Miénteme, te creeré
Anne-Laure Bondoux y Jean-Claude Mourlevat
FICHA
TÉCNICA
Título: Miénteme,
te creeré
Autor: Anne-Laure
Bondoux y Jean-Claude Mourlevat
Traducción: Rosa Alapont
Editorial: Espasa, 2017
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 316
ANNE-LAURE BONDOUX y JEAN-CLAUDE MOURLEVAT
Esto es lo que la editorial nos cuenta
de sus autores:
Anne-Laure
Bondoux
y Jean Claude Mourlevat son amigos y
escritores de novela infantil y juvenil. Muy conocidos en su Francia natal, en
la que han recibido multitud de premios; sus obras han sido traducidas en
varios países.
Miénteme, te
creeré es
su primera novela para adultos, que además han escrito a cuatro manos de una
manera curiosa, ya que arrancó de forma espontánea por parte del autor al
mandarle un primer correo electrónico a la autora.
Convertida en un fenómeno del boca
oreja, Miénteme, te creeré lleva vendidos
más de 20.000 ejemplares y está en vías de publicación en más de 15 países.
ARGUMENTO de MIÉNTEME, TE CREERÉ
Pierre-Marie es un escritor de éxito en
pleno bloqueo creativo. Una serie de sucesos en su vida personal le han llevado
a la incapacidad de escribir una sola línea para su nueva novela.
Recibe en su casa un paquete enviado por
una ferviente admiradora. Un paquete que sospecha que es un manuscrito para que
lo lea, algo a lo que se niega, por lo que al encontrar la dirección del correo
electrónico de Adeline Parmelan, la autora de dicho envío, decide escribirle un
correo para solicitarle su dirección de correo y devolverle dicho paquete.
No lo sabe, pero es el comienzo de una
intensa relación postal entre ambos.
MIÉNTEME,
TECREERÉ
Miénteme, te creeré es lo que se
llama una novela epistolar, formada por las cartas que se escriben Pierre-Marie
y Adeline. Lo que ocurre es que los tiempos han cambiado y dichos correos son
electrónicos. Algo que no es novedoso, pues ya lo llevó a cabo Daniel Glattauer en su novela Contra el viento del norte.
Sin embargo, hay notables diferencias
entre ambas novelas, donde la fuerza de la intriga venía movida por si ambos
personajes querrían conocerse en vivo. Además, ya partimos de una diferencia
muy marcada, porque si bien para Pierre-Marie, Adeline es una persona
completamente desconocida, él es un personaje público, del que pueden conocerse
muchos datos con un simple click de ratón en el ordenador, no en vano es un escritor
muy famoso. Ella por conocer, conoce hasta su aspecto físico por las fotos que
de él aparecen en la red.
Pero pese a que el método empleado sea
el correo electrónico, estamos ante un clásico ejemplo de correo epistolar,
porque lo que hay entre ellos no es un chateo electrónico de mensajes breves y más
o menos urgentes, una conversación vía correo electrónico, Al contrario, lo
suyo son largas cartas, respuestas meditadas a las cuestiones planteadas por la
otra parte, hasta el punto que como dice él, en un momento dado sus correos
tienen más extensión que la novela más larga que él ha publicado.
No descuida además él su vocabulario ni
su lenguaje, por algo es escritor, pero se permite en cambio dar rienda suelta
a sus sentimientos y a sus pensamientos, de ahí que a lo largo de sus cartas
vayan quedando cabos sueltos en sus conversaciones, esos “pollitos sueltos” de
los que hablan y que en un momento dado retoman o no. Es evidentemente una
liberación para él, necesitado de escribir pero bloqueado por los sucesos de su
propia vida que iremos conociendo a lo largo de los correos.
«Cuando escribo una novela, me esfuerzo por darle coherencia, estructura. Aquí, por el contrario, puedo pasearme según mi humor y el tuyo, puedo perder a mis pollitos por el camino y recuperarlos la vez siguiente, o no». (Página 48)
El título original, nada tiene (para variar)
con el que han puesto en España: Et je danse, aussi (y yo bailo también). Pero por una vez,
y sin que sirva de precedente, me parece mucho más acertado, pues ya desde los
primeros correos surge entre ambos la necesidad de buscar motivaciones para
vivir, para creer que la vida es bella. De ahí surge el título de la novela:
«Voy a ponerte a prueba ahora mismo con el reto siguiente: dame diez buenas razones para creer que la vida es bella. ¡No, espera, soy injusta! Dame únicamente nueve buenas razones, puesto que la primera la tengo de sobra: ser tu amiga, y tener la suerte de leer tus mensajes. (…) Si no encuentras nueve buenas razones, invéntatelas. Miénteme, te creeré». (Página 36)
Pese a que la mayor parte de la novela
sean los correos entre ambos, no son los únicos que existen en la misma, pues
también aparecen, para darle mayor fuerza al relato principal, los corros que
Pierre-Marie intercambian con Max Vallardier y Josy Vallardier, un matrimonio
con el que le une una vieja amistad, con Lisbeth P Destivel, una amiga de Josy
que quiere dramatizar una de sus novelas y hacer una obra de teatro con ella o
con Oliver Vanderweert, que es su editor.
A través de los correos iremos
conociendo la personalidad de ambos personajes, que poco a poco van poniendo al
desnudo no sólo lo que es su vida, sino sus sentimientos y deseos más
personales:
«Pierre-Marie Sotto, hombre VIVO, divertido, sorprendente, amante de los traseros femeninos y de Cervantes, exmuchacho tímido y, sin embargo, jefe de tribu dinámica y políglota, viajero, contemplativo, solitario y perdonavidas de los puntos suspensivos, sexagenario reciente. (…) ¡Es ese Pierre-Marie repleto de contradicciones, debilidades, miedos, talento, humor y humanidad el que me interesa!» (Página 122)
Inevitablemente la profesión de
Pierre-Marie termina impregnando toda su correspondencia y la literatura y sus
opiniones sobre la misma terminan surgiendo:
«La literatura no es sino mentira, bueno, invención que viene a ser lo mismo, siendo la invención una mentira confesada por anticipado». (Página 157)
Conversaciones sobre dónde debe estar el
origen de la escritura:
«Tal vez sea una ingenua, pero me parece que la escritura exige cierta humildad y que los escritores se ven siempre instigados a confesar sus debilidades, sus fallos, sus heridas. La materia prima de la escritura debe proceder de ahí, ¿no? De esos agujeros del alma por donde rezuman nuestros sufrimientos». (Página 50)
Algunas muy curiosas, desmitificando la
importancia del papel y la pluma a la hora de escribir.
«Soy de ordenador cien por cien. La gente se sorprende: la sensualidad del papel, el rasgueo de la pluma, el olor, etcétera. ¡Chorradas! La sensualidad está en las palabras, en la historia y en cuanto se invierte en ella». (Página 118)
O sus comentarios sobre las críticas
literarias, incluyendo una expresión que reconozco haber empleado en alguna
ocasión yo mismo:
«Recuerdo una velada en tu casa en que nos divertimos de lo lindo leyendo los pusilánimes artículos de los críticos literarios, ¿te acuerdas? Entre el catálogo de expresiones hueras, hubo una que te crispó especialmente, algo así como “este libro no dejará indiferente al lector”». (Página 184)
Según pasan los días, las conversaciones
entre ellos se van haciendo cada vez más íntimas y más necesarias para ambos:
«Echo de menos tu voz. Sí, sé muy bien que nunca he oído tu voz, como tampoco he vito tu rostro. Cuando digo tu voz.me refiero a tu manera de hablarme. Y también a tu manera de hacerme hablar, de que me entren ganas de hablarte». (Página 231)
Unas conversaciones en las que además, y
eso es muy de agradecer como lector, tienen mucho sentido del humor. Vaya un
ejemplo de lo comentado
«Me derrumbé en el sofá, donde he dormido en postura fetal hasta el primer canto del ave autóctona parisina, a saber, el automovilista impaciente (Gilipollardus vehiculatus) tocando su famoso claxon en el bulevar». (Página 278)
Evidentemente, para facilitar el desarrollo de la novela, ambos protagonistas, aunque viven en Francia, están separados por muchos kilómetros, para que su encuentro no sea tan fácil.
IMPRESIÓN
PERSONAL
No es Miénteme, te creeré una novela
romántica, que nos cuente la historia de dos personas que se enamoran a través
de sus cartas (porque más que de correos, en realidad se trata de cartas, por
más que sean enviadas por correo electrónico). Lo cual no quiere decir que el
amor no esté presente en la vida de los protagonistas, como vamos conociendo a
medida que ponen al descubierto sus sentimientos.
En realidad, se trata de la historia de
dos seres solitarios que comparten sus sentimientos a través de las cartas. Y
lo hacen con muy buena escritura. Él porque es escritor, a ella porque se le da
muy bien eso de escribir (de hecho Pierre comenta lo exquisitas que son sus
cartas y que muy bien podría ganarse la vida escribiendo).
Y como quien no quiere la cosa, nos
vamos enterando de la vida pasada de Pierre-Marie y de los secretos que guarda
en su interior.
Una intriga muy sutil, pero que hacen
que en ningún momento la novela decaiga en interés. Por todo ello, su lectura
es deliciosa, porque los sentimientos humanos están muy bien reflejados en toda
la novela. Una novela en la que con muy pocos personajes, los autores levantan
una ficción muy verosímil. Señal inequívoca del acierto en la descripción y el
trato que le da a estos personajes.
Una novela que me ha gustado mucho y que
por tanto os recomiendo.
VALORACIÓN: 9/10
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No me importaría leerla,me encantan las novelas de corte epistolar. Me la llevo.
ResponderEliminarBesos
¡Hola Pedro!
ResponderEliminarNo tiene mala pinta, la verdad es que a veces me quejo de ciertos libros y luego acabo leyéndolos igualmente, así que...anotado queda.
Un besito.
Yolanda.
Me la apunto, tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarEl género epistolar suele gustarme. Y parece que aquí nos encontramos con dos buenos personajes. No me importaría leer este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!