
estés solo unas horas, pero esa tal la demanda, algo que no me extraña con
estos precios, que enseguida la ocupan.
Con todo, siempre hay alguno, sobre todo
los de la tribu de los paso- pago (normalmente gente que contribuye poco pero
se cree con derecho a exigir como si fuesen los únicos que sustentan el
sistema) que no les parece bien y exigen habitación individual. Pero de momento
lo único individual es el cajón con el que se marcan el baile esos negros que
ser han hecho tan populares.
Te puede tocar de todo, desde uno como
el mío que estaba sordo, no veía la televisión y un oso en hibernación duerme
menos que él, al de la habitación de al lado, que no solo habla a voces, sino que
no se calla ni aunque le metas las cabeza en la bañera llena.
O una mujer que se pasaba todo el día gritando y llorando.
O una mujer que se pasaba todo el día gritando y llorando.
Cruza los dedos, porque no hay derecho a
reclamación.
Bueno, os dejo, que techo que ponerme los cascos, que ya lleva el vecino de la otra habitación desde las 7 de la mañana rajando sin parar.
Bueno, os dejo, que techo que ponerme los cascos, que ya lleva el vecino de la otra habitación desde las 7 de la mañana rajando sin parar.
¿Será mañana el último capítulo?
DIARIO DE UN
PACIENTE (y 8)
Pues sí. Esto ha llegado a su fin.
Era o él, o yo. Ya no soportaba al
vecino de la otra habitación. Ayer montó un pollo porque exigía intimidad y que
cerraran la puerta de su habitación, a lo que le contestaron que las puertas
quedaban abiertas (máxime ahora que no hay acompañantes), para que el personal
pudiera ver si los pacientes estaban bien. ¿Intimidad? Lo que quería era
echarse un cigarro. Y luego decía que el olor era el de los aerosoles que la
habían puesto. ¿Cómo puede ser la gente tan idiota y tan insolidaria?
Total, que decidí que ya estaba bien de
estancia gratuita. Que aunque no estaban malos (¿o sería mi desesperación?) me
gustan más los calditos de mi mujer. Y puestos a hacer dieta, ya se encargará
ella de mirar con lupa lo que no puedo comer para no ponérmelo.
Decidí pues fugarme, así que llamé a mi
mujer y en complicidad con una celadora a la que soborné con la mermelada que
no me había tomado en el desayuno, me marché del hospital aprovechando que ya
me habían quitado sondas, drenajes y demás parafernalia. Lo que no entiendo es
cómo en plena era inalámbrica, aquí hay más cables que chuches a la entrada de
un colegio (antes del confinamiento, se entiende).
Así que ya estoy en casita y pongo fin a
estas crónicas. ¿Cuánto hay de verdad en ellas? ¿Cuánto de ficción? ¿Cuánto de
exageración? ¡Qué más da! A mí me han servido de desahogo, mi válvula de escape
para evadirme de la realidad que me ha tocado vivir en soledad. Porque las
llamadas, los vídeos, vuestro apoyo. Todo eso está muy bien. Pero donde esté un
abrazo…
Si os puedo decir, que la ficción imita
a la realidad, porque el hospital en el que he estado, en un principio estaba
pensado como hotel. Pero la presión del pueblo de Móstoles (que ya rondaba los
200.000 habitantes) y que tenía que desplazarse hasta Madrid (al Alto de
Extremadura) para cualquier prueba o especialista, hizo que se convirtiera en
hospital.
De ahí sus defectos de diseño. Bueno,
eso y que Ikea no se encargara de su decoración, porque no es que sea
milimétrica, sino que le faltan un par de milímetros para embutir mesilla,
cama, sofá, sofá, cama, mesilla. Si cambias algo ligeramente, no vuelve a
encajar.
Y eso es to, eso es to, eso es todo amigos.
Muchas gracias por vuestros ánimos y vuestro apoyo. En breve espero veros por
mi canal y por el blog.
Hasta siempre
Pedro.
VALE POR un abrazo. A canjear lo antes posible. :-)
ResponderEliminarUna vez pasado el susto, espero que con éxito, no he podido dejar de reírme con tus crónicas. Qué retranca tienes... Un abrazo y bienvenido.
ResponderEliminarTodo se lleva mejor con humor. Me alegra que estés ya en casa. Pero toca seguir cuidándose mucho! Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarEnhorabuena por tu recuperación. No sabía nada, sólo notaba que no mandabas mails
ResponderEliminarMe alegro de que ya estés recuperado, desde luego seguro que en tu caso el gran sentido del humor ha influido mucho en esa recuperación. Besos.
ResponderEliminarMe alegro de que estés en casa ya.
ResponderEliminarUn abrazo y sigue con ese buen humor. :)
Buenaas!
ResponderEliminaraiss gracias por compartir la experiencia, me alegra saber que ya estás en casa :) Mucho ánimo! <3
Eres muy grande...si todos vieran la vida como tu seria otro cantar...Cuidate
ResponderEliminarAy, Pedro, esto te da para una novela, te lo digo yo. Me encanta tu sentido del humor, incluso en las circunstancias más difíciles. Me alegro muchísimo de que ya estés en casa. Un abrazo grande.
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